Fiesta de tres en el Valle de Uco

Decir emergentes es hacer poca justicia con los protagonistas de esta propuesta. Tanto José Luis Molina, Leo Pedra como Mauro Cano, dan batalla y resistencia, a fuerza de pasión, magia y talento. Les gusta caminar por el lado salvaje. Y de eso viven y cre

Fiesta de tres en el Valle de Uco

Los holandeses dueños de Salentein, además de ser pioneros y refundadores del Alto Valle de Uco por su visión enológica, también han dado  Killka, el Espacio Salentein que reúne desde hace varios años a los artistas más inquietantes, con algo que decir, que producen las artes plásticas de Mendoza. Ahora, la casi primavera mostrará la obra de tres artistas.

Se trata de José Luis Molina, Leo Pedra y Mauro Cano, “reconocidos hacedores del medio artístico de Mendoza, cuyas obras comparten una mirada del hombre profundamente existencialista”, según apunta Anabel Simionato, la curadora, acompañada en la labor museográfica por Agustina Romero y  Mariano García.

Prosigue: “En los tres existe como conexión la indagación sobre la condición humana, su finitud, la vulnerabilidad  propia del ser humano y sus emociones, su historia, la relación del hombre con sus pares, la angustia intrínseca que acompaña todas cuestiones vitales”.

Hay que destacar un gran asunto en esta muestra que desde el domingo le otorga mayor valor agregado, no sólo al turismo, sino a la cultura del Valle de Uco. Y es el hecho que una de las mejores salas de arte de Mendoza abre su parafernalia para tres artistas de perfil bajo, humildes en la mirada hacia sí mismos.

Era hora: en las artes plásticas ya estamos un poco aburridos de tanto pretencioso, de tanta espuma, de tanto artista trucho, y entre ellos pueden anotar a varios de los “consagrados” (por las ventas delirantes, a precios no menos delirantes, para un mercado, obvio, más delirante).

Es todo un desafío la presentación del trío Molina, Pedra y Cano. Para Simionato, “en esta exposición no vamos a encontrar estéticas felices o livianas, ni armonías o conformidades”. Y entiende que “si podremos sí sensibilizarnos ante miradas que nos intiman, espinas que inducen a una actitud dual de distancia-protección, ausencias que evocan recuerdos profundos”.

Leo Pedra es un caso de artista que no se cree artista, aunque, además de pintar, escriba ficción. Su libro “Corderoi”, inhallable en Mendoza y en cualquier parte del mundo, es un muy buen registro de principios de milenio. Pero ahora en Killka, Pedra tomó como tema central el cactus.

Y afirma: “Para mí es un elemento simbólico que relaciono con algunos aspectos de la condición humana. Por ejemplo: es un elemento que tiene una gran resistencia. Sobrevive con muy poco y tiene un lado amenazante, que impone una distancia con el otro”. Y en este viaje al cactus, Pedra cree  que “tiene que ver con la coraza que cada uno se arma en la vida”.

Habla sobre la mutación del proceso creativo, que lo dejó en el Edén. “Hay un árbol muy grande, dentro de una habitación y un caballo que asoma desde las sombras, en una habitación continua. Y otra obra es un caballo que mira a una mujer, sentada en una cama”.

Leo Pedra, mientras, se encuentra abocado a la escritura de una novela para el 2016. Es un proyecto de José Bianchi, de la editorial Babeuf. “Todavía está en proceso y no sé cómo va a terminar, pero estoy muy contento. Posiblemente se llame “Los techos”, anticipa.

El segundo artista es José Luis Molina, quien reporta a la década del 1960, cuando nació. Estudió  con profesores como Luis Comadrán, Enrique López, Eliana Molinelli, Cristian Delhez y Alberto Musso. Todos le dejaron influencias y consejos. Actualmente es Adjunto en la Cátedra Dibujo I y Titular en Taller I y II Pintura  de la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo.

El viaje de Molina, en cambio, es para adentro: “La mirada fluctúa, vacila entre la memoria que condena y se evade en la inmensidad, en la nada”, declara. “El lenguaje del arte permite la innovación y la decisión de no repetirse, de expresarse auténticamente. Ese lenguaje proclama: pinto, entonces, ¿existo?”.

Por último, Mauro Cano completa este combo inusual, una propuesta audaz, autóctona y contemporánea. Cano lleva 37 años dedicándose a llenar de vida espacios en blanco. Para esta exposición, María Paula Carrieri escribió que “quienes tenemos el privilegio de conocer cómo sucede la magia, observamos a un hombre poseído por la pasión, el deseo y el amor a eso que los demás le pusimos como nombre arte”.

Y concluye: “Quienes somos espectadores de lo finalizado nos acercamos al abismo de lo real, teniendo a su vez la ilusión de mirar algo que no existe. Quienes vemos su persona, sabemos, en secreto, que Mauro es un niño de 37 años jugando a pintar, con la capacidad de decir con su obra más de lo que el lenguaje podría expresar jamás”.

Ficha

La cita comienza mañana y se prolongará hasta el 29 noviembre. La muestra podrá visitarse en Galería Killka de Bodegas Salentein, de martes a domingos y lunes feriados, de 10 a 18 horas en Ruta 89, Km 14, Los Árboles, Tunuyán, Mendoza). Para reservas y  consultas, por mail a arte.killka@mp-wines.com o vía telefónica: 02622-429523/27.

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