Agro y ganadería: la reconversión de cultivos tradicionales a pasturas se afianza en Mendoza

Cada vez más agricultores deciden migrar de la vid o frutales hacia la alfalfa para proveer de alimento al ganado. La rentabilidad y el menor riesgo ante los efectos del clima son dos factores altamente influyentes.

Cada vez más agricultores deciden migrar de la vid o frutales hacia la alfalfa para proveer de alimento al ganado.
Cada vez más agricultores deciden migrar de la vid o frutales hacia la alfalfa para proveer de alimento al ganado.

Es común en Mendoza tomar a la ganadería y la agricultura como actividades separadas o sin relación alguna. Sin embargo con el paso de los años, ambos sectores de la economía comenzaron a transitar lentamente por un sendero que los conduce hacia un punto de confluencia en el que pueden retroalimentarse, obtener rentabilidad y crecer.

Lo que comenzó como un esbozo, vincular las hectáreas bajo riego con la cría de ganado en el secano, fue tomando cuerpo y cada vez más los agricultores que están migrando de los cultivos tradicionales (vid o frutales) hacia las pasturas, principalmente, y también algo de maíz o granos.

El objetivo es sencillo, continuar dentro del agro pero con el foco puesto en un mercado que está ampliando la demanda, la ganadería.

En estos últimos años se ha volcado mucha gente que no es del rubro puramente ganadero a la producción de pasturas, más que nada, y se nota eso cuando nosotros, que todos los años consumimos rollos, tenés cada vez más gente distinta que te ofrece rollos”, dijo Agustín Fernández, presidente de la específica de Ganadería de la Cámara de Comercio alvearense.

Cultivo de alfalfa.
Cultivo de alfalfa.

Nelson López, un productor agrícola de tradición familiar, es uno de tanto que decidió cambiar sin salir de la actividad.

“No es tan complicado, estamos produciendo proteína vegetal y a su vez se transforma en proteína cárnica. Es un negocio que tiene mucha demanda y encima el comprador te corre con el dinero”, resumió Nelson López un productor agrícola en General Alvear que en la última década tomó la decisión de erradicar cuadros con viñedos o frutales para ampliar la superficie cultivada con alfalfa.

Ganadería con la agricultura

La confluencia de la ganadería con la agricultura se viene afianzando con el paso de los años, sin embargo entre 2022 y 2023 esa necesidad mutua tuvo un crecimiento exponencial a raíz de la sequía que sufrió gran parte del país y de la que Mendoza no solo no estuvo exenta, sino que todavía no logra salir.

Este atractivo de migrar de los cultivos tradicionales hacia la pastura para proveer de un insumo básico a la ganadería es multicausal.

Las malas cosechas de vid o frutales por las inclemencias climáticas, frente a un cultivo de alfalfa que puede sobreponerse a una granizada, los bajos precios de los productos ante una rentabilidad que ofrece la pastura, tal vez inferior, pero sostenida en el tiempo, como así también la simpleza para sacar adelante una hectárea de pasto contra las tareas culturales que requiere una fruta, son solo algunas de las causas dentro de un amplio ramillete de motivos.

En un análisis de costos de la actividad pecuaria que realizó el Clúster Ganadero de los últimos cinco años se puede observar la evolución de los precios del ganado y el maíz o las pasturas.

Tomando como punto de partida el 2017 con cierre hacia abril de 2023, cuando se presentó el estudio, mientras el valor del ternero creció en ese periodo un 1.192%, el alimento para el ganado como el maíz o un rollo de alfalfa acumularon un incremento del 2.047% y 1.678%, respectivamente.

Es cada vez más notorio como crece el cultivo de alfalfa sobre todo en el sur mendocino. Y puede ser y además de proveer a la ganadería, también esa alternativas se ha dado por el hecho de que la afalfa, si bien puede ser menos rentable que una producción más tradicional para la zona, como puede ser la ciruela, es más segura”, dijo Agustín Fernández.

En la óptica del ganadero la cuestión es simple “si vos tenés una hectárea de durazno, ciruela o pera y tenés la mala suerte de sufrir una contingencia, es muy probable que tu producción valga la mitad por el daño o que pierdas la mitad o toda esa cosecha, en cambio con la pastura no es así. Con la alfalfa tenés mínimamente cinco o seis cortes al año y seguramente va a ser muy difícil que vos pierdas todo por una granizada. Por supuesto que la piedra te va a afectar y a disminuir la producción, pero no va a hacer que vos pierdas el 100% del corte”, afirmó.

Para Fernández, “los productores agrícolas han evaluado esa situación y hoy se han volcado a ese cultivo y, a pesar de tener un margen menor de ganancias, saben que es más seguro”, además “en los últimos años la alfalfa ha tenido mucha demanda, no solamente por consumidores locales, sino también por interesados de provincias aledañas y hasta Buenos Aires”, agregó.

El presidente de la específica de Ganadería de la cámara sureña también aseguró que así como el sector atraviesa momentos duros, esos mismos inconvenientes

hacen que la demanda de pasturas sea aún mayor.

“Si bien en la ganadería no hemos tenido una mala situación en cuanto a clima, y también en cuanto a precios, no es así en cuanto a demanda de comida, al contrario, cuando tenemos sequía es cuando más necesitamos de la producción de rollos o de fardos”, sintetizó.

Javier Odetti, un productor vinculado al sector del comercio y la agricultura comenzó un proceso de erradicación de frutales y viñedos entrados en años para aumentar la superficie cultivada de alfalfa que la lleva alrededor de cuatro años.

En ese periodo elevó de 7 hectáreas con alfalfa a las 17 con las que cuenta en la actualidad. Las últimas 2 hectáreas las sembraron en el transcurso de la semana.

“Hemos sido productores primarios, además de viñedos tenemos durazno y ciruela, pero en mi caso como no tenemos como industrializarla dependemos mucho del que nos va a comprar. Y en mi caso no he tenido buenas experiencias, sobre todo con el precio”, confió el productor.

Esas “malas experiencias” que marcó Odetti, se sumaron a la complejidad que implica el mantenimiento de un frutal frente a una pastura y es así como decidió mutar sobre la marcha para ampliar la superficie con pasturas.

“Es mucho más fácil hacer una pastura que por ejemplo llevar adelante un durazno que tenes que podar, curar, ralear si es preciso. La diferencia entre los cuidados de uno y de otro (cultivo) es amplia”, indicó.

Por estos días “hay mucha demanda de pasto y aunque se han implantado muchas hectáreas en la zona, tenés Alvear, Bowen, Colonia Elena y Las Malvinas en San Rafael, por nombrar solamente, hay mucho pacto, pero así todo no alcanza. Se vende todo en la zona, pero también salen viajes a otras provincias”, comentó Odetti.

Nelson López, tiene fincas en los parajes de El Ceibo y La Escandinava en General Alvear. Es un productor agrícola que continuó con una larga tradición familiar. En su derrotero, llegó a tener un puesto propio en el mercado Central en Buenos Aires para comercializar lo que producía: fruta principalmente.

Los cambios en las condiciones económicas que han marcado a la Argentina hizo que fuese ampliando sus opciones, para no desaparecer, y a los frutales le sumó la horticultura, sin embargo no obtuvo los resultados esperados y comenzó a buscar otros horizontes, sin dejar de lado ese amor por la tierra.

En los últimos 15 años inició el proceso de migración de los cultivos tradicionales hacia las pasturas y actualmente cuenta con 55 hectáreas cultivadas. Además de producir y vender rollos de alfalfa también comercia con las semillas y en ese tiempo incluyó como para redondear el combo de actividades, algo de hacienda.

“Es una alternativa muy buena porque si tiene granizo te puede arruinar 20 días de trabajo pero si tenés en cuenta que a estas alfalfa se le pueden sacar seis cortes y algunos sacan más, según las condiciones del suelo, o el elemento nutritivo que se le agregue, se puede decir que tenés menos riesgos. También uno puede sacar 10 rollos por hectáreas de 300 kilos cada uno, entonces estamos alrededor de 3.000 kilos por corte lo que da una cuenta de 30.000 kg por hectáreas. Y es un es un valor apreciable en relación a los demás”, dijo López.

La rentabilidad y el cobro son otros factores que influyeron en el giro que tomó el agricultor.

“Es más seguro y constante porque se hace el corte, se hace el rollo, se carga y se cobra. A lo sumo te dan un cheque a 30 días. La gente que se lleva este tipo de mercadería, por ejemplo, un engordador, así como están sacando continuamente animales, también van ingresando. Entonces hay un flujo de dinero constante y no se van tanto en el tiempo hacia adelante (en el pago). El demandante viene, te busca y te aprieta con el pago, te corren con el dinero”, afirmó.

En los números que maneja López, un kilo de alfalfa por estos días está levemente por arriba de los $100 “estamos hablando de 10 centavos dólar (blue) por kilos, uno de los valores que más se aproximan a la realidad, eso quiere decir que es un cultivo rentable”, remarcó.

Otro atractivo que encontró el agricultor es que “en estos tiempos en que escasea la mano de obra, es difícil encontrarla, la alfalfa no tiene gran requerimiento de mano de obra y la tecnificación, en comparación a otros cultivos como puede ser la vid, es muy muy sencilla”.

El impacto de la reconversión se extiende a otros sectores de la cadena

La reconversión de los cultivos impacta en otros eslabones de la cadena y se hace visible. El sector de la venta de maquinaria agropecuaria es uno que percibió de primera mano el cambio que se está llevando adelante dentro de la matriz productiva.

“Hace un par de años se empezó a observar que por el bajo valor de los productos más tradicionales, muchos productores empezaron a reconvertir, empezaron a desmontar esos cuadros de ciruelas, por ejemplo, y empezaron a hacer pasturas y hacer rollos y eso lleva también a traer maquinarias para adaptarse y empezó a crecer también ese segmento con tractores de más deporte, máquinas para cortar la pastura, para rastrearla y después para enfadar. Eso empezó de a poco y hoy en día es una realidad”, afirmó Carlos Porta, titular de Porta Maquinaria.

“Es más, continuó el proveedor, sé que muchas fincas están reconvirtiéndose porqué llaman y piden cotización de las maquinarias que tenían para hacer fruticultura o viticultura porque quieren venderlas y con ese dinero buscan invertir en animales o para empezar a comprar la maquinaria que necesita para hacer todo lo que es pastura. Antes era casi impensado vender ese tipo de maquinarias en la zona y hoy la situación es totalmente distinta”, aseguró.

De acuerdo a Porta “ese crecimiento en hectáreas se observa mucho en la zona sur, entre San Rafael y General Alvear. También se da que hay gente que viene de otras provincias, sobre todo Buenos Aires, a hacer ganadería y compran fincas abandonadas para empezar a hacer pasturas o algo de maíz”, confió.

Según Lucas Gilbert de Agrocosecha “venimos viendo hace años, sobre todo en la zona Este y el Sur de la provincia que se están arrancando gran parte de viñedos y en muchos casos también de frutales, ciruelos y durazneros y están migrando ya sea a horticultura o las pasturas.

En la zona Este está traicionando bastante la horticultura, sobre todo con el ajo, que un cultivo exportable, y por otro lado en la zona Sur también pasa exactamente lo mismo con el ajo y se está haciendo bastante alfalfa. Muchos viñedos viejos que ya son medio inviable se han arrancado y se están, reconvirtiendo”, indicó Gilbert.

Precisamente “nosotros vemos esto por la variedad de máquinas y equipos que vendemos, es así como sabemos lo que están buscando hacer los clientes, es más, proyectos de estos que todavía no se llevan a cabo o están en proceso, hay un montón, así que creo que en los próximos años se va a percibir aún más, el tema va por ahí, y sobre todo en la zona Este y en el Sur”, reafirmó.

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