Ha finalizado con mucho éxito la 26ta edición de Cantapueblo, el festival internacional de coros, una creación netamente mendocina que, en esta ocasión, fue dedicado al medio siglo de la famosa “Misa Criolla”, del notable músico y compositor folclórico Ariel Ramírez.
Durante cuatro jornadas, el público amante de la música y de la expresión coral pudo disfrutar de la expresión de 53 coros nacionales e internacionales que protagonizaron más de 15 conciertos en distintos escenarios, uno de ellos en el teatro Independencia, que acaba de cumplir 89 años de vida.
Cantapueblo fue organizado otra vez por la Fundación Coppla con el auspicio de los ministerios de Cultura de la Nación y de Mendoza, respectivamente, y las municipales de Capital, Las Heras, Maipú y Luján de Cuyo.
La jornada final fue todo un suceso al integrarse, en el estadio lasherino Vicente Polimeni, una masa coral de 1.000 voces que interpretó la “Misa Criolla”, dirigida por el reconocido director Damián Sánchez.
Otro episodio de este encuentro fue la tradicional cantata callejera Alfredo Dono, en homenaje al inolvidable músico mendocino.
Cantapueblo surgió en 1989 cuando había pocos coros en Mendoza y ningún festival que incluyera a todos los protagonistas. A partir de la primera convocatoria, todas las agrupaciones de distintas extracciones institucionales como artísticas pudieron cantar en Cantapueblo. Fue así que el festival contuvo a coros de gran trayectoria, como también a aquellos que daban sus primeros pasos. A partir de esa idea es que la provincia de Mendoza, por medio del festival, fue convirtiéndose en un foco sumamente poderoso de la actividad y se generó una propuesta única y superadora de lo que existía hasta ese momento. “En aquella época -recordó el músico y creador Alejandro Scarpetta- usábamos la frase Cantapueblo, tu canto nos dice tu pueblo”.
Esa apertura también se vio reflejada en que año tras año surgían nuevas agrupaciones en Mendoza, con distintos perfiles musicales pero siempre conservando la calidad interpretativa tradicional de los coros mendocinos.
Para cerrar este comentario hay que señalar que Cantapueblo ha sido una expresión pionera en América Latina, por la rigurosidad organizativa como también por la gran cantidad de coros participantes. “Es único en su género. Hoy han surgido muchos festivales que reconocen en Cantapueblo un modelo a seguir”, acotó el ya citado Scarpetta, otrora integrante de los Niños Cantores de Mendoza que, con el maestro Víctor Volpe en la dirección, realizó la histórica gira por Japón en 1972.
Otra particularidad de la actividad coral es que funciona como una herramienta de contención social y un brazo cultural poderoso con mucho potencial para desarrollar. Asimismo aporta divisas al circuito turístico provincial porque hay toda una movilización en materia hotelera y gastronómica por las visitas que genera el evento.
Cantapueblo, entonces, es un reflejo de la realidad. Hubo años con grandes convocatorias y otros en que el festival debió realizarse en países como Ecuador y Chile porque en la Argentina era imposible (años 2001 y 2002). Cada edición es un desafío. Los mismos coros van dando señales de cómo está el mundo. En años anteriores hubo una gran cantidad de agrupaciones de Europa y este año sólo arribó una representación holandesa. Europa preserva sus finanzas y, como dijo una oriunda del país de los tulipanes, “lo primero que recortan en Holanda cuando hay crisis es el presupuesto de cultura”.
Aún queda mucho por hacer pero queda claro que Cantapueblo es un referente entre los festivales de América Latina, y Mendoza puede posicionarse como epicentro coral de la Argentina y así lograr que cada vez vengan más coros del mundo a visitarnos.