Filmarse: un juego que puede volverse una pesadilla

Infinidad de casos dan cuenta de lo rápido que puede viralizarse un encuentro íntimo. ¿Por qué aún así nos filmamos?

¿Siempre existió la fantasía de filmarse como parte de la excitación, o es un juego que nos llegó con las nuevas tecnologías? ¿Por qué, pese a lo riesgoso de la viralización, nos retratamos?

Tomado de estos interrogantes el autor de “Sexualidad inteligente”, Patricio Gómez Di Leva, señala: “Al ser humano siempre le llamó la atención su propia imagen... En la antigüedad, sobre las piedras, abundaban las pinturas de cuerpos masculinos o femeninos. Ahora, muchas personas se excitan al mirarse en los espejos de los albergues transitorios”.

Sobre los riesgos de filmarse a la hora de las caricias, Di Leva plantea: “La gente se filma por la misma razón por la que tiene sexo sin preservativo: piensa que no le va a pasar nada malo. Durante el encuentro sexual se desactivan ciertas áreas del cerebro que tienen que ver con los frenos inhibitorios y por eso hacemos cosas que no haríamos en otras situaciones”.

Hace unos días un escandaloso video de los corredores de TC 2000, Giallombardo y De Benedictis, practicando un trío sexual con una promotora de las carreras, volvió a disparar las inquietudes respecto a la viralización, las redes y el resguardo a la intimidad.

En Internet hay miles de páginas triple x con contenidos “de producción casera”. Las más visitadas en nuestro país son Poringa y Pornhub. Sólo en el último año, y con el filtro “Argentina”, en Poringa se pueden encontrar 468 “posteos” con imágenes hot, y en Pornhub, 850. Allí, los pilotos y la promotora suman 60 mil “vistas”.

Algunos de los protagonistas ofrecen las imágenes con su “consentimiento”. Y otros son víctimas de algún hackeo”. Le pasó a Ivana Nadal, que sintió “profunda tristeza” al darse cuenta de que su desnudo se había hecho famoso a escala mundial.

Si se trata de proteger “archivos personales en el mundo digital”, Carlos Aramburu especialista en seguridad virtual recomienda: “Ya sea en un teléfono o en una tablet, hay que instalar en los dispositivos una protección que permita bloquear aplicaciones con programas troyanos que roban fotos o videos, que bloquee el equipo a distancia y, si es necesario, borre la información”.

Cecilia López integra “Pensamiento colectivo”, una organización urugaya que se dedica a “crear conciencia” sobre los riesgos que implica la viralización de videos audaces.

“Es un problema global. Y hay un gran vacío legal... En nuestro país hubo una chica que se sintió tan avergonzada al difundirse imágenes de su intimidad que decidió exiliarse con su familia. Nuestro mensaje es: si te llega un video de estas características, no lo compartas”.

-¿Cuál es su postura respecto de las personas que se filman?

-Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Pero hay que tener cuidado: sobre todo, cuando alguno de los miembros de la pareja es traicionado por el otro y se publica lo que debía mantenerse bajo llave.

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