Fernando Alin será uno de los 21 senadores de Cambia Mendoza que integrarán la Cámara Alta tras la renovación legislativa que se producirá a finales de noviembre. Su nombre es bien conocido en el Este, donde su trabajo en las calles es muy reconocido.
Dueño de una historia de vida difícil, llega a la Legislatura con varias particularidades y "misiones", según dice. Por un lado, es quien le devolvió al Partido Socialista la representación legislativa después de 16 años sin legisladores (los últimos fueron Oscar Santarelli y Manuel Liberal). Además, asegura tener la vocación de demostrar que el rol de un senador va más allá de la función legislativa para ser un actor de escucha permanente.
Dirigente social y miembro del movimiento de las iglesias tercermundista, referente y uno de los fundadores de Cadim (Centro Amigo del Discapacitado Motriz), contó las sensaciones que tiene, los desafíos y el balance que hace de la gestión de Alfredo Cornejo.
A sus 50 años, conoce de lucha. Desde hace más de 30 se dedica de lleno junto a Patricia, su mujer, a conseguir fondos para proyectos sociales. Asegura que su participación política no es individual, sino que es de ambos: "Somos un equipo".
En 2008 vivió el peor golpe de su vida, cuando su hijo Ivo Francisco falleció producto del cáncer. Asegura que ese dolor lo impulsó a seguir y con eso tiene que ver el primer proyecto de ley que pretende presentar. "Fue Ivo porque significa abogar por los pobres y por la orden de San Francisco de Asís", contó.
Fue cercano a los curas Enrique Angelelli y Jorge Contreras, y al padre Baggio en San Martín. Trabajó con el padre Flecha, con Luis Farinello y con Claudio 'Pocho' Lepratti, a quien León Gieco le dedicó "El ángel de la bicicleta".
-¿Qué implica a nivel personal ser legislador?
-Es un desafío. Es la primera vez que ocupo un cargo. Soy militante social hace 30 años. Con mi señora creemos en la inclusión. Nos fascina la gente que deja su vida por las convicciones e ideales. Trabajamos en barriadas muy humildes de San Martín. Hicimos Cadim. Estoy convencido de que si no te involucrás no cambiás nada, con la palabra no se hace. Hay que embarrarse.
-¿Por qué se sumó al Partido Socialista?
-Somos seguidores de Alfredo Palacios, Alicia Moreau de Justo, gente que marcó de verdad. No es un socialismo como el de Venezuela. A veces hacen esa comparación y nos duele, porque es una dictadura, fachismo, un narco estado. El socialismo es igualdad, justicia.
-¿Qué expectativas tiene?
-En esto tenés dos posturas: una más corporativa, netamente institucional, y lo otro es lo que uno puede lograr como senador con un contacto más cercano de la gente. Lo que tenés que lograr es que no se pierda, tratar de transformar.
-¿Qué lo atrajo de Cambia Mendoza?
-Nos arrimamos con mi esposa porque Cornejo es algo distinto. Hacía mucho tiempo que no había un estadista. Él ve las cosas con mucha claridad. Yo digo que soy socialista-cornejista.
-¿Las ideas socialistas encajan en el cornejismo?
-En un 80% sí. Él se animó a hacer algo. Pero hay que aclarar que Cambia Mendoza no es lo mismo que Cambiemos. Alfredo tiene postura firme, es austero, ve clara la política. Eso a uno lo atrae. Invirtió en cosas verdaderas como la salud y educación. Las políticas de inclusión no es poner plata en el bolsillo, es apostar a formar personas. Creemos en un Estado corto y articulando con los privados. Sin caer en un estado asistencialista, pero sí con políticas de inclusión.
¿Cree que va a ser distinto su rol en la Legislatura al de sus pares?
-La gente necesita legisladores con menos chamuyo y más gestos concretos. Tiene que estar al lado de la gente. Ha habido una separación de la gente con la clase política. Cornejo hace mucho que viene invirtiendo en políticas de cercanía, como La Provincia en tu Barrio. Nosotros tenemos las tres columnas: somos honestos, tenemos pasión por lo que hacemos y mantenemos la coherencia entre lo que decimos y hacemos.
-¿Cómo vive esto de ser quien le permitió al socialismo volver a la Legislatura?
-No es una mochila, no me pesa. Sí es un desafío. El PS tiene que hacer un análisis de lo que pasó. Quiero cumplir lo que prometí, que es trasladar leyes que le sirvan a la gente. Me voy a enfocar en las poblaciones vulnerables, en las personas con discapacidad. Quiero que me identifiquen como un senador cercano a la gente.
-¿Está en contacto con Rodolfo Suárez?
-Nos conocemos de la campaña. Mantuvimos diálogo a través de amigos, de Raul Rufeil (intendente electo de San Martín), que es una persona proba, honesta. La transformación en Capital ha sido muy buena. Hay cosas muy piola. Creo que va a seguir el mismo camino con Cornejo.
-¿Tiene definidos algunos proyectos de ley?
-Lo primero que quiero presentar es uno sobre la atención integral a los padres que han perdido a su hijo, que exista un protocolo de atención en el momento trágico hasta cuando lo necesite, incluyendo la medicación. Muchas veces la depresión deriva en discapacidad, suicidio. Hace falta un abordaje integral. Además, quiero trabajar en temas de discapacidad. Buscamos que las personas con discapacidad tengan una contención integral y se controle más el tema de los hogares donde los chicos van a hacer sus actividades.
-¿Cómo imagina la relación con sus futuros colegas senadores?
-Dentro de unos meses hay que hacer otra nota (risas). Con los de CM estoy seguro de que vamos a trabajar en equipo. No conozco demasiado al resto. Uno tiene que ser flexible pero respetar el cargo del senador. Creo que el diálogo es fundamental pero a veces hay que plantarse y hacer valer las ideas y convicciones. Yo vengo del palo de la militancia social. No voy a buscar el conflicto, siempre el diálogo.