Ajo: esperan que la superficie cultivada se mantenga

Registros del sector dan cuenta de que se podría tratar de una temporada similar a la anterior. Preocupación por la gran cosecha en Brasil. Además, aseguran que el alza de precios complicó el final de ciclo.

Ajo: esperan que la superficie cultivada se mantenga
El fuerte crecimiento del cultivo de ajo en Brasil complica las exportaciones mendocinas a ese destino

Para esta próxima temporada, el sector ajero anticipa que habrá una buena producción en volumen, pero también que es posible que la calidad -en ciertos casos- no sea tan favorable, por las dificultades económicas, que se traducen en que algunos productores no han podido realizar las labores necesarias, y por la complicación para acceder a insumos importados. Además, Brasil, el principal mercado del ajo mendocino, ha tenido una cosecha abundante, con lo que esperan que la competencia se agudice.

Mario Lucoski, productor, empacador y exportador de ajo, comentó que la temporada pasada los afectaron las lluvias, lo que hizo que el producto, en algunas fincas, no fuera de buena calidad y que una parte no se vendiera, por lo que fue usada como semilla para la actual. Por eso, anticipa que habrá un aumento de producción. Sin embargo, como muchos productores no han podido comprar fertilizantes ni otros químicos, estimó que va a haber, nuevamente, un cierto porcentaje que no alcance ciertos estándares.

Es que, al estar frenadas las importaciones, tienen inconvenientes para acceder a insumos para el ajo, como fertilizantes y agroquímicos, pero también a otros elementos necesarios para la producción, como repuestos y cubiertas para los vehículos. Por otra parte, Lucoski indicó que, por la escasez, algunos productos han tenido incrementos importantes. Así, señaló que los caños plásticos para riego y algunos agroquímicos han tenido una suba del 200% en dólares.

En un sentido similar, Aldo López, de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA La Consulta, señaló que los productores empezaron a sembrar ajo morado (en marzo), con expectativas de tener buenos resultados, pero durante el ciclo de cultivo sufrieron un incremento sustancial en los costos, sobre todo de insumos. Así, habían calculado que iban a poder trabajar una determinada cantidad de hectáreas similar a las del año pasado, pero en 2022 les va a costar mucho más y es probable que terminen muy ajustados, sobre todo los pequeños y medianos.

El especialista en ajo indicó que, si a principios de año, una bolsa de fertilizantes rondaba los $4 mil a $5 mil, ahora no se consigue por menos de $9 mil. Esto implica que a los productores les va a costar llegar al momento de la cosecha que, además, es una de las etapas que demanda mayor inversión, por la mano de obra. Y estimó que algunos podrían haber restringido el uso de algunos insumos.

De todos modos, resaltó que hay buenos cultivos y que la calidad dependerá, en gran medida, de las condiciones del tiempo cuando llegue el momento de la cosecha. Esto, porque si llueve y no se ha implementado algún sistema para evitar que se moje, es de esperar que algunos ajos se manchen y tengan un valor mínimo, y el precio de los otros, que estén en buenas condiciones, trepe.

Guillermo San Martín, gerente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), coincidió en que el año pasado una buena parte del ajo no salió a los mercados –calculan que entre el 15% y el 20% de lo que se cosechó no se pudo vender- y creen que se ha utilizado para semillas, por lo que consideran que no habrá una baja significativa en la cantidad de hectáreas cultivadas.

Más bien, anticipan que la superficie se mantendrá relativamente estable, en torno a las 13 mil hectáreas de los últimos años. De todos modos, resaltó que aún no tienen la estimación que confirme esto y que están esperando los datos del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), que se presentarán en unos 15 días.

Y si bien aclaró que la realidad productiva de los socios de la cámara es distinta a la del productor común, porque trabajan con mayor planificación y esto les permite contar con un cierto stock de insumos, reconoció que el resto se ve obligado a recurrir a otro tipo de productos, que no son los adecuados, y que lo mismo sucede con elementos diversos, como los materiales para el riego por goteo.

Este tipo de productor, indicó, es el que más probabilidades tiene de quedar fuera del mercado y lo que suele suceder es que se dedica a otro cultivo en la siguiente temporada, como papa o tomate.

Brasil complicado

En cuanto a las perspectivas de ventas para el 2023 –la cosecha comienza el mes próximo en la provincia, pero las exportaciones recién en diciembre o enero-, San Martín planteó que los mercados externos están bastante fríos y que el brasilero se cargó con la producción local, por lo que el panorama no es tan alentador. Esto, porque se viene perdiendo participación en Brasil y, por otra parte, los productores de ese país están obteniendo ajo de muy buena calidad, por lo que es importante que las exportaciones mendocinas también alcancen esos estándares, para evitar que la pérdida se profundice.

De hecho, San Martín indicó que el mercado brasilero está teniendo una evolución similar a la que tuvo el europeo, ya que está demandando productos de calidad, porque el consumidor está aprendiendo sobre el ajo y se va volviendo cada vez más exigente. Y esto viene sucediendo de modo acelerado en los últimos cinco años. De ahí que, para no quedarse fuera de ese mercado, los productores locales deberán, como mínimo, tener trazabilidad y cierto orden en el ámbito laboral.

Lucoski, quien se dedica a la actividad en el Valle de Uco, compartió la inquietud por el hecho de que Brasil aumentó su producción y es el principal comprador del ajo argentino. “Estamos por iniciar una temporada que es preocupante”, lanzó. Y sumó que el mercado interno es muy limitado y más del 90% de lo que se produce en la provincia, se exporta. Además, el consumidor local sólo elige el ajo seleccionado, por lo que el de baja calidad va a la industria, para elaborar pasta o desecado.

Como contraparte, San Martín consideró que los mercados del hemisferio norte –Estados Unidos y la Unión Europea- podrían ponerse interesantes, ya que se están recuperando de la crisis económica y Argentina tendría una mayor competitividad. A su vez, el ajo blanco, que es el que se demanda en esos países, está creciendo en hectáreas cultivadas (aunque a un ritmo muy lento).

De todos modos, el gerente de Asocamen resaltó que no cualquiera puede exportar a esos sitios, ya que deben tratarse de exportadores ordenados y diferenciados, que produzcan bajo normas de calidad y que hayan alcanzado un cierto desarrollo comercial. Por eso, apenas llega un 20% de quienes venden ajos al exterior. Por otra parte, la Unión Europea no perfila como un mercado en el que se pueda crecer de modo significativo, porque está muy saturado con el producto proveniente de España y de China; mientras que en Estados Unidos tienen el ajo local, el de México, el de China y el de España.

Por eso, el foco de interés sigue estando en Brasil. Y, en este sentido, en el corto plazo, les preocupa que baje el costo de los fletes, ya que el transporte marítimo aún está caro y se sostiene la escasez de contenedores, lo que dificulta la llegada del ajo chino al vecino país. Se debe recordar que, además, el producto proveniente del gigante asiático paga un arancel antidumping de U$S 7,80 por caja (de 10 kilos), que le resta competitividad.

Precios internacionales y dólar

Si bien, históricamente, el precio del ajo se ha caracterizado por tener variaciones cíclicas, el gerente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), explicó que estos altibajos los ha producido el ajo chino. De ahí que, sin la llegada de este producto a Brasil, en las últimas dos campañas, los valores se han mantenido relativamente estables.

Pese a eso, señaló que los precios no han sido “generosos” ni han cumplido con las expectativas de los productores. Y que esto responde a la situación económica de los compradores y a que el mercado está sobre-ofertado, lo que hace que los valores se mantengan en los mismos niveles, pero con tendencia a la baja.

El precio de los ajos brasileros, por otra parte, es muy competitivo y el consumidor de Brasil está dispuesto a pagar un buen monto, detalló San Martín. El problema es que los productores de ese país tienen capacidad de ajustar los valores e incluso llegar a vender al costo, porque tienen una situación financiera mucho más favorable que sus pares argentinos, ya que se han capitalizado en los últimos años.

Por su parte, Aldo López indicó que, cuando se coseche en Mendoza, el stock en el hemisferio norte se va a haber agotado y que, como no han tenido buenos precios en España y México, y a su vez han subido los costos de conservación, es probable que pocos se arriesguen a guardar ajos, porque la inversión en frío podría no recuperarse si el valor de venta no repunta. Esto podría ofrecer una ventaja para el ajo argentino, aunque se debe considerar que los fletes han aumentado.

Mario Lucoski planteó que están esperando que el Gobierno nacional implemente un dólar de exportación, como hizo con la soja, para las economías regionales. Y destacó que el ajo genera mucha mano de obra pero que, con la inflación, los productores están muy complicados esta temporada.

San Martín sumó que el Gobierno nacional tomó esta medida porque necesita dólares, pero que desde los sectores productivos aguardan a que se hable de desarrollo. Acotó que la producción de ajo ha avanzado en el ordenamiento de la actividad, con acciones como fijar un índice mínimo de trabajadores (para asegurar el empleo en blanco), y que tiene una gran capacidad de distribución de riqueza, por lo que debería entenderse que las economías regionales pueden ofrecer una salida a la pobreza y el desempleo.

López, por su parte, indicó que Argentina tiene capacidad de seguir sumando hectáreas y que un tipo de cambio más alto permitiría competir con precios en cualquier lugar del mundo. Desde el INTA, acotó, están enfocados en la escasez de agua, con investigaciones para mejorar el uso de este recurso; en desarrollar herramientas para combatir el sclerotium, un hongo del suelo que puede generar daños de hasta el 100%, aunque aún no está muy distribuido en el territorio; y en buscar ampliar las áreas productivas, para enfrentar el aumento de la temperatura producto del cambio climático, ya que es un cultivo de invierno. El 28 de octubre, en la Estación Experimental Agropecuaria La Consulta realizarán una jornada a campo del proyecto ajo.

Distribución por superficie y variedad

El cultivo de ajo concentra más del 66% de la superficie con hortalizas invernales en la provincia. De ahí que el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) se ha concentrado en seguir la evolución de este cultivo, a partir de la combinación del relevamiento a campo y el uso de imágenes satelitales, para conocer la cantidad de hectáreas con este producto.

Si bien los datos de la temporada 2022 se darán a conocer en unos 15 días, en 2021 se estimaron unas 11.365 hectáreas con ajo. Esta superficie está muy cerca del límite superior de los márgenes de oscilación normal para esta especie(entre 8.000 y 12.000 hectáreas), registrados históricamente.

En cuanto a la distribución por zona, el Valle de Uco concentra el 59% del total y en segundo lugar se ubica la zona Centro o cinturón verde (Maipú, Guaymallén y Luján) con el 14%. Siguen, en orden de importancia, la zona Este (San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz) y la Zona Norte (Lavalle y Las Heras), con el 10% y el 9% respectivamente. Y, por último, la zona Sur (San Rafael, Malargüe y General Alvear), con el 8%.

El tipo comercial predominante en la provincia es el ajo morado, que alcanza el 65% de la superficie, mientras que los colorados tienen el 23%, los blancos el 7% y “otros ajos” (blancos tempranos, castaños y violetas) el 5%. Desde el IDR advierten sobre el incremento sostenido de los ajos chinos, en detrimento de los ajos nobles (colorados y blancos). En la temporada anterior, además, y a diferencia de lo que se venía observando en ciclos anteriores, ganaron terreno los blancos mediterráneos y tempranos, y perdieron un poco los morados y colorados.

Panorama exportador

En el primer semestre de este año, las exportaciones mendocinas de ajo crecieron un 11% en volumen, aunque en dólares FOB cayeron un 7% con respecto al mismo período del año pasado. Las ventas a Brasil, que representan un 78% del total, crecieron un 18% en kilos (se redujeron un 3% en dólares), y las de Estados Unidos, el segundo mercado en importancia (con un 12%) aumentaron 38% en kilos y 24% en dólares.

Mario Lazzaro, gerente de Fundación ProMendoza, destacó esta mejora en el volumen de las exportaciones en el primer semestre del año y explicó que la disminución en los precios, en comparación con los de la temporada anterior, responde a que los valores en Brasil no reaccionaron como se esperaba, porque hubo una importante producción local.

De hecho, los productores mendocinos esperaron un tiempo a que se consumiera el inventario, para ver si los precios mejoraban; algo que no sucedió e hizo que las ventas al exterior, que suelen alcanzar un pico en enero, se trasladaran a febrero, marzo y abril.

Como expectativa general, Lazzaro consideró razonable pensar en un número más parecido al de 2020 que al de 2021, ya que este último fue un año de crecimiento: se exportaron 78 millones de kilos, mientras que en 2020 se habían despachado 70 millones. Y planteó que podrían mejorar los precios, producto del incremento en los costos logísticos y de los problemas con los embarques, que impactarían en los envíos desde China a Brasil; y de que el calor ha provocado una disminución en la cosecha española, con la que se compite en Europa y Estados Unidos.

Pero, como contraparte, apuntó que, si sigue habiendo una importante producción local en Brasil, esto obligará a mantener la demora en las exportaciones a ese destino; lo que, a su vez, demandará el tratamiento de los ajos para evitar que broten. Los productores que no traten el producto, apuntó, deberán despachar en enero, con precios más bajos. Y, quienes esperen, también deberán aguardar para cobrar, lo que igualmente impactará en la rentabilidad.

El gerente de ProMendoza añadió que considera interesante, en la búsqueda de nuevos mercados para no depender tanto de Brasil, la recuperación de las ventas a Estados Unidos, que es un mercado más estable y maduro. En cambio, consideró una alerta la caída de los despachos a Taiwan, un destino que demanda el ajo de menor tamaño, a granel, y que en el primer semestre pasó de casi 3 millones de kilos en 2021 a 587 mil en 2022, debido a que ya no permite más el envío en bolsa, sino que exige otros empaques.

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