Especialistas en nutrición aseguran que una de las principales características que debe tener un menú navideño para ser saludable y equilibrado, sin por eso alejarse de la tradición, es incluir un 50% de verduras -crudas o cocidas- en los dos primeros platos, y un 50% de frutas -frescas o secas- en el postre.
“Lo ideal es que comas rico pero que la mitad sea verdura. Puede ser desde una mousse de berenjena, a un budín de verdura pasando por una ensalada cruda. Y del postre, la mitad tiene que ser fruta, además de incluir platos que tengan agua, aire y fibra”, aseguró Mónica Katz, médica especialista en nutrición y directora de la carrera en la Universidad Favaloro.
Katz coincidió con Nuria Chichizola, licenciada en nutrición, en que participar de las tradicionales comidas de Navidad y Año Nuevo no necesariamente implica romper con una dieta hipocalórica para aquellas personas que la vinieron siguiendo durante todo el año.
“El menú típico que usamos los argentinos para las Fiestas viene de la cultura de los países nórdicos, donde las temperaturas son bajas y usan alimentos calóricos como nueces, budines y garrapiñadas, helados que son fuentes de azúcares simples, y las carnes que aportan ácidos grasos saturados”, dijo Chichizola.
Para bajar el número de calorías, la especialista recomendó “usar cortes magros como el peceto o el lomo, remplazar las carnes rojas por pescado fresco, la ensalada rusa por una de verduras frescas de estación y los aderezos como la mayonesa, o el queso, por un queso untable descremado”.
En cuanto a los postres, a los tradicionales helados, budines, pan dulce y turrones “se puede agregar uno que sea a base de frutas, como ensalada de frutas o tarta de frutas”.
Sobre las bebidas alcohólicas, Katz advirtió que “en general la gente tiene en cuenta las calorías de la comida, pero no las del alcohol, y hay quien deja de comer y toma sólo alcohol” sin tener en cuenta que “todas las calorías cuentan”.