Los datos son contundentes, la recaudación provincial bajó un 0,6% en términos reales en el primer semestre de 2018. Para llegar a estas conclusiones hay que ver los datos desagregados, de donde se desprende que impactó en el resultado la recesión verificada en mayo y junio, así como las rebajas de ingresos brutos.
Donde más se sintió la caída fue en ingresos brutos, ya que en término reales se retrajo un 3,5%, y es el gravamen que mejor refleja el nivel de actividad. Es verdad que hubo rebajas de ingresos brutos en muchas actividades, pero las mismas no alcanzarían para explicar la totalidad de la caída en la recaudación de este impuesto.
Por otra parte hubo crecimiento en inmobiliario y en automotor, y el impuesto que crece cada vez más es sellos. Sin bien este también grava ciertas actividades económicas, se aplica sobre todo sobre contratos y otras actividades, pero esencialmente sobre la venta de automotores. Tan importante es Sellos, que casi duplica la recaudación del inmobiliario. Hay una mucha evasión de este impuesto o es demasiado fuerte el impuesto de sellos.
En el tema de la venta de automotores es importante señalar algo. La venta está gravada con Ingresos brutos, el patentamiento con Sellos y luego el propietario paga el Automotor. Triplete para el gobierno, que paga siempre el que compra un auto, que ya no es un activo, sino un pasivo muy pesado, si además le computamos los impuestos incluidos en los combustibles.
La venta de automotores está gravada por tres impuestos: Automotor, Ingresos Brutos y Patentamiento.
Lo cierto es que el gobierno de Alfredo Cornejo debe hacer muy bien los números para los meses que vienen y para el año 2019 ya que el plan de ajuste de la Nación obligará a revisar erogaciones y hacer ajustes en las cuentas provinciales.
En principio, este año se han recibido menos transferencias de diversos programas nacionales, especialmente los de obras públicas que, al menos, están atrasadas. Se calcula que han ingresado un 25% menos de lo presupuestado.
Resta saber cómo se comportará la economía en el segundo semestre de este año, aunque luce recesivo por los ajustes que aún deben producirse y el peso que la devaluación dejó sobre los costos de muchas empresas. La devaluación del primer semestre acumuló casi un 50% los precios aumentaron un 16%. Hay esperar alguna traslación adicional.
Además, queda conocer cómo se terminará la tratativa con la Nación por el Presupuesto 2019, que traerá menores transferencias y el comportamiento de las pocas variables favorables, como exportaciones y turismo, que en Mendoza suelen mejorar el ritmo del nivel de actividad.
