El mayor proyecto de extracción de oro primario jamás contemplado en Francia, dirigido por un consorcio ruso-canadiense en el bosque tropical de la Guayana, se enfrenta a una feroz oposición de defensores ecologistas en este territorio francés al norte de Sudamérica.
Una petición en línea contra el proyecto “Montaña de oro” de la rusa Nordgold (55%) y de la canadiense Columbus gold (45%), previsto cerca de Saint-Laurent-du-Maroni, en el oeste de la Guayana Francesa, ha recabado ya más de 160.000 firmas. El proyecto no cuenta todavía con el aval del gobierno francés.
La petición fue lanzada en marzo por un colectivo guayanés, con el apoyo de 110 organizaciones nacionales e internacionales. “Hace 150 años la Guayana tuvo una historia de amor con el oro, pero esto debe parar. Esta no es la mejor orientación económica para la Guayana”, opinó Nora Stephenson, portavoz de la ONG “Or de question”.
Trece jefes tradicionales de este territorio se declararon en contra de este proyecto minero que podría empezar en 2022. “En nombre de la economía, están dispuestos a destruir una nueva generación”, lamentó a inicios de agosto Bénédicte Fdjéké, presidenta de estos líderes.
El proyecto “Montaña de oro” está “fuera de norma por sus aspectos económicos” y “sus huellas espaciales y ecológicas son de una dimensión desconocida en Francia”, apunta una “nota informativa” interministerial fechada en febrero 2016.
Según esta nota, los impuestos asociados a la producción minera representarían “80,6 millones de euros” y los de la importación “325,5 millones de euros”.
Los industriales que planean extraer “6,7 toneladas” de oro por año por “doce años”, por unos 3.000 millones de euros, quieren lanzar un debate público local. “Después de consultar con los representantes locales electos, todos están a favor de un debate guayanés”, afirmó el representante de los industriales, Rock Lefrançois.
Como 32 canchas
La compañía minera “Montaña de Oro” anunció que organizará un debate “durante el cuarto trimestre” del año con “el público directamente involucrado” en el proyecto. Algunos políticos y empresarios, especialmente en la industria de la construcción, están a favor del proyecto, del que esperan ganancias económicas y creación de empleos.
Si es validado por el gobierno después de un estudio público, los mineros cavarán en la selva un pozo cuyo volumen es similar a unos 32 grandes estadios de fútbol.
Los opositores denuncian la proximidad del sitio con macizos de alta biodiversidad, incluyendo la reserva biológica más grande de Francia (en la Guayana).
También están preocupados por los residuos: la excavación provocará la creación artificial y permanente de dos montañas de gravas de 100 m de altura y una montaña de 70 m de altura con “54 millones de tn” de lodo con cianuro remanente del proceso para separar el oro.
Frente a los temores medioambientales Rock Lefrançois asegura que se “vigilará las aguas subterráneas para ver si hay rastros o altos niveles de ciertos metales”. Para su funcionamiento, la mina necesitará importantes inversiones públicas (rutas, energía, puerto, exoneraciones), en un territorio en el que al menos 15% de los hogares no tienen electricidad.