Fibra de Guanaco: el nuevo oro textil

Payunia es cuna de un proyecto inédito de producción íntegra de hilo para prendas de alta gama, a partir del manejo sustentable de guanacos.

Fibra de Guanaco: el nuevo oro textil
Fibra de Guanaco: el nuevo oro textil

Por Mariana DiLeo

A 580 km de Mendoza y a 160 km de la ciudad de Malargüe, por la Ruta Provincial 186 se llega a la Payunia, la reserva natural de mayor extensión de Mendoza, única en su expresión por sus más de 800 volcanes.

Sus campos volcánicos Llancanelo y Payún Matrú han sido preseleccionados por la Comisión Argentina de Cooperación con la UNESCO como candidatos a integrar la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Sin embargo, este lugar que recrea la sensación de asistir a lo que fuese la Tierra en sus orígenes, nos revela mucho más que belleza.

Argentina posee la mayor reserva de guanacos del mundo y, en ella, Payunia alberga su máxima población. Casi mil dólares cuesta en algunas casas de diseño europeas un chal hecho con hilo de fibra de guanaco. Sin embargo, según datos publicados en 2011 por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) el productor argentino recibía apenas 80 dólares por kilo de fibra, una cadena de valor donde la mayoría de las ganancias quedaban en el extranjero.

En la actualidad, el aislamiento de los productores rurales y sus dificultades para incorporarse al mercado en condiciones de equidad, junto al sobrepastoreo y degradación de hábitats que resultan en un alarmante avance de la desertificación en varias zonas áridas del país, ha generado gran competencia entre el ganado doméstico y las especies silvestres. Tanto es así que, en Patagonia al guanaco se lo considera prácticamente una plaga, mientras que, en Payunia, un proyecto fascinante avanza con firmeza para frenar que sea declarado “especie perjudicial” y se legalice nuevamente su matanza.

Payunia, polo sustentable de fibras no convencionales

Un consorcio integrado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, el CONICET, el Municipio de Malargüe y la Cooperativa de puesteros Payún Matrú trabajan “en un programa que una el uso sustentable del guanaco con el desarrollo de la comunidad local, creando un modelo que permita salir de la clásica historia de la venta de materias primas que son transformadas en el exterior y luego vendidas a altos precios, para que el valor agregado se genere en Argentina, y más precisamente en el centro de la Payunia”, explica Gabriela Lichtenstein, investigadora adjunta del CONICET y una de las impulsoras de la propuesta.

La Cooperativa Payún Matrú se formó en el 2005, está compuesta por alrededor de treinta familias de productores de bajos recursos que llevan adelante esta primera experiencia de manejo de guanacos en Argentina.

“Era inminente retener a la población local con una fuente de empleo en su lugar de origen cuando el destino común es que migren a zonas urbanas porque no hay otra opción que criar chivos, de esta forma se han generado fuentes de empleo y se está fomentando el arraigo y la diversificación productiva para los pobladores locales, quienes, además, ahora pueden comprender que el guanaco vivo tiene mucho más valor que muerto”.

"Buscamos crear un modelo que permita salir de la clásica historia de la venta de materias primas que son transformadas en el exterior y luego vendidas a altos precios, para que el valor agregado s genere en Argentina, y más precisamente en el centro de la Payunia".

 Una planta de tratamiento: modelo en Sudamérica

Complementariamente, desde el Centro Textiles del INTI se está desarrollando un laboratorio de fibras no tradicionales ubicado en Salinillas, un paraje alejado de la ciudad de Malargüe, donde vive gran parte de las familias de la Cooperativa. La iniciativa contempla no sólo la instalación de una planta de procesamiento de fibra, junto con su tendido eléctrico y redes de telefonía – que también van a suministrar energía y comunicaciones a una población que hasta ahora no tenía -, sino que además incluye talleres de capacitación en técnicas de manejo de la especie y procesado de la fibra.

“Argentina es productora de una amplia gama de fibras textiles naturales, que explota en muchos casos en forma muy deficiente o poco igualitaria, como lana, algodón y fibras animales tales como llama, vicuña, guanaco, mohair, cashimere, seda y otras fibras vegetales. El impulso de avanzar sobre el desarrollo de la cadena de industrialización de manera sustentable, permite abrir oportunidades a estos sectores

y aprovechar recursos de identidad nacional”, comenta la ingeniera Patricia Marino, gerente de Comercialización del INTI.

Las fibras de guanaco, muy poco conocidas a nivel internacional al igual que la vicuña, están dirigidas a un mercado internacional consumidor de alto lujo, el país que ha monopolizado el desarrollo de productos de estas características es Italia.

Los países latinoamericanos que han recorrido un camino importante en el desarrollo de productos con estas fibras son Perú y Bolivia. “En ambos casos no consideramos sea el modelo para Argentina. No alentamos la concentración industrial y entendemos que el diseño es el eje central para producciones de baja escala”, asegura.

“Nos interesa potenciar el desarrollo de productos con diseño utilizando la gran fortaleza que posee nuestro país en la materia. En tal sentido, desde el Centro INTI-Textiles desarrollamos una intensa actividad en la promoción del diseño textil y de indumentaria, incluyendo el diseño de autor, siendo clave integrar la producción agropecuaria con el mejoramiento de la calidad de las fibras y el ennoblecimiento de los productos finales,” comenta Marino.

Obtener fibra sin descuidar al guanaco

A lo largo de los años se han desarrollado vinculaciones con instituciones tanto nacionales como internacionales con lo cual las capturas de guanacos en silvestría son eventos de generación e intercambio de conocimiento en forma horizontal.

Pablo Carmanchahi, investigador del CONICET COMAHUE, es autor del protocolo que reúne exitosas metodologías de captura, esquila y posterior liberación de los guanacos en base a altos estándares de bienestar que reducen el estrés del animal y que son transferidos al sector productivo, es decir a la cooperativa.

“Estamos llevando adelante una práctica innovadora ya que, en general, los pocos emprendimientos existentes y los pasados se basaron en una lógica productivista en la que se invertía poco y se quería ganar mucho y en poco tiempo, por lo tanto, bajo esta visión el bienestar de los guanacos durante el manejo era muy poco considerado”.

Existen argumentos biológicos, socio-económicos e histórico-culturales por los cuales es importante conservar esta especie. “El guanaco cumple un rol ecológico clave dentro de su ecosistema. Se adapta y previene el proceso de desertificación que se está dando en las zonas áridas por el sobrepastoreo del ganado ovino y caprino”.

Esta especie tiene un potencial alto como modelo productivo ya que es uno de los pocos animales que permite obtener un producto muy valioso sin necesidad de sacrificio. Respetar pautas de bienestar animal asegura la sustentabilidad de la actividad, permite obtener fibra de mejor calidad y da la posibilidad de lograr la certificación de los productos obtenidos de esta manera, lo cual abre una puerta a mercados internacionales y mejores precios de venta”, explica.

Los resultados del trabajo conjunto llevaron a que este año el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, anuncie el otorgamiento de más de 5.5 millones de pesos al desarrollo de un modelo productivo para mejorar la calidad de vida de los pequeños productores rurales, basado en el uso sustentable de guanacos y la apropiación de innovaciones tecnológicas. La planta ubicada en Salinillas, a inaugurarse en Marzo de 2015, funcionará como centro de procesamiento semi-industrial no solo para las fibras naturales provenientes de Payunia, sino también de otras regiones como el NOA y Patagonia”.

Miembros de la Cooperativa volviendo luego del arreo de guanacos silvestres.

“A medida que hemos transitado el proyecto y sus grandes desafíos, hemos logrado la articulación con varios organismos del Estado, de esta forma estamos creando también un modelo de cooperación entre diversas instituciones con distintas lógicas de trabajo y saberes, haciendo un muy interesante proceso interdisciplinario en el cual todos estamos aprendiendo”, concluye Gabriela Lichtenstein.

Este polo productivo en funcionamiento resultará un modelo replicable por otras comunidades o cooperativas de la región. Sus beneficiarios serán los integrantes de la Cooperativa Payún Matrú y sus familias; los pobladores de la Reserva La Payunia; la Provincia; el Municipio; las cooperativas y asociaciones interesadas en la producción de fibra de guanaco; los productores de guanaco de Patagonia; las comunidades productoras de camélidos de la región; las Instituciones Científico Técnicas participantes; y el guanaco y su hábitat.

"El guanaco cumple un rol ecológico clave dentro de su ecosistema. Se adapta y previene el proceso de desertificación que se está dando en las zonas áridas por el sobrepastoreo dl ganado ovino y caprino".

Miembros de la Cooperativa volviendo luego del arreo de guanacos silvestres.

Agradecimiento: Ministerio de Ambiente, Tierras y Recursos Naturales de Mendoza. Fotos: Antonella Panebianco. Becaria CONICET

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