El presidente electo Alberto Fernández recibió ayer un espaldarazo de quien el 10 de diciembre será su par estadounidense, Donald Trump, para la renegociación de la deuda con el FMI, mientras la relación con Brasil atraviesa una crisis sin precedentes desde la vuelta de la democracia.
A las 17 sonó el teléfono en la oficina privada que Fernández tiene en el barrio porteño de San Telmo. Con él estaban Felipe Solá, que sería el canciller; el eventual ministro de Economía, Matías Kulfas; y quien ocupará el rol de jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Del otro lado de la línea se escuchó la voz de Trump. Traductores de por medio, se oyó al estadounidense felicitar a Fernández por su triunfo electoral. "Su victoria ha sido comentada en todo el mundo", dijo. Se mostró amigable y ofreció cooperación.
"Felicitaciones por la gran victoria. La vimos por televisión", comentó el mandatario norteamericano, según difundió el equipo de prensa de Fernández. Y agregó: "Usted va a hacer un trabajo fantástico. Espero poder conocerlo inmediatamente".
Fernández voló anoche a México, donde se reunirá hoy con el presidente Andrés Manuel López Obrador y mañana con el magnate Carlos Slim. Aunque se especulaba que extendiera el viaje para llegar a Washington, esto fue descartado desde su entorno.
Trump le dio al argentino la noticia que más esperaban en el Frente de Todos. "He instruido a mi representación en el Fondo Monetario Internacional para trabajar con usted. No dude en llamarme", expresó. La palabra del estadounidense es decisiva para que la Argentina pueda renegociar su deuda con el organismo.
Estados Unidos posee el 16,74 % de poder de voto en el FMI. Y eso le otorga de facto un poder de veto sobre las decisiones tomadas por el organismo, ya que su voto en contra o abstención impide la adopción de decisiones que requieren el 85% de aprobación.
Fernández le transmitió a Trump su intención de mantener "una relación madura y cordial" alrededor de "muchos temas comunes en el marco de una situación compleja en la que Argentina necesita ayuda". "Tenemos que hacer cosas juntos", le dijo el argentino al estadounidense.
Solá, quien el jueves de la semana que viene sería designado como canciller, dijo que Fernández le remarcó la "difícil" situación que dejará Mauricio Macri. "Las palabras de Trump son un problema menos en el corto plazo, la relación está encaminada", expresó el actual diputado nacional en declaraciones radiales.
"Vemos un grado de pragmatismo por parte de los Estados Unidos mucho mayor del que se podía esperar en otros tiempos", sostuvo Solá. Y aseguró que el nuevo gobierno será pragmático sin ser desleal con los objetivos que anunció en la campaña electoral.
Tensión con Brasil
Mientras tanto, el mandatario brasileño Jair Bolsonaro confirmó ayer que no asistirá a la investidura de Fernández. "No voy", declaró en forma tajante a periodistas quien durante la campaña para las elecciones en Argentina llegó a tildar al candidato peronista de "bandido de izquierda".
Dijo que no pretende tomar "represalias" contra la Argentina. "Ya que ganó, vamos hacia adelante", expresó. Y se quejó porque "el primer acto" del presidente electo fue "pedir la libertad" del ex mandatario brasileño Lula da Silva, antagonista político de Bolsonaro y en la cárcel desde abril de 2018 por corrupción.
Al ser consultado sobre la situación, Solá sostuvo que los gestos de Bolsonaro "plantean muchas dudas" en el equipo de Fernández. Pero aclaró: "Eso no significa que dudamos en la necesidad de tener una relación muy fuerte con Brasil". El gigante sudamericano es el principal socio comercial de la Argentina en el mundo.
"Fue un error muy grueso de Bolsonaro decir que los argentinos votaron mal. El respeto por los pueblos es lo que se debe conservar. Y estoy tratando de cuidar cada una de mis palabras en este momento", afirmó Solá. Aclaró que si aparece una "cuota de realismo pragmático las cosas se pueden reencauzar".
Para el eventual canciller, construir una relación con Bolsonaro será "más dificultoso" que con el líder estadounidense. "El estilo de Trump mezcla agresividad con negociación. Tiene un nivel de pragmatismo fuerte. En Brasil no se observa eso, por los mensajes que llegan", señaló.