Cumplir 18 años no sólo implica agregar una velita más a la torta; significa alcanzar la mayoría de edad, la posibilidad de sacar el carnet de conducir y comenzar a delinear lo que será la vida adulta.
Para festejarlo, muchos varones, además de fiestas y distintos tipos de celebraciones, forman parte de una especie de ritual del que parecen no poder escapar. Así, se estila “agasajar” al cumpleañero cortándole el pelo y tiñéndoselo de distintos colores, golpeándolo -en muchos casos con dureza- o hasta llevándolo a pasear sin ropa. Aunque estas prácticas son comunes desde hace algunos años, cada vez aparecen nuevas acciones que se suman a la costumbre de celebrar “con todo” los 18.
“La verdad, no sé de dónde salió pero lo hacemos siempre; ya es una cosa común entre nosotros”, contó Lucca (18), quien festejó la semana pasada su mayoría de edad. Unos días antes sus amigos lo tiñeron de rubio, luego lo pelaron y también le hicieron ‘capachito’ (golpiza en grupo generalmente asociada a festejos). “No podés elegir que te lo hagan o no; es parte de cumplir 18 años. Al que no se lo hacen es porque no forma parte de ningún grupo”, señaló el adolescente.
Santiago (18) cumplió los años en agosto pasado y, además de teñirle y cortarle el pelo, sus compañeros lo sacaron a dar vueltas por la Ciudad casi sin ropa. “Un amigo que se había sacado el carnet me paseó en el auto”, recordó. Aunque sin rencor hacia sus amigos, relató que le pegaron bastante: “Me reventaron pero es así, hay que bancársela porque todo queda entre nosotros y no pasa nada serio porque nos controlamos”, aclaró.
En relación a cómo lo toman los padres de los cumpleañeros, explicó que generalmente se quedan cerca para controlar lo que pasa, pero que no se meten demasiado para no “avergonzar” a sus hijos.
A Ignacio (18) también lo raparon y golpearon en su último cumpleaños, pero para él fue peor lo que le hicieron a un amigo suyo. “La verdad que yo zafé bastante, pero a mi amigo lo disfrazamos de mujer y lo depilamos con cera -narró-. Él estaba rendido y no le importó mucho; igual no le quedó otra porque éramos como 40”.
En ese caso, los padres estaban atentos a la situación y hasta lo filmaron para tener el recuerdo. “Se dio así; no fue que lo hubiéramos planeado. Por suerte no se enojó, aunque hay otros que sí responden peor”, reconoció Ignacio.
En su grupo, así como para muchos adolescentes, ya es costumbre el ‘capachito’ para cualquier cumpleaños, pero para los 18 se busca ir más allá. “Es una edad más importante porque empezás a ser ‘legal’ para muchas cosas, como para ir al boliche, así que está bueno hacérselo sentir un poco”, se sinceró.
Por su parte, Sergio (20), quien sufrió el mismo trato hace dos años, reflexionó: “Se trata de un juego que algunas veces se nos va de las manos, pero así y todo es una forma medio extraña de demostrar a un amigo que es importante para vos”.
Un fenómeno cultural
Para entender el origen de este ritual tan arraigado entre los jóvenes, el sociólogo Héctor Castagnolo explicó que tiene que ver con una herencia cultural de los ‘90. “Es la época en la que se ve un retiro del Estado, lo que implica una falta de contención que hace que los individuos queden indefensos. Entonces es necesaria una adaptación del sujeto a un nuevo tipo de sociedad salvaje”, analizó, y comparó los golpes que se propinan a los hombres a los 18 con la adaptación a una cultura en la que hay que estar preparado para el dolor y demostrarlo: “El que es golpeado también participa mostrando que tiene la capacidad de tolerar los embates del medio”.
Castagnolo también destacó que en las distintas sociedades siempre hubo rituales de iniciación, pero que con el avance del neoliberalismo se ha puesto en valor lo áspero y lo recio, lo que explica que cada vez sean más agresivos. “Aunque el Estado está tratando nuevamente de tender una red de contención, una cultura que durante 15 años se relacionó con la aspereza, no es fácil de modificar”, consideró.
Por su parte, el psicólogo social Hugo Fiorens remarcó que se trata de un tipo de violencia generalizada y socialmente aceptada. “Está relacionada con una conducta machista de soportar la violencia para empezar a ser hombres”, indicó, a la vez que recalcó que se va agudizando cuando se genera una especie de venganza: “Como unos cumplen años primero y otros después, se van pegando unos a otros y cada vez más fuerte”.
Para él, esto se da en un contexto social de violencia creciente: “Es un flagelo que está en todos lados y se hace visible en diferentes ámbitos”, expuso.