Fernando Ruiz Díaz va y viene a Mendoza. Hace unos días se instaló con su cómplice, Charlie Noguera, a terminar la logística técnica para grabar el viernes y sábado que viene dos recitales en vivo abiertos al público, en los que se registrarán imágenes de los paisajes de la Bodega Monteviejo como parte del material extra del primer álbum de Vanthra que será lanzado en abril.
La mini gira Vanthra sólo en vivo viene recorriendo Mar del Plata y el Cosquín Rock cordobés y ahora le tocará el turno a Mendoza; pero antes, Ruiz Díaz presentará su primer vino, un blend, que lleva el nombre de Vanthra (el martes próximo en un evento privado), un tributo a su relación entre la bebida nacional, Mendoza y el rock.
–¿Qué está pasando ahora entre Fernando y Mendoza?
–Estuve tres días en la bodega con Marcelo Pelleriti, mi hermano mendocino, para preparar el lanzamiento de mi vino y hacer una avanzada técnica con mi compañero de la banda, Charlie Noguera. Eso fue en la previa de lo que va a suceder el 23 y 24 de febrero, cuando toquemos en Mendoza y grabemos dos recitales para registrar un dvd, en lo que es una primera etapa de presentaciones. A Vanthra sólo la podemos ver sólo en vivo por ahora, antes de que lancemos el álbum en estudio en abril.
Pero ¿qué es Vanthra? Un nuevo proyecto rockero paralelo a Catupecu Machu (la banda principal de Ruiz Díaz), que comenzó a ensayar y grabar durante todo el año pasado, formado por un power trío que integran Fernando, en voz y bajo, la viola y los sintetizadores de Charlie Noguera y la percusión de Pape Fioravanti.
El trío ya tiene dos cortes promocionales, El desierto de Dios y Canción sola, cuyo videoclip lo protagoniza la hija del cantante, Lila, responsable de esta nueva etapa musical del carismático líder de Caputecu.
–El disco ya estaban tocándolo en vivo desde el año pasado...
–Sí. Entre noviembre y diciembre tuvimos cuatro fechas en Buenos Aires y Mar del Plata. Desde el principio sabíamos que las primeras fechas en vivo de Vanthra iban a ser Mar del Plata, Mendoza y Córdoba. Esta última presentación, en Cosquín. Ahora filmaremos dos shows. Ya tenemos armada toda la logística de los escenarios especialmente para saber dónde van a estar para el rodaje. Esta filmación tiene que ver con una edición especial del disco del trío, con un documental y todo, y varias canciones filmadas en Mendoza. La semana que viene vamos a estar ensayando con la banda acá, en el estudio de la casa de Marcelo Pelleriti, pero también el martes 20 vamos a estar presentando el primero de los cuatro vinos que preparamos acá.
–¿Cómo fue la producción del disco? ¿Fueron todas canciones inéditas?
–Estuve tres años componiendo estas nuevas canciones. Esto sucedió después de El mezcal y la cobra (disco de Catupecu), incluso antes de que sacáramos el box por nuestros 20 años. Es que Vanthra siempre estuvo en mi cabeza. Pero sucedieron cosas. Me pasó en realidad en Mendoza el año pasado, justamente en la casa de Marcelo, donde nos instalamos con mi hija. Me había separado hacía poco de la mamá de ella y me vine de vacaciones para acá. Pero un día se fue mi hija con la mujer de Marcelo a comprar y me quedé solo, me senté en la pileta y vi las nubes que cruzaban la montaña. Allí me di cuenta de que necesitaba descansar. Bajar varios cambios. Cuando nació mi hija, fue la contracara de lo que había sucedido con mi hermano y de paso me separé. Así que tenía un remolino de emociones, aunque sabía que para hacer un cambio, en mi caso, nunca tiene que ver con parar, sino con seguir haciendo otras cosas. Pero ya mis compañeros me reclamaban que hiciera Vanthra, antes incluso de que me propusiera bajarle un cambio a Catupecu Machu. El año pasado así lo hice. Hasta ese momento hicimos siete fechas de Catupecu, pero este año no habrá ninguna. Va a estar dedicado ciento por ciento a Vanthra. El 7 de abril, en el Wine Rock, vamos a tocar juntos con Maleboux (formada por Macabre, Agustín Rocino y Leandro Spatola, miembros de Catupecu Machu y Sick Porky). Vamos a sincronizar tocando en dos escenarios, uno a continuación del otro. Somos hermanos. Vamos a cruzar los dos proyectos. A mí me está haciendo muy bien porque conseguí correrme de un eje y dedicarle estos shows sólo a Vanthra.
–Hay un video, Canción sola, que ha empezado rápido su recorrido por las redes.
–Sí. Eso ha sido increíble. Ya tenía 80 mil vistas a tres días de publicarse en YouTube. La protagonista es Lila, mi hija, otra de las que van a estar presentes la semana que viene en el rodaje del dvd especial de Vanthra. Ella es una actriz. Todo lo que ven de Lila es transparente y natural. A mí me gusta participar de la producción de los videos. Amo el cine. Esta es el noveno trabajo audiovisual que hago con Javier Vázquez. El guión surgió de una idea de viaje de Lila, al estilo del de Chihiro (en referencia a la película japonesa), porque hay imágenes oníricas, un paisaje apocalíptico. Ella me va buscando en el relato. Lila creció visitando las giras, detrás de los escenarios, jugando con los músicos.
– Hablando de Lila. ¿Cómo ha sido tu experiencia con la paternidad?
–Tengo una vida maravillosa. Tengo que agradecer mucho, a pesar de las cosas que pasaron bastante dramáticas, como el accidente de mi hermano. Para mí eso fue como si me hubieran cortado a la mitad. Lila fue la contracara de eso y sin duda es lo más grandioso que me pasó en la vida. Lo más difícil también, porque ella es mi responsabilidad y es un desafío diario ser padre. Aprendo todos los días. Me encanta. Por supuesto, Vanthra tiene mucho que ver con mi hija. Las canciones fueron ensayadas y preproducidas en mi casa, cuidando a Lila, fue muy importante esa etapa. Me acordé de lo que le pasó a John Lennon, cuando quiso reivindicarse con su hijo Sean de lo que le falló como papá cuando tuvo a Julián, pero a mí no me dio como para dejar la guitarra cuatro años como hizo él. Eso no podría hacerlo. Pero con Lila continué haciendo música de forma más introspectiva, pero nunca dejé de componer, de escribir, de ensayar.
–¿Cómo sigue la gira en vivo de Vanthra?
–La etapa ahora se ha extendido para México y la ciudad de Texas, en Estados Unidos.
–¿Cómo comenzó tu relación con Mendoza?
–Mendoza, junto con Córdoba, son las dos provincias, después de Buenos Aires, donde automáticamente comenzamos a tener una relación tremenda desde los comienzos de mi carrera. De hecho, las primeras provincias donde comenzamos a tocar con Catupecu fuera de Buenos Aires fueron Mar del Plata, Córdoba y Mendoza. Cuando comenzamos a ir a la bodega Monteviejo conocimos a Marcelo. Faltamos a una sola edición del Wine Rock. En las demás, siempre presentes. De esas primeras presentaciones nació una hermandad con Marcelo y la banda, que se tradujo en los vinos que hicimos. Marcelo también responsable de la propuesta de que los jóvenes se acerquen a esta bebida. Originalmente el vino siempre fue de los jóvenes, pero después se volvió más acartonados o un poco elitista, pero en los últimos años pasó algo muy interesante de la mano de Marcelo. El invento de Marcelo, el Wine Rock, es único en el mundo.
"Siempre quise hacer un blend"
–¿Qué hizo que nacieran en vos las ganas de tener un vino propio?
–Es que siempre amé la cultura del vino. Para mí es “la” bebida, por la dedicación que tiene, por lo que genera. Y comencé a conocer cómo se hacía, el tiempo que lleva. Además, el enólogo Marcelo Peleritti me presentó a Pablo Ricciardi y toda su familia, el padre y su champañera. Hacer estos vinos fue traducir esta hermandad con Mendoza y compartir al mismo tiempo la música rockera con Pelleriti. En realidad siempre tuve ganas de hacer un blend. Eso se parece a la batería, la guitarra y el bajo. Depende de cómo lo combinás es el efecto que te genera. La voz del vino, me parece, termina siendo del intérprete, de quien lo abre, de quien lo prueba. El vino es rockero. Igual te digo, a mí me gusta el whisky y la cerveza artesanal, pero es impresionante el fenómeno del vino en Argentina. De probar tantos vinos en el mundo siempre termino bebiendo los vinos argentinos y los franceses. Una vez, durante una gira de Catupecu por Europa, en 2016, gracias a Marcelo, tuvimos la experiencia de cosechar las uvas en Chateau Le Gay y fue hacer el arte que hace Marcelo, para mí el mejor enólogo y el más artista de Argentina, lejos. Él es grosso en Estados Unidos y Francia. Con Marcelo hicimos cuatro blends, el primero, llamado Vanthra lo vamos a presentar el martes 20 en un evento privado. Allí vamos a tocar un par de temas del trío en versiones acústicas.