Fernando Sánchez Sorondo: “Uno no debe escribir lo que se llama ‘bueno’, sino lo propio”

El poeta argentino repasa su obra poética, de 13 libros en 43 años, con “Poemas de antología”, un libro que acaba de editar.

Fernando Sánchez Sorondo: “Uno no debe escribir lo que se llama ‘bueno’, sino lo propio”
Fernando Sánchez Sorondo: “Uno no debe escribir lo que se llama ‘bueno’, sino lo propio”

Los trece libros de poemas, los dos de cuentos, las cuatro novelas y el libro de testimonios, nos advierten de una obra sostenida y contundente pero difícil de abarcar.

No sólo por la extensión de la misma, por su diversidad, sino también por la dificultad de acceder a títulos ya fuera de mercado.

Por esa razón, la selección "Poemas de antología, 1974-2017" es acaso una ocasión inmejorable para conocer la obra lírica de Fernando Sánchez Sorondo (FSS).

Nacido en Buenos Aires en 1943, FSS comenzó su estela literaria a los 20 años con "Por orden de azar", un elogiado libro de relatos. Sin embargo, en la poesía estaba la materia que lo hacía vibrar y poco después editó "Salpicón las  más  noches" (1974), un libro en el que ya se verían los rasgos que mantiene hasta hoy: la utilización de un lenguaje simple, casi prosaico, la apelación al humor, al enriquecimiento de las frases hechas, las preocupaciones existenciales abordadas sin gravedad.

Esa estética, que volcaría en todos sus libros siguientes, acaso iban de la mano de su biografía: la palabra fue su materia pero la ejercitó no ya sólo como escritor sino también como periodista y como publicitario.

A la par, su transformación existencial tuvo varios vaivenes y algunos golpes: junto a la pérdida de seres cercanos, también caminó por la senda de lava de la drogadicción, de la que salió, increíblemente, gracias a un rescate “espiritual” que le llegó al conocer la obra de Sai Baba.

Todo ello forjó, entonces, esta obra de la que "Poemas de antología" es una síntesis y en las que están presentes, por supuesto, esos elementos que tan bien destaca Horacio Salas en el prólogo de este libro: "Una batería de metáforas claras, transparentes, capaces de perdurar en el tiempo".

Para conocer sobre la obra, hablamos con Sánchez Sorondo, quien reconoce que al volver la mirada sobre su poesía para preparar este libro se encontró consigo mismo: “Quiero decir, con mi propia voz. Porque de chico buscaba escribir ‘bien’; los años y las experiencias, a veces frustrantes, me hicieron comprender que uno no debe escribir lo considerado bueno y lindo sino lo propio; pasarse en limpio”.

- Permítame decir que el lector, acaso invitado por la falta de referencias bibliográficas (a qué libro pertenece tal poema, en qué año fue escrito, etc.) ve en "Poemas de antología" una uniformidad estilística notable. Acaso en los primeros poemas se permite reflexionar con mayor aliento y en los últimos se hacen constantes los versos cortos y concisos. Acaso hay diversidad de temas. ¿Fue intencional que esta antología resultara siendo una obra más antes que un muestrario de otras obras anteriores?

- Siempre consideré al género antológico como con cierto carácter póstumo, de manera que, aunque “Poemas de antología” es, sí, una antología, tiene la impronta de un libro nuevo, sobre todo porque muchos de sus poemas son inéditos.

- Ahora sí, vayamos a la génesis. ¿Cómo se gestó el Sánchez Sorondo poeta? ¿Cuándo empezó a escribir, cuáles fueron sus influencias?

- Tuve una tremenda suerte. En medio de tantas dudas como se tienen de chico, estaba seguro de una sola cosa: lo mío era escribir. De entrada, en mi casa no los puso muy felices la noticia porque, con toda razón, sospechaban que el temperamento artístico podía resultar sinónimo de una extrema sensibilidad y de transgresión.

Sin embargo, con el tiempo y “la dura obstinación de los hechos”, como diría Borges, terminé encontrando apoyo. Tuve mi primer maestro muy cerca, en realidad, en la persona de un vecino que resultó un gran poeta y amigo, Oscar Corbacho. Ya más grande recibí también el estímulo de un amigo de mi padre, el poeta y novelista Leopoldo Marechal, quien fue absolutamente generoso conmigo y con los textos que yo le mostraba. Por último fue en el colegio Sarmiento nocturno donde conocí a mi primer editor, Héctor Landolfi, a cargo de “Américalee”. Héctor editó mi primer libro de cuentos, titulado “Por orden de azar”, con el que obtuve el Tercer Premio Nacional de Literatura para el bienio 63-65.

- Pareciera que, a pesar de la constancia y el respeto de sus pares, no ha formado parte de ninguna "oficialidad" poética en la Argentina. ¿Se siente, en este aspecto, un tanto "al margen"?

- Mi energía la concentré en la propia escritura; quizás mi independencia de todo grupo se debió a eso; no hice “sociales” literarias.

- Mencionaba antes que había una diversidad de temas en sus poemas, aunque el espectro también tiene cierta constancia. En el prólogo, Horacio Salas habla de un elenco puntual de temas "dolorosos e imborrables" a los que siempre remata y aliviana el amor. ¿Cuáles han sido esos temas y de dónde han surgido?

- Situaciones muy dolorosas para mí: la muerte de mi madre cuando yo tenía 6 años, mi adicción a las drogas, el proceso de recuperación me marcaron terriblemente y me obligaron a una salida; todo eso impregna mi escritura. También la revelación de una dimensión espiritual a través del descubrimiento de la India y de la filosofía vedanta. En ese sentido, yo concibo la escritura como aventura del autoconocimiento, de la búsqueda espiritual. Y ahí estriba, sin ninguna especulación proselitista ni dogmática, mi mayor motor para sentarme a escribir.

- De la lectura de muchos poemas se desprende un interés por lo religioso, un interés declamado sin ambages en varios textos. Los rostros de esa religiosidad son menos claros para el que lee, si intenta deducirlo de los poemas mismos. A la indudable religiosidad católica propia de nuestra cultura parece agregarle otras influencias orientales y hasta indígenas. ¿Estaríamos cerca de acertar al decir esto? ¿Cuán fuerte es la importancia de hablar de lo religioso en sus poemas?

- A pesar de pertenecer a una familia católica a la que, sinceramente respeto y admiro y quiero, exploré, por necesidad y por temperamento, otras vertientes que me llegaron infinitamente más y que tienen que ver con la búsqueda espiritual y en cierto modo se corresponde con la mística. Es largo de explicar pero viajé a lo largo de veinte años a la India y tuve mi maestro Sai Baba, que falleció.

- ¿Qué poetas siguen conmoviéndolo, si es que los hay o ha habido, y quiénes le interesan de la poesía argentina actual?

- Enrique Molina, Alberto Girri, Osvaldo Ballina, Santiago Sylvester, Angélica Olcese, Santiago Kovadloff y Horacio Salas, y otros.

- ¿Cómo conviven en usted el narrador y el lírico?

- Publiqué novelas y libros de cuentos y de hecho obtuve el Premio Nacional de Literatura por mi primer libro de cuentos. Pero ya no “convivo” con ambos géneros; opté, en los últimos años, por la poesía.

"Allí Te creo"

Antes de la primera palabra, cuando todo es perfectamente posible,  y no han llegado las noticias  ni la gente es todavía buena o mala, cuando nadie ha muerto  y no se oyen los pronósticos, ni declaraciones.

Allí Te creo.

Cuando aún nada  hace pensar en nada y hasta parece que no hubiera vida sobre la tierra.

(poema incluido en “Poemas de antología”)

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA