La temporada para los apicultores comienza en la primavera y termina con los primeros fríos, cuando se prepara a las colmenas para “la invernada”. Según explicó el productor Alberto García, delegado de la provincia de Mendoza en el Consejo Asesor Apícola (CAAM), la temporada que termina fue tan rara como la pandemia. Hubo meses muy buenos, en los que se superó el promedio de kilogramos por colmena, y otros no tanto.
Además, un cambio en los hábitos de consumo en Estados Unidos, en donde se comenzó a considerar la miel como el endulzante número 1 entre sus preferencias (estudio de la Junta Nacional de la Miel, o National Honey Board, a junio de 2020, publicado en noviembre del mismo año), generó un incremento en el precio del producto (se duplicó), sumado a una alta demanda que favoreció a los apicultores mendocinos, y argentinos en general.
Pero la preocupación actual es “cómo van a pasar las colmenas el invierno”. “El exceso de lluvia (de las últimas semanas) lavó las pocas flores que había en el campo, y la colmena comienza a comerse sus reservas, y eso hace que se dificulte el período de transición, o lo que llamamos invernada”, completo García.
-¿Qué sucedió esta temporada para los apicultores mendocinos?
Hemos tenido todos los matices este año. Hay lugares que han estado en 55 kilos, otros en 20 kilos y otros en 15 kilos; es una actividad heterogénea. Más de 50 kilos para Mendoza es una barbaridad, y se corresponde con los lugares en los que hubo lluvias.
Pero ya en marzo las lluvias importantes que se registraron con acumulación de 100 milímetros comenzaron a generar problemas. Este año superamos los 400 milímetros, cuando en Mendoza se esperan alrededor de 300 milímetros. No hemos podido ingresar a los campos en algunos lugares bajos en los que se hacen lagunas, y no podemos saber exactamente cómo están las colmenas. Como veníamos de una seca muy importante, el contraste es fuerte.
Nosotros tenemos un proyecto orgánico. Las colmenas están en los campos, no en los oasis, y hay que empezar a preparar las colmenas para el invierno. Se testea que tengan una buena reserva, se procede a la cura, y esa colmena queda hasta el próximo ciclo que se inicia con la primavera. Tenemos que ingresar al campo, hacer los testeos y las curas.
-¿En qué consiste que la producción local sea orgánica?
-Existe una legislación. Respetamos las normas de Estados Unidos, por las que básicamente el área de libación de una colmena debe estar al menos a 3.000 metros de un área de cultivo. No se puede usar azúcar común (sólo orgánica). Podemos usar pinturas de lino, nada convencional. Si un emprendimiento es orgánico (soja orgánica, por ejemplo, con destino Estados Unidos), existe compatibilidad con la producción apícola orgánica.
Ahora la provincia está trabajando en un mapeo apícola y un reempadronamiento que surge de un reclamo que hizo el Consejo Asesor Apícola en Malargüe porque la ley dice que la distancia entre los apiarios no puede ser inferior a 2,5 km, y es algo que se incumple. Para agosto esperamos también que ingrese mucho apicultor de La Pampa, porque ha aumentado el valor de la miel que el año pasado estaba en $ 130 (kilo al por mayor), y ha superado los $ 300.
Entonces, se está trabajando en un ordenamiento territorial que permita trabajar a todos.
-En cuanto a los precios internacionales, ¿qué balance puede hacer de la última temporada?
-Sucedió lo mismo. La tonelada estaba en 2.400 o 2.700 dólares para exportación, y ahora está en 3.400 y hay lotes de 4.100 dólares, y todo va a Estados Unidos.
Es una locura lo que generó la pandemia. En Estados Unidos, se hizo un estudio en el que se consultó a más de 2.000 norteamericanos qué endulzante preferían, y la miel pasó del quinto al primer lugar. Estamos viendo incumplimientos de contrato en otros mercados como Alemania o Japón por el aumento de la demanda del país del Norte.
-¿Cómo se comercializa la miel que se produce en Argentina?
-El 98% de lo que produce Argentina tiene como destino el mercado exterior. También se dio este fenómeno de consumir miel. Se ha incrementado mucho, pero los fraccionadores locales se encuentran con que los productores venden directamente a los acopiadores, y no están dejando miel para el mercado interno porque es muy alto el valor.
Con el envasado, la etiqueta y el precio de la materia prima, el consumidor final se va a encontrar en góndola con un producto que está superando los $ 500 por kilo.
-¿Cómo trabajan los productores para aprovechar temporadas de buenos precios como la actual?
-Está próxima a salir la cooperativa provincial. Se hizo la presentación ante la Dirección de Cooperativas, y para fines del próximo mes podría salir. El Gobierno colaboró en que se hiciera de forma rápida y eficiente.
Nos va a permitir hacer compras conjuntas. Usamos mucho el azúcar, y podremos comprar en grupo en los ingenios de Tucumán; comprar cera estampada, tambores vacíos. Algo importante será alcanzar entre todos un lote interesante, más de 50 tambores (un tambor tiene alrededor de 300 kg de capacidad, o 200 litros porque la miel es muy densa), por ejemplo, que permitirá obtener mejores precios frente a los acopiadores.