Agricultura exótica: Mendoza apuesta por productos de nicho con alto valor

El agro local suma cultivos no tradicionales como azafrán, papines gourmet, lavanda y hasta trufas. Implican menos superficie, pero mayor ganancia. Claves a tener en cuenta.

En La Carrera, Tupungato, se experimenta con papines gourmet con mayor valor y calidad.
Imagen: gentileza Quipu de los Andes.
En La Carrera, Tupungato, se experimenta con papines gourmet con mayor valor y calidad. Imagen: gentileza Quipu de los Andes.

Se suele decir que el mendocino es tradicionalista, conservador o “cerrado”, pero lo cierto es que cada vez más productores se animan a probar nuevos cultivos, con la esperanza de recibir una recompensa mayor. Estas producciones van desde la fruticultura (ver nota aparte sobre pistachos y frutos rojos), hasta otros cultivos como azafrán, papas especiales, lavanda e incluso trufas.

Como se comentaba, un producto estrella en esta lista es el azafrán, con un alto valor de mercado y varias particularidades. Como lo importante es el contenido de la flor del cultivo, no se mide la producción en hectáreas sino en metros cuadrados.

Según datos del Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA), Argentina en los últimos 14 años importó cerca de 3.500-4.000 kg anuales de hebras a un precio promedio de 1.312 US$ por kilo, por un producto a granel indiferenciado. Suena como un número tentador, aunque también es el coste estimado de la cosecha, desbrizne y tostado (requiere de mucha mano de obra), por lo que se busca producir azafrán con un valor agregado.

Desde INTA promocionamos una superficie que es un décimo de hectárea. Consideramos que lo cuida quizás una familia tipo, es muy diferente a otros cultivos habituales”, explicó Luciana María Poggi, investigadora del INTA La Consulta, que asesora a varios productores interesados en el llamado “oro rojo”.

La especialista aclaró que no se trata de un cultivo para vivir exclusivamente de él, sino que es un buen complemento ya que no requiere de grandes cuidados en el verano y se cosecha en otoño. El mes de la recolección es muy intenso y hay que esperar entre tres y cuatro años para tener una producción interesante.

San Carlos Mendoza 09 de mayo de 2018  Sociedad
Fin de la Cosecha de azafran en San Carlos. El productor Mario Arriagada corta las flores para su posterior tratamiento

Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes
San Carlos Mendoza 09 de mayo de 2018 Sociedad Fin de la Cosecha de azafran en San Carlos. El productor Mario Arriagada corta las flores para su posterior tratamiento Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes

La actual cosecha se ha demorado alrededor de 10 días por las temperaturas, pero ahora con los días soleados hay una buena expectativa (en cambio, cuando hay días nublados y lluviosos hay una baja en la floración).

Respecto a la provincia, Poggi explicó que todavía no se logra abastecer al mercado interno (“hay cada vez más interés por el producto”) y que ahora se espera a terminar la cosecha actual para continuar con las ventas. De todos modos, la investigadora del INTA La Consulta señaló que hoy tampoco se dispone de la cantidad necesaria de bulbos para sumar productores de manera masiva.

Una producción rentable puede ir de 1.000 a 3.000 metros cuadrados, aunque en el caso de tener sólo mil, se podría llegar a producir un kilo al tercer año. Como no todas las cosechas son iguales, el consejo para los agricultores es asociarse y colaborar entre sí, para poder abastecer con seguridad a sus proveedores.

Por citar ejemplos de productores, el grupo Azafrán Mendoza trabaja desde hace años con el INTA La Consulta y se dedica a vender hebras de esta especia de primera calidad. Por otro lado, el grupo de mujeres de Azafraneras Uco (más reciente y con menor cantidad) busca sumar valor agregado con productos locales, desde cocina hasta cosmética.

Papas gourmet

A nivel general, la papa es uno de los cultivos más demandados en todo el mundo, y en Mendoza es la hortaliza de verano más cultivada con más de 4.100 hectáreas (por delante del zapallo y el tomate, según datos del Instituto de Desarrollo Rural). Sin embargo, algunos empresarios decidieron apostar no por las variedades clásicas, sino por papines gourmet con un valor mayor.

Es el caso de Quipu de los Andes, que hace el saneamiento de papas semilla, la reproducción in vitro con una colaboración con el INTA y su comercialización. Eduardo Barraud, uno de los cuatro socios fundadores (con Raúl Robles, Ramón Balmaceda y Roly Tumbarello), explicó que el proyecto comenzó en Uspallata, pero por disponibilidad de mano de obra calificada, maquinarias y fletes, se trasladaron a La Carrera, Tupungato.

“Se elige La Carrera por cuestiones climatológicas como amplitud térmica, radiación solar y vientos, lo que hace que las cualidades del suelo sean ideales para el cultivo de estos tubérculos”, comentó Barraud. En esa zona están produciendo 13 variedades de papas andinas y 6 de oca, otro tubérculo. La oca (Oxalis tuberosa) es un cultivo que suele ser sustituto y complemento de la patata, con una mayor resistencia a las plagas.

En La Carrera, Tupungato, se experimenta con papines gourmet con mayor valor y calidad.
Imagen: gentileza Quipu de los Andes.
En La Carrera, Tupungato, se experimenta con papines gourmet con mayor valor y calidad. Imagen: gentileza Quipu de los Andes.

La propuesta de Quipu fue elaborar papines de colores con variedades distintas a las habituales, un producto gourmet más cremoso, con mayor sabor y propiedades nutracéuticas. Si bien el rendimiento es menor por hectárea (rinde el 20% de una papa habitual), la baja se compensa con un mayor precio.

Tras la cosecha, la empresa se encarga del lavado, cepillado, tamañado, selección y empaquetado, dejando al producto listo para ser comercializado. El objetivo del proyecto es abastecer al mercado nacional de un producto que sólo se conseguía en provincias de Jujuy y Salta o que llegaba a otras provincias en cantidades muy pequeñas y de manera informal.

Barraud agregó que con sus socios ha sido “un camino de aprendizaje continuo, cruzando distintas variedades de papas andinas, con el objetivo de lograr colores, texturas y sabores diferentes, mayor productividad, resistencia a plagas y otras enfermedades”. La iniciativa comenzó hace 8 años y hoy, luego de una alianza con Sueño Verde, llegan a importantes cadenas de supermercados, tiendas gourmet y restaurantes del país.

Lavanda en Mendoza

Otra aromática que desde hace pocos años se estudia en la provincia a nivel productivo es la lavanda, que se trabaja en superficies chicas. Según datos preliminares de la Encuesta Nacional de Productores de Lavandas y Lavandines, del año 2022, a nivel nacional hay 71 hectáreas (71.000 metros cuadrados) y en Mendoza hay alrededor de 6.700 metros cuadrados con ella, con al menos diez productores locales.

“Las zonas importantes de cultivo son Malargüe, Luján de Cuyo y el Valle de Uco, como por ejemplo en Tunuyán, Vistaflores, Chilecito y La Consulta. Sucede como en el cultivo del azafrán, que tiene áreas pequeñas de producción, pero el mercado de las lavandas y sus productos derivados está en auge debido a la creciente demanda de productos naturales y orgánicos”, dijo Silvana Fernández, investigadora del INTA La Consulta.

La investigadora señaló que es una buena opción para productores con pocas hectáreas, ya que la planta logra su óptimo desarrollo con pleno sol, poco riego y preferentemente suelos pobres, arenosos, donde el agua escurre rápidamente. Las raíces son sensibles al exceso de humedad del suelo, toleran bajas temperaturas y esa amplitud térmica favorece a la producción de aceites esenciales y sus composiciones químicas.

Esta aromática posee varias propiedades médicas y terapéuticas.
Esta aromática posee varias propiedades médicas y terapéuticas.

Incluso, Fernández explicó que la lavanda ha ganado atención por su diversidad de compuestos químicos y sus perspectivas económicas. Además, es bueno tenerlas en los bordes de las huertas orgánicas, porque repelen plagas.

“Las lavandas son conocidas por sus propiedades terapéuticas y su aroma relajante, lo que las convierte en ingredientes populares, en productos de cuidado personal y bienestar. Este mercado se compone de una variedad de productos como aceites esenciales, hidrolatos, cremas, fragancias, jabones, entre otros. Esta industria ofrece una amplia gama de productos y se espera que continúe creciendo”, afirmó Fernández.

Un caso de producción es el de Gladys Rivas, que en seis hectáreas de Tunuyán cultiva lavanda, romero, orégano y otras plantas aromáticas. Con lo que cosecha, ha podido elaborar jabones, shampoos y cremas. En el caso puntual de la lavanda, Rivas destacó sus cualidades relajantes y nutritivas para la piel, y sus productos son considerados de lujo, con tres puntos de ventas en la provincia y envíos al país.

Apuesta por las trufas

Con un valor que supera los 1.000 dólares por kilo y con demanda mundial, un cultivo que llama mucho la atención es la trufa. Se trata de un hongo que es muy difícil de producir y que tradicionalmente se cosechaba con la ayuda de cerdos, por estar 20 centímetros por debajo de la tierra. En Mendoza se han intentado un par de proyectos y, si bien todavía no se ha logrado la primera cosecha, la idea es experimentar para ver la rentabilidad.

Tal como comentó Agustín Lagos, referente nacional en trufas, a mediados del año pasado para este medio, se han intentado proyectos en Junín, San Martín y Tunuyán, además de haber recibido consultas desde San Rafael. Este sería el cuarto año desde que se plantaron trufas en Junín, y la primera cosecha estaría recién para el quinto año.

Trufa negra
Trufa negra

“El cultivo anda siempre y cuando se hagan los tratamientos adecuados. Hay características en Mendoza para que esto funcione”, comentó Lagos. Se recomienda iniciar con una plantación de una hectárea como prueba piloto y, si el ensayo funciona bien, extender la superficie. Al quinto año ya se cosecha, y para el año 8 o 10 se puede tener un volumen exportable, aunque también hay demanda a nivel local.

Es que, según afirmó el especialista, “este es un mercado de lujo y eso en el mundo siempre existe, independientemente de los vaivenes económicos”. Incluso, se estima que el 90% de la demanda mundial está insatisfecha, así que queda un gran margen por cubrir.

En cuanto a la inversión inicial, en promedio y sin tener en cuenta la tierra, la hectárea de plantas tiene un valor en torno a los US$ 15 mil. El riego es distinto al goteo clásico que para el viñedo, ya que se busca mojar la superficie con más presión (es un hongo bajo tierra), sino la trufa pequeña se quema cuando sube la temperatura en el verano. En suma, un cultivo más para probar la versatilidad de los productores mendocinos.

SEGUÍ LEYENDO

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA