Fernando Meirelles: “Quería hacer una película sobre el Papa”

Después de su paso por salas de cine, “Los dos papas” llegó a Netflix el viernes pasado.

Fernando Meirelles: “Quería hacer una película sobre el Papa”
Fernando Meirelles: “Quería hacer una película sobre el Papa”

Es el año 2012. Frustrado por el rumbo que está tomando la Iglesia, el cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce) solicita el permiso del Papa Benedicto XVI (Anthony Hopkins) para retirarse. Sin embargo, el Sumo Pontífice convocará a su crítico y futuro sucesor en Roma. Entre ambos se sucederán extensas charlas para buscar posturas en común. Tras los muros del Vaticano, habrá un profundo debate entre la tradición y el progreso, con el objetivo de forjar un futuro para los millones de fieles católicos de todo el mundo. Además, Benedicto revelará un secreto que sacudiría los cimientos de la iglesia católica, ya que sorprendió al mundo cuando anunció que renunciaba al pontificado. 

"Los dos papas", dirigida por Fernando Meirelles ("Ciudad de Dios"), propone repasar lo que podría haber pasado en ese momento histórico que sacudió a la Iglesia católica. Desde el 20 de diciembre está disponible en Netflix, después de haber sido estrenada en cines independientes del país.


    Los dos Papas. La película ficciona las charlas que ambos pontífices tuvieron en 2012
Los dos Papas. La película ficciona las charlas que ambos pontífices tuvieron en 2012

-¿Qué fue lo que te convenció de hacer esta película?

-Una de las razones principales es que me gusta mucho el papa Francisco. Creo que hoy es una de las voces más importantes del mundo. Escribió la encíclica Laudato Si, que tiene que ver con nuestra casa común, con nuestro planeta. Habla sobre el medio ambiente y que nuestra manera de consumir está consumiéndolo. Él piensa sobre el mundo desde una manera mientras que los gobernantes lo están haciendo de otra. Está dando el mensaje que tenemos que protegerlo. En fin, me gusta mucho el papa y quería hacer una película sobre él.

-¿Fue una propuesta tuya o te pidieron hacerla?

-Primero me llegó la propuesta de hacerla y que escribiera un guion, pero estaba trabajando en la apertura de los Juego Olímpicos de Río de Janeiro y no podía hacer nada. Después el productor encontró la obra de teatro de Anthony McCarten y le pidió que la adaptara. Cuando terminó, el guion me lo mandaron y me pareció que era genial.

Eso, sumado a que me encanta el personaje, fue suficiente para embarcarme en el proyecto.

-¿Pediste conocer o hablar con el papa para la realización de la película?

-La verdad que no. Estuve en Roma y presencié esas lecturas, porque no las calificaría como misas, que da en la Plaza San Pedro. Tuve la chance de poder saludarlo y decirle rápidamente que estaba haciendo una película sobre él con Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Pero no me prestó mucha atención y me ignoró (risas). No se interesó para nada.

-¿Pensás que le va a gustar cuando la vea?

-No estoy muy seguro que vaya a ver la película. Y si lo hace, creo que no va a hacer ningún comentario al respecto. Me parece que le puede llegar a gustar porque es muy honesta y creo que retrata bien todos los aspectos de su vida.

-¿Fuiste el encargado de elegir a los protagonistas?

-Cuando decidí hacer la película entré a Google para ver imágenes del papa. Quería saber a quién se parecía, para ver quién podía interpretarlo. Eso fue en 2017, cuando Jonathan Pryce estaba en “Game of Thrones” (2011-2019), lo que le daba mucha exposición. Había muchas fotos suyas comparándolo con Francisco, y es muy parecido. No estaba al tanto de sus últimos trabajos, sí sabía que es un gran actor. Y después vi una entrevista que hizo para la televisión de Inglaterra y me di cuenta de que, además de su parecido físico, tenía una energía que transmitía mucha tranquilidad y humildad.

Me pareció que era ideal para el papel. Se lo comuniqué a Netflix, y les pareció raro porque es una película de un gran presupuesto y necesitaba de un gran nombre. Así surgió el nombre de Anthony Hopkins, con quien ya había trabajado en “360” (2011), y apenas aceptó lo llamamos a Pryce. O sea, conseguí a uno para poder tener al otro.

-¿Fue muy difícil manejar a dos actores de este calibre?

-Ellos llegaban al set muy preparados. Hacíamos una o dos lecturas de guion como ensayo, y después filmábamos. Lo que sí es cierto es que ellos son muy distintos a la hora de trabajar: Jonathan es como un músico de jazz. Tenía incorporado todo sobre el papa y su actuación es instintiva. Estaba muy preparado para reaccionar como lo haría el propio Francisco. Y Anthony Hopkins es muy técnico, como un músico clásico: aprende la partitura, la música, y después la interpreta. Se apoya mucho en las palabras.

Cuatro meses antes de comenzar a filmar me pidió que no cambiemos más el guion, lo que para mí es muy difícil. Me gusta cambiar los textos, incluso entre una escena y otra, porque voy editando mientras filmo. Por algún misterio de la vida, estas dos clases tan diferentes de actuación lograron ensamblarse bien juntas y salió perfecto.

-¿Cómo te resultó la experiencia de hacer una película con Netflix?

-Sé que mucha gente va a ver la película en sus teléfonos, pero yo la hice como si fuera para cine. Utilicé los planos grandes, escenas en donde los actores se los ve a los lejos, nunca pensé en dónde iban a ver este film. La película estuvo en 37 festivales, ganamos unos seis premios y tuvo un lanzamiento en salas de cine. Visto de ese punto de vista, no veo muchas diferencias como cuando hacés un filme para una distribuidora normalmente.

-La película también le quita solemnidad a la Iglesia. ¿Creés que el film puede funcionar como para que la gente se acerque nuevamente hacia esa institución?

-Puede ser. Realmente, no era la intención del guion ni tampoco de este largometraje.

No quisimos ayudar a la Iglesia (risas). Sí me parece que sale bien, aunque hablamos de corrupción o pedofilia, pero nunca quisimos “lavarle la cara”. Una de las pocas críticas muy negativa sobre la película la hizo The Daily Telegraph, en donde dijeron que el largometraje era una propaganda del Vaticano.

El 99% entiende que el film se trata sobra otra cosa, salvo este diario. Teníamos más cosas para filmar sobre estas cuestiones oscuras de la Iglesia, incluso algunas llegamos a rodarlas, pero cuando vimos los primeros cortes el peso del largometraje recaía en esas cuestiones y no en lo que queríamos nosotros: el diálogo y consenso entre dos personas con posiciones tan encontradas. No quería que eso pasara, quería que hubiera esta última lectura. Teníamos que hablar de todos estos temas, pero la mezcla era delicada como para que no se volcara hacia otro lado.

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