El justicialismo mendocino tiene una nueva carrera interna que correr y es la que se define el próximo sábado 20 de junio -un día antes de la general provincial- fecha en la que se cerrarán las listas a legisladores nacionales para participar en la PASO del 9 de agosto.
Y si bien, tras el acuerdo de varias de las fuerzas, al armar la fórmula de gobernador y vice (Bermejo-Martínez Palau), el oficialismo partidario decidió que los primeros precandidatos sean, el gobernador Francisco Pérez a diputado nacional, y el intendente de Las Heras, Rubén Miranda, para senador nacional, pocos, puertas adentro del Frente para la Victoria, dan por definitivas esas nominaciones.
Es cierto que por el momento, muchos otros nombres no han aparecido para llenar espacios o competir con Pérez y Miranda. Aunque hay una excepción, y es la de Anabel Fernández Sagasti, que de un tiempo a esta parte se ha transformado en la única que puede llegar a ensombrecer las pretensiones de los ya nominados, con un creciente posicionamiento que puede hacer variar los acuerdos preexistentes o también, representar la unidad del PJ local que se vio dividido tras aquel pacto del “oficialismo partidario” del 28 de febrero.
Esta joven de treinta años que hace apenas cuatro era una ignota militante de La Cámpora que asumía, de la mano directa de Cristina Fernández, la diputación nacional, hoy se ha convertido quizás en la referente número uno del kirchnerismo local, con un sorprendente crecimiento político.
De hecho, en su entorno reconocen que hubo “dos etapas” en su diputación, la primera, que ellos consideran “de aprendizaje”, pero que le valió fuertes críticas opositoras e incluso de su propia fuerza, cuando muchos la consideraban una “levantamanos” de Cristina.
Pero la segunda etapa, “en la que habló mucho más en los medios y comenzó a trascender”, dicen sus amigos, la ha llevado incluso a estar en la palestra del oficialismo en su avanzada sobre el nonagenario juez de la Corte, Carlos Fayt, luego de haber asumido la presidencia de la Comisión de Juicio Político de la Cámara baja.
Esto, además de ser integrante, desde el 10 de marzo pasado, del Consejo de la Magistratura (reemplazó al también camporista Wado De Pedro), premio que le valió haberse convertido “en una de las legisladoras en las que Cristina más confía”, como aseguran en su entorno, algo que, más allá de los méritos propios que sus compañeros le atribuyen, “sin dudas es parte de la estrategia kirchnerista en Mendoza”, como ellos reconocen.
Hace 4 años, cuando Pérez era postulado para la gobernación, se lo presentaba como “un soldado de Cristina”, y así fue también en buena parte de su gestión, amén de que no siempre recibió los beneficios nacionales que podrían esperarse por esa condición.
Curiosamente Fernández Sagasti también es considerada hoy como “soldado de Cristina” desde los sectores internos no K al momento de reconocer sus méritos, lejos de las posturas críticas que en otro tiempo tenían con ella.
Así, hoy es casi unánime la ponderación del “merecido” ascenso de la joven y hasta aceptan su posible candidatura.
Pero la aceptación tiene matices diferentes según el ámbito interno. Obviamente en La Cámpora no hay dudas. “Ella será candidata y la estrategia apunta a eso”, dicen, sin aclarar a qué escaño, y hasta se esperanzan con que su postulación pueda darse a partir de que algún precandidato dé un paso al costado. “Alguno podría tener el gesto y si es necesario, ceder el espacio”, opinan, alegando que Anabel, “es el futuro del peronismo”.
En otra vereda, quienes se ubican en La Corriente, no ven mal el crecimiento de Sagasti y hasta aceptan que se precandidatee, siempre y cuando no varíe sus planes. “Nosotros ya tenemos definidos nuestros precandidatos”, aseguró una alta fuente de ese sector.
En el “paquismo” en tanto, también valoran el posicionamiento de Anabel, aunque lo acotan a su vinculación con la Presidenta. “Buena parte de su crecimiento se debe a su cercanía con Cristina”, señaló un hombre cercano a Pérez, que sigue apostando al mandatario. “Hay que ver cómo mide ella, hoy al gobernador le va bien en imagen y eso lo posiciona”, e incluso se atrevió a sugerir que “hasta la Presidenta podría postularlo”.
Desde los azules, Jorge Tanús también ponderó el crecimiento político de Sagasti, añadiendo que “es algo que en el sector se ve muy bien”, aunque prefirió igualar su postulación con la de otros referentes fuertes, como los de Pérez y Miranda, y hasta el sanrafaelino Omar Félix, lo que también demuestra cómo se ubica la diputada en el imaginario peronista.
Precisamente el sanrafaelino ex diputado nacional, que confirmó a Los Andes que sigue en carrera como precandidato, también alabó a la joven camporista. “Yo no me bajo de ninguna candidatura, creo que mi espacio se merece estar en la lista”, resaltó, pero al hablar de la diputada nacional, hasta la ubicó en la nómina: “Por muchas razones me gustaría que Anabel siguiera en ese lugar”.
La influencia de Cristina
La doble tarea de trabajar en la campaña para la general local, en la que deberán remontar un resultado adverso (entre fuerzas, el FpV perdió por 4,5 puntos contra Cambia Mendoza) y definir con el menor roce interno posible la o las listas para la PASO de legisladores nacionales, le pone una dura prueba al PJ, que deberá ajustar al máximo los valores de la unidad partidaria, evitando cualquier dispersión que redunde en perjuicios electorales, sobre todo tras la experiencia del pasado 19 de abril, que los mostró enfrentados, casi como si fueran partidos diferentes.
Por eso muchos apuestan a una única lista y no son pocos los que consideran que la prenda de unidad la dará la propia Cristina Fernández (como ocurrió en 2011).
De hecho, el “baño de humildad” que algunos precandidatos como Sergio Urribarri, Agustín Rossi o Jorge Taiana, entre otros, mostraron por la precandidatura a la presidencia tras la “recomendación” pública que hizo Cristina, demostró su poder, algo que en La Cámpora consideran, podría pasar con los precandidatos ya postulados.
Pero si no, está la propia figura presidencial que puede influir en el armado de listas, y eso le abre más las puertas a Fernández Sagasti. “Seguramente habrá una lista y Cristina tendrá influencia como conductora”, destacó el referente camporista.
“Creo que hay lugar como para que no haya interna en el armado de la lista”, dijo por su lado Tanús, que también le dio a CFK la potestad de la decisión final. “Es un tema que finalmente resolverá la Presidenta”, dijo, para luego señalar que “seguramente habrá lugar para todos”, contemplando también que “se elegirán además parlamentarios al Mercosur”.
La unidad también es anhelada en otros sectores, aunque no aseguran que eso pueda pasar. “El PJ siempre busca una lista de unidad en primera instancia, pero si no se da, habrá que ir a un proceso electoral interno”, destacó Félix.
En el “paquismo” también pretenden unión de fuerzas. “Imaginamos una lista unidad en donde esté Cristina, Scioli y nosotros”, indicó la fuente de este sector, apuntando también a la elección continental, aunque reconoció que “no será fácil” porque “hay que satisfacer a todos los dirigentes”, y en esos incluyó también al otro precandidato presidencial kirchnerista, Florencio Randazzo, “a él también hay que dejarlo contento con el armado de listas”.
En La Corriente en tanto, insisten en que el escenario competitivo puede ser una opción. “¿Por qué no puede haber más de un candidato?”, se preguntaron, y reafirmaron que desde su espacio “se respeta el acuerdo” de febrero y por el momento siguen adelante con sus precandidatos, Pérez y Miranda, los únicos claramente posicionados, junto, como está visto, a Anabel Fernández Sagasti.
Crecimiento maratónico
Anabel Fernández Sagasti tiene 30 años y es abogada y martillera pública desde hace 6, tras recibirse en la Facultad de Derecho de la UNCuyo en 2011.
Si bien participó en el Centro de Estudiantes de su facultad, puede decirse que su carrera política comenzó casi de inmediato en que se inició su vida profesional, porque su primer cargo público lo tuvo como asesora del Ministerio de Gobierno en 2010 (gestión Jaque).
De allí, pasó sin escalas al Congreso nacional, cuando de la mano de la presidenta Cristina Fernández y por su militancia en La Cámpora, integró la lista de diputados y accedió a la banca que hoy la catapulta políticamente en la provincia y el país.
De allí en más, todos sus antecedentes políticos los ha cumplido en el Congreso, donde fue vicepresidenta de la Comisión de Justicia (2012-13) y de la Bicameral de Monitoreo e Implementación del nuevo Código Procesal Penal (2015); presidenta de la Comisión de Legislación General (2014-15) y desde hace dos semanas, de la comisión de Juicio Político.
En marzo de este año también fue nombrada como integrante del Consejo de la Magistratura.