La cosecha de cereza en el oasis Norte ya está promediando, mientras que en el Valle de Uco recién comienza. Después de que la 2023 fuera la mejor temporada de los últimos cinco años, los productores consideran que esta podría estar en niveles similares. Sin embargo, el cuaje abundante está provocando que en ciertas fincas los calibres sean algo más pequeños.
Diego Aguilar, presidente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, comentó que ésta también perfila como una muy buena campaña, ya que no ha habido mayores accidentes climáticos, con la excepción de algún episodio de granizo leve en algunos cultivos, pero por sectores.
Detalló que ha sido un muy buen invierno, con lo que el cuaje ha sido generoso y, en ciertos casos, hasta excesivo, lo que ha causado que el tamaño de los frutos sea un poco menor a lo esperado, lo que representa un inconveniente. Como contraparte positiva, la cosecha se ha anticipado unos días con respecto al año pasado y la sanidad de la cereza es muy buena. “Todo está por verse, pero por ahora pinta muy bien”, mencionó el productor, que sabe que en su línea de trabajo no hay que dar nada por sentado.
Nicolás Güizzo, de la empresa familiar Güizzo Frutas Frescas S.A, coincidió en que la temporada ha arrancado muy bien, porque tuvieron un invierno con suficiente cantidad de horas de frío, seguido de una primavera más cálida de lo habitual, que hizo que el porcentaje de cuaje haya sido alto. Es que el calor favoreció el vuelo de las abejas, que polinizan las flores. En su caso, tuvieron que ralear las plantas para dejar la carga adecuada, que les permita alcanzar el tamaño adecuado para responder a la demanda del mercado.
El productor sumó que, por ahora, el tiempo los viene acompañando y la cosecha se desarrolla con normalidad. También celebró que no haya llovido, excepto al principio, pero sin ser una lluvia importante, lo que permitió que la calidad sea muy buena. En cuanto a kilos, calculó que tendrán un 20% más que el año pasado, tanto en su finca en Carrodilla (Luján) como en El Peral (Tupungato), ya que en 2023 algunas variedades tuvieron reducciones por temas climáticos.
Cosecha adelantada
El adelantamiento de la cosecha permite llegar antes tanto al mercado interno como a los externos, con mejores precios por ser primicia. Aguilar explicó que después viene la etapa de más volumen para Mendoza y de recolección de la cereza de variedad Lapins, que permite llegar a China entre el 15 y el 20 de enero, para el Año Nuevo en ese país, que en 2025 también se adelanta un poco, al 29 de enero.
Entre los principales mercados externos para la cereza argentina están Estados Unidos, China e Inglaterra, pero el gigante asiático va ganando cada vez más importancia, mencionó.
Sin embargo, el mercado doméstico es importante, ya que existe una tradición de comer cereza, que es la primera fruta que aparece cada temporada y por la que los consumidores están dispuestos a pagar valores interesantes. Además, sumó Aguilar, Buenos Aires es un núcleo con más de 20 millones de habitantes, que incentiva que haya quienes sólo trabajen para el consumidor argentino; en particular en épocas de atraso cambiario.
Por otra parte, también se destina fruta a la industria, lo que en ciertos años ha salvado a muchos productores, que tenían calibres chicos y no pudieron ubicar la cereza en el exterior ni en Argentina.
Inversiones
Una de las claves que ha permitido al sector de la cereza ir ganando rentabilidad y creciendo en superficie cultivada es la inversión. Nicolás Güizzo detalló que están enfocados en ir incorporando nueva tecnología a la que ya tienen, como riego subarbóreo (para el combate de las heladas) y el uso de cobertores para la lluvia, para evitar el rajado o “cracking” de la cereza.
Se trata, explicó, de techos plásticos que dejan pasar la luz solar y producen un adelantamiento de la cosecha, ya que, si bien no son cerrados, ayudan a elevar un par de grados la temperatura. Aclaró que los despliegan sólo después del cuaje y hasta la recolección de la fruta, mientas que, el resto del año, tienen tela antigranizo (que queda por encima del cobertor).
Por otra parte, están erradicando ciruelos y plantando más cerezos, porque se trata de un cultivo más rentable, además de sumar hectáreas al cultivo existente. Con 50 años de experiencia en el trabajo de este frutal, Güizzo menciona que su padre siempre tuvo en claro que debía dedicarse a las variedades tempranas, para ser los primeros en llegar al mercado. Pero que, con el paso del tiempo, ha ido evolucionando la parte genética y la tecnología, lo que no sólo incrementó la rentabilidad, sino, sobre todo, asegura una determinada producción.
Esto, precisó, es relevante para el productor, pero también para los clientes (en especial, los del exterior), a quienes se les puede asegurar que se cuenta con protección contra heladas, lluvia y granizo, de manera que puedan tener confianza para avanzar en programas de importación de largo plazo. Y esto cobra relevancia en el caso de la cereza, porque es un producto de ciclo muy corto -apenas 60 días desde la floración y hasta la cosecha-, lo que no deja margen para ir a buscar otro proveedor.
En cuanto a cómo han ido avanzando en estas mejoras, indicó que estos años no ha habido muchas oportunidades desde el punto de vista crediticio y las tasas no estuvieron en los niveles deseables, pero siempre se han apoyado en las herramientas financieras existentes. Esto, para poder garantizar una producción de calidad.
Güizzo consideró que, a partir de que se vislumbran condiciones macroeconómicas más estables y previsibles, los productores pueden “y deben” pensar en nuevos proyectos. En el caso de su empresa, se han asociado con gente en Jujuy y plantaron cerezos hace un par de años. En esa provincia no se produce la fruta, pero la idea es buscar nuevas zonas de producción y decidieron realizar esta prueba piloto.
Expresó que ya tuvieron su primera cosecha este año, el 24 de septiembre, que es una fecha excepcional, pero aclaró que se trata de un ensayo y deben esperar a que la producción se consolide en el tiempo, además de ajustar ciertas cuestiones técnicas, porque la zona tiene menor cantidad de horas de frío.
Aguilar, por su parte, comentó que en Río Alara SA han implementado un sistema de control de heladas con agua en algunos lotes porque en años anteriores tuvieron pérdidas por las bajas temperaturas tardías. Si bien tienen una extensión acotada, porque demanda un uso elevado de este recurso escaso, se enfocaron en los sectores más productivos, que tienen un mejor retorno de precios.
También están intentando innovar con variedades nuevas, donde creen que estará el negocio. Detalló que los genetistas han desarrollado algunas con bajo requerimiento de horas de frío, ya que cuesta que las plantas acumulen el suficiente durante el invierno. Sin embargo, los mercados tradicionales todavía no reconocen estas otras cerezas y prefieren las Santina, Lapins, Regina y Bing.
Como presidente de la cámara, Aguilar se mostró optimista y consideró que vienen años buenos para la cereza, porque los productores están apuntando a la oportunidad de sacar fruta temprana y hay quienes están interesados en aumentar la superficie de cultivo, productores de otros sectores que quieren reconvertirse a esta fruta e, incluso, inversores externos que han puesto la mira en esta producción. De ahí que avizore un crecimiento de la cantidad de hectáreas y, espera, con un adelantamiento de la cosecha, ya sea por la mejora de las variedades existentes o la implementación de nuevas.
Pero también señaló que se debe trabajar en el aspecto fitosanitario para lograr que toda la provincia sea declarada libre de mosca de la fruta. Esto, porque el oasis norte, que es el de la cereza más temprana, aún no logra ese estatus y para enviar el producto a China es necesario el tratamiento de frío en tránsito, en barco, con lo que llega en la semana 50, cuando los mejores precios -de hasta US$ 20 el kilo- se obtienen en la 43 o 44. En cambio el Valle de Uco, que tiene una demora de un par de semanas en la recolección, puede salir en avión.
Profesionalismo y rentabilidad
Facundo Quirós, gerente de la Cámara de Cerezas de Mendoza, plantea que la cereza ha probado ser un cultivo muy rentable, mucho más que cualquier otro producto frutícola, pero para aquellos productores que implementan el paquete varietal y tecnológico que les permite responder a la demanda del mercado. En este sentido, resaltó que está sucediendo algo similar a lo que ya pasó con la vid, que se fue reconvirtiendo con foco en el profesionalismo.
Además de la trayectoria que ya tiene el sector en la provincia, con empresas familiares de más de 50 años, Quirós destaca la ventaja comparativa de Mendoza, de salir con la fruta más temprana del país e, incluso, de Sudamérica. Explica que se asocia a las condiciones agroclimáticas, clima y suelo, que permiten obtener el producto los primeros días de noviembre y, en ciertos casos, en octubre, en la zona Norte.
Estas condiciones benéficas deben ser acompañadas con la elección de las variedades propicias para las diferentes zonas -Norte, Este y Valle de Uco- y la implementación de herramientas tecnológicas que posibiliten llegar a un mercado “limpio”, sin fruta, y obtener mejores precios.
En esto, indica Quirós, se compite con Chile, en particular con la región de Ovalle (cerca de La Serena), donde los productores necesitan realizar una inversión superior para obtener cerezas tempranas de la que deben hacer sus pares mendocinos, que tienen mejores condiciones productivas, particularmente, acceso al agua.
El gerente de la entidad que agrupa al 90% de los productores de cereza en la provincia comentó que se trabaja en conjunto con el Gobierno provincial y que se ha logrado una excelente articulación, porque tanto el ministro de Producción, Rodolfo Vargas Arizu, como el secretario de Agricultura, Alfredo Draque, son productores.
La cámara ha elaborado un plan estratégico que la Provincia está acompañando con aportes no reembolsables (ANR) y financiamiento blando. Los primeros días de diciembre, un ingeniero agrónomo chileno, de Ovalle, visitará Mendoza para brindar asesoramiento e intentar estandarizar el piso de producción de la cereza; actividad que se pudo organizar por el aporte del Ejecutivo y de los socios de la entidad.
El objetivo es tener mediciones, poder elaborar pronósticos y, con esa información, acudir al Gobierno y a la banca privada a solicitar herramientas de financiamiento, pero sabiendo lo que hay que hacer, con la guía de profesionales que han probado que tienen ese conocimiento. Para entenderlo, Chile es el principal exportador del mundo y, mientras en Argentina hay unas 2.200 hectáreas cultivadas con cereza, al otro lado de la cordillera alcanzan las 63 mil.
Plan estratégico
Quirós expresó que el plan estratégico de la Cámara de Cerezas de Mendoza apunta a que Mendoza aumente su superficie con esta fruta, de modo ordenado y con variedades que tiendan a ser más tempranas, como también con un paquete tecnológico que proteja el cultivo, para poder garantizar un determinado volumen productivo cada año y para promover el adelantamiento de la cosecha. Subrayó que, en un contexto de cambio climático, sin la implementación de la tecnología adecuada, no se pueden mantener estándares de calidad.
En cuanto a la rentabilidad, un estudio del IDR (Instituto de Desarrollo Rural) arrojó que la unidad económica mínima para cerezas es de 5 hectáreas, un tamaño pequeño en comparación con el requerido para otros cultivos. El gerente de la entidad aclaró que, como en cualquier sector, hay productores que no tiene buenos resultados y apenas alcanzan un retorno de US$ 3,5 por kilo, pero otros llegan a los US$ 8.
Esto, por la elección de variedades, la compra de material vegetal certificado en viveros, apto para la zona productiva en donde se encuentra el cultivo. Pero también por la tecnificación del riego, la utilización de agroquímicos adecuados, la protección contra la lluvia, el granizo y los vientos. Destacó que estas inversiones se pueden hacer en forma escalonada, pero es importante hacerlas para asegurar ese retorno y, de hecho, varios productores las están realizando.
Resaltó que, más allá del volumen, lo importante es focalizarse en la calidad y en el tamaño de la fruta, para que tenga unos 28 milímetros en promedio. “El de la cereza es un sector pujante, que está siendo visto como modelo”, comentó y agregó que se observa una reconversión por parte de quienes producen vid u otras frutas de carozo. Pero señaló que es fundamental tener un buen asesoramiento, para obtener la fruta cuando el mercado está limpio. “El productor puede tener buena rentabilidad si hace las cosas bien”, concluyó.