De las bondades que ofrece la Pampa Húmeda para la ganadería, Andrés Selva pasó al terreno semiárido de los campos mendocinos. El ganadero montó un emprendimiento para recría y está listo para continuar con el eslabón siguiente en la cadena, el engorde, siempre y cuando la economía del país acompañe.
“Hasta hace un mes, hacer un kilo de animal gordo costaba $380, más o menos, y se vendía en $320, $330. Hoy la historia cambió un poquito”, afirmó Selva.
La implementación del rolado le dio vida a las 2.000 hectáreas que hoy conforman el establecimiento Las Cachorras, a la altura del kilómetro 772 en la ruta nacional 188, en el distrito alvearense de Bowen. Donó seis hectáreas para la instalación de las piletas que abastecen el acueducto ganadero (Bowen-Canalejas) y no duda en asegurar los cambios que introdujo en los rodeos el disponer de agua de mejor calidad.
Selva, oriundo de Pergamino en Buenos Aires, se instaló definitivamente en General Alvear hace 10 años y está decidido a avanzar. La inversión que viene es el cultivo del alimento que consumen los animales. Prevé limpiar 50 hectáreas, instalar pivotes centrales y sembrar maíz.
De la realidad de los campos en Buenos Aires al secano de Mendoza ¿por qué?
Arrancamos en 2007 a venir a este lado con mi tío (Alberto) a buscar hacienda. Él me enseñó todo lo que hoy sé de ganadería, fue como mi profesor, digamos.
¿Cómo fue la transición de aquella zona a esta?
No es lo mismo más que nada por el tema del clima, lo que cambia todo es el régimen de agua. Al no haber lluvia, ahí está el problema, pero bueno, la estadística dice que uno viene acá a encontrarse con que no hay agua de lluvia entonces uno viene preparado para eso.
En 2013 compramos el campo y hubo que hacer mucho trabajo. Era todo monte, por eso se armó el rolo y se le hizo rolado a todo el campo. Eso nos permitió aumentar la carga de animales.
¿A que se dedican concretamente?
Básicamente nos dedicamos a la recría. Compramos terneros chiquitos y los recriamos y tenemos todo armado para poder hacer lo que sería el engorde, terminar el animal, pero si bien ahora en estos últimos meses cambió un poquito, no estaban cerrando los números para hacer engorde. Por ahora nos quedamos con el tema de la recría y con la idea de en un futuro poder hacer el ciclo completo.
Ya que tienen campos en Buenos Aires, ¿llevan a engordar allá?
Hoy se da una situación particular que no se había dado hace mucho, el precio del ternero no da margen a poder hacer mucho movimiento. No nos da como para llevar de acá para allá, por eso la idea es poder darle valor agregado a la hacienda en esta parte con el engorde.
¿Cuál es la inversión para completar el ciclo?
La inversión más fuerte ya fue hecha. Se hicieron tres corrales que serán para más o menos 150 terneros para engordar cada uno. Se compró el mixer, tenemos el tractor, el pinche para los rollos, se hicieron todos los comederos, entre otras cosas, la inversión más grande se hizo, faltaría que cambie un poquito el tema económico, que favorezca el número de venta.
La otra inversión grande que tenemos planeada es limpiar 50 hectáreas en una primera etapa, poder poner un pivote y poder producir nuestro propio maíz, que ahí sería como una ayuda grande.
¿Por qué no cierra el negocio del engorde si tienen todo listo para hacerlo?
Por la sequía en este momento hay sobre oferta de invernada, entonces el precio baja. Hasta hace un mes hacer un kilo de animal gordo salía $380, más o menos, y se estaba vendiendo en $320, $330, o sea que los feedloteros estaban perdiendo entre $40, $50 y $60 por kilo de animal de venta. Hoy cambió un poquito la historia, los feedloteros están llenando los corrales. Compran a $450 y el gordo se está vendiendo en $500, $520, ahí cambia un poquito la ecuación.
La gente que no es del rubro, no conoce y no sabe que para que un ternero llegue a gordo demanda entre 24 y 36 meses aproximadamente, y con toda la inversión que eso conlleva. Por ahí dicen “Ya no me puedo comprar un kilo de asado como me compraba el año pasado”, pero la realidad termina siendo otra.
Muchas veces no se tiene en cuenta lo que implica fabricar un kilo de carne, cuánto le cuesta al productor. Por ahí todo todos andamos con un teléfono en el bolsillo que se hace en 20 minutos y cuesta $150.000 pero nadie toma en cuenta lo que cuesta en dinero y tiempo hacer un kilo de carne.
¿Qué cambios notaste a partir del funcionamiento del acueducto?
En este campo el agua no era tan mala, pero era salada y hoy el cambio que vemos en los animales es impresionante. Están mucho más tranquilos, bajan todos los días a tomar agua, cosa que antes no pasaba. Y más para el este (límite con San Luis) es peor el agua, es más salada y con gente amiga veíamos los pájaros que bajaban al tanque a tomar agua y después caían muertos por lo mala que es el agua.
El acueducto ganadero ha cambiado la realidad por completo, para mejor. Por eso nosotros apostamos a esta zona y creemos que hay mucho potencial.
¿Que necesitan del gobierno para que avance la actividad?
En el sector agropecuario, toda la inversión que se haga siempre es a largo plazo y lo más probable es que desde que se empieza a hacer una inversión y más cuando es de cero, pasa de un gobierno a otro. Desde que estamos acá (General Alvear), pasamos casi tres cambios de gobierno y el problema es que viene uno, hace una política y cuando viene el otro cambia todo.
Son dos pasos para adelante y dos pasos para atrás. Lo ideal sería que haya una proyección a largo plazo, poder proyectar y poder organizarse con la inversión, con lo que uno va a hacer. Eso es lo que necesitamos.