En vísperas de Navidad impera una cálida agitación en todos los hogares. Llegan las fiestas, los aromas y sonidos navideños. Así entre festejos, celebraciones y reencuentros con los seres queridos aparecen los peligros que acarrea el uso indebido de la pirotecnia. Se trata de una diversión milenaria que es utilizada por todos nosotros de forma muy común pero es un elemento que si no se utiliza adecuadamente, puede ser extremadamente peligrosa e inclusive, fatal.
Al llegar las fiestas es común que personas de todas las edades celebren utilizando fuegos artificiales, explosivos u otros artefactos pirotécnicos como se usaba en el lejano oriente hace mas de 1.500 años en la antigua civilización China. Juntamente con los sonidos, los aromas y las luces navideñas, vienen a la memoria decenas de casos de pacientes que a lo largo de los años fuimos atendiendo, operando y consolando con colegas en las guardias oftalmológicas de Navidad y Año Nuevo, empañando la alegría de la festividad y el reencuentro familiar y con amigos.
Los pacientes que atendemos en las guardias afectados por pirotecnia son en su mayoría varones con una relación de 4 varones por cada mujer. En el mayor porcentaje de los casos (70%) son menores de 20 años. El grupo de más riesgo de lesiones es de 6 a 12 años. Entre los hospitales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, clínicas y hospitales privados la cifra de víctimas por daño por pirotecnia está cercano a los 1.000.
Las lesiones oculares comprenden: lesiones leves de la superficie ocular; erosiones, úlceras y heridas corneales (que se van a los pocos días); quemaduras y heridas de los párpados (la punta de una bengala quema a 500°C, 5 veces más que el agua hirviendo); sangrados y desgarros de iris; catarata traumática; desprendimiento de retina; hemorragias conjuntivales y sub-conjuntivales; heridas penetrantes con esquirlas de cohetes o cañitas voladoras u otro elemento de pirotecnia; estallido de globo ocular causadas por esquirlas o partículas constituyente del elemento pirotécnico como esquirlas de cartón. De estas lesiones descriptas prácticamente un tercio deriva en ceguera o déficit visual irreversible.
Muchos pueden ser los motivos que agregan riesgo a esta actividad como el uso por parte de los chicos muy pequeños que aún carecen de la coordinación ideal, ausencia de instructivos para su correcto uso, falta de protección necesaria y existencia de pirotecnia de mala calidad. No obstante, el uso de pirotecnia es una decisión personal. Incluso forma parte de las tradiciones para algunas familias. De modo que si para estas fiestas a pesar de todo lo expresado se decide hacer uso de pirotecnia sugiero tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
La pirotecnia debe ser legal y de primeras marcas, si bien todo elemento pirotécnico es peligroso, los riesgos aumentan al adquirir productos ilegales y con defectos, que no pasan por controles de calidad.
Los productos de pirotecnia ilegales contienen pólvora blanca: un compuesto muy inestable que explota en cadena y ante la mínima fricción, roce con un golpe o aumento de temperatura, es decir, sin necesidad de encenderlos.
Debe ser manejada por adultos que se aseguren de la legalidad de los mismos (deben estar autorizados por el Renar).
La pirotecnia manejada por inexpertos es un riesgo con posibles consecuencias muy graves.
Usar anteojos o gafas protectoras, como se hace en muchas actividades que implican un peligro para los ojos (que como suelen ser laborales, su uso está regulado).
Utilizar guantes ignífugos, minimizando el riesgo para las manos, siendo éstas junto con los ojos, unas de las partes más afectadas.
Los niños no deben manipular pirotecnia, ni siquiera las “inofensivas” estrellitas o bengalitas que producen chispas pudiendo causar quemaduras en los ojos.
Debe respetarse una distancia prudencial respecto del artefacto a explotar, no sólo por el peligro de quemaduras, sino por el trauma indirecto derivado de su deflagración.
Si el petardo o cohete no explotó, jamás debe tocarse aunque parezca que la mecha está apagada, descartarlo inmediatamente. No cerciorarse si está encendido o tratar de reencenderlo.
Si un petardo tiene la mecha corta es muy peligroso porque no da tiempo a la persona a alejarse luego de encenderlos.
No encienda pirotecnia dentro de ningún recipiente, lata o botella. El estallido de las mismas suele causar severas heridas penetrantes oculares.
Antes de encenderse, los productos deben estar en el suelo, sin apuntar a personas, animales o árboles.
Preferentemente evitar las cañitas voladoras, globos u otros objetos que arrojen a lo lejos chispas encendidas.
De las lesiones oculares producidas durante la Navidad y el Año Nuevo, el 75% son causadas por manipulación de pirotecnia, el 15% por corchos de bebidas espumantes, sobre todo de plástico que por la forma del corcho plástico apenas se saca el precinto sale disparado como un proyectil de la botella, el 10% por violencia social (peleas, heridas de arma blanca y balas perdidas), accidentes de tránsito y excesos de alcohol.
De las heridas oculares por pirotecnia: 70% requiere más de una cirugía, 25% resulta de ceguera monocular y 25% resulta pérdida de visión severa permanente. Frente a la urgencia se recomienda, en el caso de quemaduras/explosiones lavar con abundante solución fisiológica o agua mineral superficialmente sin comprimir el globo ocular, tapar con gasa estéril sin colocar gotas ni pomadas y acudir al centro médico más cercano sin tocar la herida. Por el lado de los golpes o corchazos, acudir rápidamente al centro médico más cercano, preferentemente con atención oftalmológica. No utilizar hielo debido a la delicadeza del globo ocular.
En resumen, frente a un accidente: cubrir el ojo dañado con gasa estéril, no provocar compresión sobre el mismo y dirigirse a un centro especializado o al centro más cercano, preferentemente con atención oftalmológica.
*Por Dra. Susana Lucila Cura (MN 71.837)-*Cirujana de Mácula y Retina
Oftalmóloga del Hospital Italiano de Buenos Aires