El presidente Alberto Fernández tiene la decisión tomada: impulsará en marzo la legalización del aborto. Es una iniciativa, dice, "más integral y superadora" que la debatida en 2018.
La iniciativa, que genera expectativa en una parte de la sociedad y rechazo en otra, será anunciada por el jefe de Estado en la Asamblea Legislativa del 1 de marzo y enviada al Congreso en los días posteriores, confirmaron a este diario fuentes de Presidencia.
En el Gobierno entienden que el drama del aborto no se termina con la instancia sanitaria. Señalan que el tema tiene implicancias profundas, como una revisión de los sistemas de Salud, Educación y Justicia. Esto como puntapié para un cambio cultural.
La decisión política del presidente es que sea ley en 2020. En el Gobierno están confiados en que esta vez, a diferencia de 2018, la iniciativa será sancionada por su concepción de "mayor integralidad".
¿A qué se refieren? El objetivo central será garantizar la salud de la mujer y lo que consideran un acceso universal a los Derechos Sexuales y Reproductivos. Hay tres funcionarios con el tema: el ministro de Salud, Ginés González García; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra (que ya en 2008 había presentado un proyecto de ley en su condición de diputada) y la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
Una iniciativa “integral”
El proyecto, que está en elaboración, pretende que adhieran las provincias y los municipios. Se buscará que haya un equipo multidisciplinario (con psicólogos, psiquiatras, obstetras, clínicos) en cualquier institución sanitaria pública que asista a la persona ante la problemática. También podría haber novedades respecto de la primera infancia. Básicamente, cuál será el rol del Estado ante una situación muy particular: cuando una mujer tiene un hijo y, por cualquier motivo, no puede criarlo.
La lógica es la de un Estado cada vez más presente. Por eso no se descarta que pueda haber una ayuda económica específica para la mujer que, tras la atención de los profesionales, decida seguir adelante con el embarazo y tenga dificultades para satisfacer sus necesidades básicas.
Ayer, ante un nutrido grupo de estudiantes del instituto Sciences Po de París, Fernández habló del tema. Dijo que es de estricta salud pública. "No podemos poner en riesgo la salud de la mujer que decide abortar", reafirmó.
Esa integralidad que promete el Gobierno en el proyecto, con puntos que se guardan bajo siete llaves, sería la carta que jugará el oficialismo para contener a la Iglesia Católica y otras instituciones que están en contra.
"Lo que voy a hacer es mandar una ley que termine con la penalización del aborto y permita la atención de cualquier mujer en un centro público", dijo Fernández. Desde Presidencia aclararon a este diario que la iniciativa será "legalizar el aborto".
Explican justamente que, con la simple despenalización, el Estado se desentiende de la situación y la mujer debe tener garantizada la contención necesaria sea cual fuere la decisión que tome.
El aborto no es obligatorio
En el marco de su gira europea, Fernández ofreció una conferencia en París titulada "¿Qué futuro hay para las relaciones entre América Latina y Europa? La perspectiva argentina". Cuando hizo el anuncio sobre el aborto, fue ovacionado por los alumnos que lo escuchaban.
Gaspard Estrada, director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) y moderador de la conferencia, fue quien consultó al jefe de Estado sobre el aborto, dado el interés de la Iglesia de garantizar "la protección de la vida desde su concepción".
“En la Argentina el aborto es un delito. Es un extraño delito, en el que casi nunca se condena a una mujer por un aborto. Pero sabemos que el aborto existe. El problema es que todo aborto se vuelve clandestino”, dijo Fernández.
En ese sentido, afirmó que en la clandestinidad el riesgo de salud de la mujer se potencia. Pero la situación se vuelve un problema más agudo de acuerdo a la clase social de quien se practica un aborto.
El Presidente consideró que el debate en torno al aborto "es parte de la discusión hipócrita que Argentina tuvo con el divorcio. Yo siento que con el aborto pasa algo parecido. Hay quien siente que legalizar el aborto lo vuelve obligatorio. No lo es para nadie", enfatizó.
"No vivo en paz con mi conciencia sabiendo que si una mujer tiene que realizarse un aborto y no tiene las posibilidades económicas, termina en manos de un curandero que la termina matando. La hipocresía nunca se llevó bien conmigo", concluyó.
Dividido
¿Qué le espera al proyecto de Fernández? La Cámara baja está integrada por 257 diputados, de los cuales 113 están a favor del aborto legal, 101 están en contra y 43 están indefinidos. En el Senado, en cambio, hay 33 senadores a favor, 35 senadores en contra y 4 indefinidos.
En el bando del aborto esperan que el Presidente juegue, es decir, que influya en los diputados y senadores indefinidos para que terminen apoyando su proyecto.