Con la temporada del ajo en marcha, con la cosecha en curso y las primeras exportaciones a la vuelta de la esquina, el sector ajero de la mano del INTA concretó el pasado viernes, un nueva Jornada de Campo, la cual se realiza todos los años para conocer las principales novedades que el instituto ofrece a los productores.
Durante la jornada, productores y empacadores de ajo pudieron conocer los mejoramientos y nuevas variedades e los que se han enfocado las investigaciones del INTA, así como ensayos comparativos de rendimientos, la multiplicación de variedades y ensayos de fertilización, de control de nematodos y podredumbre blanca, y de riego. Además, IDR brindó una charla sobre superficies implantadas y los especialistas hablaron de la conservación del diente pelado.
“Es importante para nosotros para discutir sobre los trabajos actuales y los futuros trabajos que requiere el sector. Se genera un feedback importante para ajustar nuestro trabajo”, sostuvo Aldo López, investigador de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA La Consulta.
En este contexto, el experto con décadas de experiencia en el ajo habló con Fincas acerca de su labor en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, los requerimientos del mercado internacional del ajo, el cultivo orgánico y más.
- ¿Por dónde pasan hoy las investigaciones que realizan en el ajo?
- El foco está puesto en el desarrollo de nuevas variedades. Es un proceso que requiere de varios años y son planes de trabajo que siguen hacia delante buscando variedades que tengan características mejores a las que tenemos hoy en día.Por supuesto, buscamos mejorar el rendimiento, la conservación, el punto de cosecha, y todo lo que se pueda mejorar respecto a las ya inscriptas.
Sin dudas, además del mejoramiento genético, también trabajamos sobre dos ejes centrales: el esclerotos, que es un hongo de suelo que mundialmente afecta al ajo y en el futuro puede afectar la producción si no se le encuentra una solución a este hongo; y la disponibilidad hídrica, que es una problemática que atraviesa a todos los sectores.
- La mayoría del ajo mendocino está destinado a la exportación, ¿cuáles son los requerimientos que tiene el mercado?
- Para poder conservar y ampliar nuestros mercados, tenemos que siempre mejorar la calidad. No solo desde el punto de vista estético, sino en todo lo que se refiere a la inocuidad de los productos que estamos vendiendo, así como las buenas prácticas para asegurarle al consumidor que estamos brindando un producto sano.
Inclusive, hoy en día en Brasil, que es uno de los mercados relativamente poco exigentes, cada vez está levantando más su estándar de calidad, con lo cual, desde INTA, no nos queda mucha solución, sino simplemente atender los requerimientos, ya que es lo que nos hace diferenciarnos de los otros competidores del mundo. Eso hace que nos afiancemos en los mercados tradicionales y nos permite ampliar nuestras posibilidades.
Por ejemplo, en Brasil prefieren las variedades que llevan color, como los morados o colorados, mientras que en Estados Unidos, España o el sudeste asiático llevan variedades blancas. Es por eso que tenemos que tener una diversificación de oferta y de productos para satisfacerlos a todos.
- Al arrancar la temporada, uno de los problemas era el faltante de insumos importados. ¿Cómo se solucionaron estos inconvenientes?
- Hasta el momento, no tenemos ningún producto que no se haya podido reemplazar. Para todos los insumos se han encontrado sustitutos. Los problemas se han solucionado, pero con un aumento de costos. Esto va a tener consecuencias en el mercado, porque vamos a tener que ofrecer una caja con un costo mayor en dólares que en la temporada anterior.
A pesar de que el dólar se ha ido moviendo lentamente, el costo de producción y de los insumos en dólares es cada vez más alto. Para llegar a un punto de equilibrio y que los números cierren, terminamos ofreciendo el producto a un valor más elevado.
- ¿Qué tan extendido está el cultivo orgánico de ajo en Mendoza?
- Más que cultivo orgánico se da el uso de bioinsumos, que son productos que se hacen en base a algunos microorganismos que se aplican en el suelo o que ayudan al control de enfermedades. Sin duda son orgánicos, pero eso no implica que los productores hayan hecho la certificación.
La oferta de estos bioinsumos, tanto en la producción de ajo como en otros cultivos, es cada vez más importante. Desde el INTA, como organismo de investigación, tenemos que probarlos y estudiar si aportan algún beneficio para algún factor productivo, como mejores rendimientos, menos uso de agua o control de algún hongo.
Respecto al cultivo orgánico en sí, Mendoza y Argentina exportan ajo orgánico a un precio superior al cultivo tradicional, porque es un producto diferenciado. Sin embargo, si bien hay compradores que demandan ajo orgánico, los volúmenes son más chicos.
- ¿Cuál es el mayor desafío que tiene el cultivo de ajo en Mendoza?
- Argentina ha sido desde el año 60 exportador de ajo y seguimos exportando con algunos altibajos. Tenemos unas condiciones agroecológicas muy buenas para la producción, que es envidiable para el resto del mundo, muy parecidas a las de California y otros sectores muy limitados, ya que tenemos una baja propensión a plagas.
Es un cultivo que requiere mucha mano de obra, entonces, el desafío es bajar la necesidad de mano de obra. También tenemos que bajar el costo de producción por kilo y mejorar la calidad. Tenemos que buscar hacer productos que tengan cada vez mayor valor agregado, como puede ser el diente pelado u otra forma de industrialización que nos permita incrementar el valor del producto.
Sin dudas, Argentina puede seguir siendo el segundo o tercer país productor de ajo del mundo, como venimos peleando con España. Tiene todo para ser protagonista, siempre y cuando tengamos un producto de buena calidad y a un precio aceptable.
Perfil
Aldo López (58) es ingeniero agrónomo y desde hace alrededor de 30 años se especializa en el cultivo de ajo. Actualmente se desempeña como investigador en INTA La Consulta y es uno de los referentes nacionales e internacionales en la materia.