Si algo puede asegurar David Ferrer cada vez que ingresa a una cancha de tenis es su entrega e intensidad en cada uno de sus golpes. Después puede haber días mejores o peores, pero esos aspectos van a estar presentes.
En los octavos de final, no fue la excepción. Durante su debut en esta edición del Argentina Open, el tres veces campeón en Buenos Aires dio muestras una vez más de su voracidad competitiva y se instaló en cuartos de final al vencer al argentino Renzo Olivo por 6-2 y 6-2. Además, Pablo Cuevas se quedó con el duelo sudamericano frente a Santiago Giraldo.
La presión que imprime el actual número seis del mundo apabulla hasta a los espectadores que lo siguen a unos pocos metros de distancia. Difícil que Renzo Olivo tampoco experimente esa sensación, especialmente cuando el español le devuelve el servicio.
En esos escasos segundos previos a impactar el saque del promisorio tenista argentino de 23 años, Ferrer repiquetea y sale corriendo hacia adelante para impactar la pelota, como si la fuera a chocar. Realmente impresiona y también es efectiva. A lo largo del match, el alicantino le quebró cuatro veces el servicio al rosarino.
De esta forma, el ganador de 26 títulos ATP estiró su racha ganadora en el polvo de ladrillo del Buenos Aires Lawn Tennis Club, en el cual lleva dieciséis victorias consecutivas. “Para ser el primer día y, después de tanto tiempo sin jugar sobre tierra batida, me he encontrado bien. Contento por ganar y estar en cuartos de final”, señaló Ferrer en conferencia de prensa.
El otro vencedor de la jornada diurna fue el uruguayo Pablo Cuevas, quien se quedó con el duelo sudamericano ante el colombiano Santiago Giraldo por 6-4 y 6-2. “Estoy muy contento de jugar acá, de seguir avanzando y de sacar otro partido difícil en este cuadro que está tan duro”, señalaba Cuevas.