Con remeras, vinchas, pañuelos y hasta pintura de diferentes colores, los jóvenes coparon con entusiasmo las gradas del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes de El Challao durante la edición 2019 de la Fiesta Diocesana que se realizó ayer. Pero la elección de cada color no fue al azar, sino que a cada uno de los ocho decanatos de la arquidiócesis de Mendoza se le asignó un color específico para representar a su zona. Así, los del centro fueron de blanco; los de Godoy Cruz, de naranja; rojos, los del Este; azul, los de Maipú; violeta, los de Luján; amarillo, del Valle de Uco; celeste, los de Guaymallén y verde, los de la zona Norte.
Entre todos formaron una gran marea colorida de unas 5.000 personas que unieron sus voces para celebrar a Dios con alegría.
Bajo el lema "Con la Virgen del Rosario un camino fraternal y misionero", la fiesta religiosa estuvo signada además por la presencia de las diferentes pastorales que trabajan en la provincia por las personas en situación de calle, los migrantes, las adicciones, las víctimas de la trata de personas, los pueblos originarios, entre otros. De hecho la misa presidida por el obispo Monseñor Marcelo Colombo exhortó a la conversión pastoral "para responder con eficacia al llamado misionero del Señor" (ver aparte).
Si bien la cita en el santuario fue a partir de las 15, los más jóvenes y activos se reunieron a las 10 de la mañana en la Rotonda del Aborigen, en el Parque General San Martín. Desde allí partieron en una peregrinación de seis kilómetros, en la que no faltaron las alabanzas, los cantos y los juegos.
Fervor religioso
Sentados en las gradas superiores de Lourdes, un grupo de jóvenes de la parroquia Corazón de María de Ciudad lucía impecables remeras blancas. "Vinimos con los chicos que se están preparando para hacer la confirmación, para que vivan esta experiencia y que se den cuenta de que son parte de una Iglesia que va mucho más allá de nuestra parroquia", contaron Mercedes Albarracín y Sebastián Bauer, coordinadores de confirmación.
Para ellos es fundamental que los jóvenes no se sientan solos en su fe y que comprueben que hay muchos jóvenes mendocinos que la comparten.
Con pintura azul en su rostro, Rocío Farés esperaba pacientemente la celebración de la misa. "Estamos muy felices con la gran concurrencia que hemos tenido desde la parroquia", aseguró la joven, que es parte de Nuestra Señora de la Candelaria de Maipú.
Para ella fue un verdadero orgullo que tantos mendocinos se levantaran temprano un domingo para participar del encuentro. "Es fundamental que nos juntemos, nos conozcamos y que veamos que la iglesia está viva en Mendoza", subrayó. Por otra parte, elogió la obra teatral que se desarrolló en el escenario antes de la ceremonia religiosa. "Representaron los problemas sociales de Mendoza y llamaron la atención sobre ellos", aseguró.
Desde Lavalle llegó hasta El Challao un grupo de chicos de Nuestra Señora del Rosario. "Somos un grupo de 70 y muchos están visitando por primera vez el santuario", contó Camila Salinas, ataviada de verde. Ella destacó la unión que se genera en estos encuentros. "Rezar todos juntos y poder compartir la misa con tantos jóvenes es una experiencia inolvidable", señaló.
De rojo Antonella, Zoe, Guadalupe y Alejo representaron a la zona Este. "Vinimos unos 100 de la iglesia del Carmen de San Martín", detallaron. Los cuatro disfrutaron de la compañía de otros jóvenes católicos. "Es un día diferente, de celebración, ideal para compartir la fe", manifestaron. A ellos la caminata no se les hizo pesada ya que aseguraron que estuvieron cantando y saltando.
Vivir la fe
Paradas al final del santuario Miriam y Claudia Bravo no quisieron perderse la celebración a la que asisten desde hace más de una década. "En otras ocasiones vinimos a acompañar a nuestros hijos que hacían la confirmación pero ahora vinimos porque nos encanta la celebración", relataron. "Uno no creería que sigue existiendo este amor por Cristo, que todavía hay gente que tiene fe", dijeron. Ellas además se acercaron para escuchar la misa del obispo.
Como servidoras del santuario, Claudia Ridi y María Rosa Traslaviña destacaron la participación en la celebración. "Han venido muchísimos jóvenes, está el santuario lleno y se nota su alegría", remarcaron. Para ellas este tipo de festejos son fundamentales para la comunidad religiosa de la provincia. "Esperamos que llame la atención de las familias practicantes y de los jóvenes que están un poco alejados", desearon.
Cambio de escenario
La Fiesta Diocesana fue instituida por monseñor Cándido Rubiolo en la década del 80 y desde entonces se celebra en Mendoza en forma ininterrumpida. Por años tuvo como escenario el Teatro Griego Frank Romero Day pero en 2015 se decidió trasladarla. En ese entonces tres situaciones motivaron la decisión: disminución de fieles, problemas económicos y bajas en el equipo organizador, tal como se consignó en una nota de este diario. Ese año se desarrolló la fiesta en la basílica Nuestra Señora del Rosario, anexa al Convento Santo Domingo. Luego se eligió el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes de El Challao, donde se ha realizado durante los últimos años.
Mensaje del obispo
Durante la misa principal de la Fiesta Diocesana, que se llevó a cabo ayer en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes de El Challao, el obispo, monseñor Marcelo Colombo, elevó una oración por la situación actual del país. "Fundamentalmente queremos pedir por la unidad del pueblo argentino, más allá de las diferencias; por los más pobres, por los que pierden su trabajo", manifestó. Más adelante se pronunció una vez más en contra del aborto, tal como lo ha hecho en anteriores ocasiones, al elevar una oración "por el cuidado de la vida en todas las etapas y en todas las situaciones". Por otra parte, se refirió al desastre ecológico del Amazonas y llamó a reflexionar sobre la problemática del cuidado de la Común.
Más adelante exhortó a la conversión pastoral de las estructuras eclesiales para lograr "una mayor interacción entre pastores y fieles, para responder con eficacia a la llamada misionera del Señor", expuso. En ese sentido explicó que la conversión pastoral implica para la iglesia dejar de pensar en el "adentro" de las instituciones para animar una iglesia en salida. "Enamorada de Dios y de su Pueblo, busca a todas las periferias para no quedar encerrada en su autorreferencialidad asfixiante", expuso.