A sus 32 años, Agustín Fernández es parte de la tercera generación de una familia de ganaderos en General Alvear. Es licenciado en Administración de Negocios, se recibió en 2014 y, tras dos años trabajando en una sucursal del Banco Nación, decidió abandonar la estabilidad del mundo financiero para dedicarse por completo a la ganadería, una pasión que ha sido constante en su vida desde niño.
Con una visión moderna y enfocada en la innovación, Agustín busca implementar prácticas de avanzada en los campos, utilizando tecnología y nuevos enfoques que transforman la forma tradicional de hacer ganadería.
¿Por qué decidiste dedicarte al campo, dejando tu carrera en el banco?
La verdad es que siempre me atrajo el campo mucho más que la finca. La decisión de salir del banco fue una combinación de elección profesional y de vida. Además, la actividad ganadera está en otro nivel y por ahí nosotros vamos a hacer ganaderías de otra forma, que como lo trabajaban antes.
Mencionaste que la ganadería ha cambiado mucho en los últimos años. ¿Qué diferencias ves entre la ganadería tradicional y la moderna?
Hoy la ganadería evolucionó mucho y se aplica tecnología, hay mucha más innovación, hay muchos más avances que en lo que podríamos decir la ganadería tradicional.
Hoy ya no solo haces la parte de cría, sino que podés avanzar en una recría, vincularlo con el bajo riego para un engorde. La ganadería no es la de antes y creo que somos una generación que vamos haciendo un salto distinto.
¿En qué consiste este cambio de generación en la ganadería?
Se va cambiando las formas de trabajar, por ejemplo, en las tareas comunes como capar a un animal, antes lo hacían más más a campo, e incluso tenés productores que siguen haciéndolo igual, pero nosotros ese trabajo lo hacemos todo en la manga y es algo que no sé discute, ni se vuelve con atrás.
Hay cosas que van avanzando en cuanto a las formas de hacerlo y lo mismo sucede con la genética porque una vez que avanzaba hacia el mejoramiento de la genética no volvés para atrás.
Ya no tenés un arco iris en el campo de animales, sino que empezaba a definirte por un Angus negro o Angus colorado o un Hereford, según la elección de cada uno.
Formás parte de la Cámara de Comercio y sos uno de los dirigentes jóvenes en el ámbito ganadero. ¿Qué te motivó a aceptar este rol?
Creo que es importante que todos, en algún momento de nuestras vidas, trabajemos no solo por nuestros propios intereses, sino también por el bien de la actividad en general y de la comunidad. La Cámara de Comercio me permite aportar, gestionar y buscar mejoras para el sector ganadero, aunque exige tiempo y sacrificio que quito de mi actividad privada. Pero vale la pena; creo que en algún momento todos debemos dar ese paso de trabajar en algo que beneficie a la sociedad.
Siendo uno de los dirigentes más jóvenes, ¿te resulta difícil trabajar con personas de mayor edad?
No, para nada. Creo que la sociedad ha cambiado mucho en ese sentido, y hoy no existe la misma barrera generacional que antes. Aprecio la experiencia de quienes llevan más años en esto, pero puedo sentarme en una mesa y trabajar en igualdad de condiciones con gente mayor sin ningún problema. Me apoyo en la experiencia que tienen, eso es innegable, pero al mismo tiempo, creo que ellos valoran lo que puedo aportar. Lo mismo sucede con las mujeres en la ganadería, quienes hoy en día están cada vez más involucradas y desempeñan roles sin diferencias de trato.
Hablando de desafíos, ¿cómo ves la situación actual del sector ganadero?
Este año empezó bien en cuanto al clima, con una primavera con precipitaciones que no habíamos tenido en años anteriores. Esto ha ayudado a mejorar el estado de los campos o al menos que tengan una leve mejoría. Sin embargo, las temperaturas altas del verano pueden cambiar el panorama si no tenemos suficiente lluvia para hacer reservas de pasto. Lamentablemente, los pronósticos no muestran nada fuera de lo normal, y eso significa precipitaciones bajas, así que tenemos que estar preparados.
¿Existe un riesgo para el ganado debido a esa situación climática?
Siempre hay un riesgo latente en la ganadería cuando las precipitaciones son escasas. Pero hoy creo que estamos mejor mentalizados y preparados. Muchos productores ya han hecho ajustes de carga en el campo para evitar problemas mayores. Si llegamos a diciembre o enero sin lluvias, podría ser complicado.
En términos económicos, ¿cómo están los precios?
Han estado bastante estables en los últimos meses, sin cambios significativos. Los únicos movimientos en el precio de la carne se ven en ocasiones específicas, como fines de semana largos, donde hay mayor demanda. Para el final del año, siempre se espera un aumento en la demanda, y es posible que eso impacte levemente los precios.
¿Qué me puedes contar sobre los bonos de carbono en la ganadería?
Es una posibilidad interesante. La ganadería, con ciertos manejos y certificaciones, puede llegar a generar bonos de carbono, que se pueden vender para obtener un ingreso adicional. Sin embargo, para lograrlo, los productores deben adaptar sus procesos y registrar adecuadamente las actividades en el campo. No es algo imposible, pero requiere un cambio de gestión.
Otro tema relevante es la quema controlada. ¿Por qué no se utiliza tanto en Mendoza?
La quema controlada es una herramienta efectiva para el manejo del campo, pero aquí no se ha implementado. Es que al principio la limitaron tanto que tal vez el productor es como que quedó con la con la imagen de que no se puede hacer, que es complicado de implementar y si bien el beneficio es innegable, la gimnasia de ese proceso todavía no estaba muy clara.
En San Luis ya es una herramienta cotidiana para los productores pero hoy en Mendoza todavía no se da esa situación.
¿Se tienen que acostumbrar a usarla?
Hay que hay que empezar a gestionarla y ver cómo funciona el proceso, la herramienta como mejoramiento del campo es innegable, ya conocemos el resultado, pero lo que nos falta es un poco sacar el miedo a los productores de cómo gestionarlo, cómo hacerlo.
¿Cómo están los caminos rurales?
Los pasos que se dan son mínimos. Creo que algún mecanismo distinto hay que hacer para enfocar fondos directamente hacia caminos ganaderos. Necesitamos que dentro de las prioridades no sigan estando relegados, porque hoy si ponemos como prioridades de los trabajos que realiza Vialidad Provincial, los caminos ganaderos están en último lugar.