La reciente liberación de Luiz Inácio 'Lula' da Silva supone un desafío adicional para el futuro de la relación entre la Argentina y Brasil porque el presidente electo, Alberto Fernández, deberá moverse sigilosamente frente al dilema que plantean sus afinidades políticas y la necesidad de profundizar la relación con un socio comercial clave.
Fernández asumirá el 10 de diciembre sin demasiadas ventajas para sacar a relucir sus diferencias ideológicas con el actual mandatario brasileño Jair Bolsonaro, ni para mantener el modo campaña con el que buscó afianzarse con su electorado proclamando la liberación de Lula.
La economía de la Argentina depende más que nunca de la relación con Brasil y, por ello, la esperanza de los analistas es que primará el pragmatismo tanto en la Casa Rosada como en el Palácio do Planalto al momento de definir el futuro de los lazos comerciales.
"Tarde o temprano se va a imponer el sentido común", apostó ante la consulta de Los Andes Mariano Bartolomé, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral. Consideró que los cruces entre Fernández y Bolsonaro perderán intensidad y que "la relación bilateral retomará sus carriles normales".
Bartolomé explicó que los cortocircuitos entre Alberto y Bolsonaro se producen fundamentalmente por las "ideologías diferentes" y "también por aspectos de la personalidad" de ambos dirigentes.
“Pero nuestro vínculo comercial, nuestras posiciones comunes frente a muchísimas cuestiones de la política internacional actual, nuestra membresía en el Mercosur en carácter de socio fundadores, en la Unasur, entre otras cosas, es tan fuerte el vínculo, es tan fuerte la relación, que eso va a terminar moderando este tipo de perturbaciones”, repasó.
Por su parte, el director de la consultora Abeceb, Gustavo Perego, se refirió a una serie de acontecimientos de la política exterior de Brasil que indican que los ataques verbales de Bolsonaro se moderan cuando afectan intereses de los sectores que representan su base de sustentación política.
Al respecto, Perego recordó que Bolsonaro llegó al poder impulsado por "el sector del agronegocio, que es el que más crece en la economía brasileña; el ala militar que representan los exgenerales con el grupo de Brasilia, que fueron quienes delinearon parte del accionar del presidente; y, por otro lado, toda la base de la Iglesia Evangélica".
“En el inicio del gobierno de Bolsonaro, China era el diablo comunista y todo eso. Pero la realidad es que el ala moderadora militar junto a la del sector de la agroindustria terminaron siendo un factor clave para que empezara a virar un poco esa situación”, explicó. Y agregó que China tiene un papel fundamental con inversiones en el país vecino, situación que volvió a quedar en evidencia en las recientes licitaciones de áreas offshore de explotación petrolera, en la que Petrobras y las empresas del gigante asiático fueron las principales adjudicatarias.
El factor Lula libre
"La reaparición en la escena de Lula sí puede tener una incidencia en la relación, porque indudablemente Alberto Fernández va a tener mayor afinidad con Lula que con Bolsonaro, entonces el gobierno intentará incorporar a Lula o reactivarlo en su carpeta de interlocutores del lado brasileño", evaluó Bartolomé.
Y parte de sus palabras comenzaron a materializarse en las últimas horas, inmediatamente después de que el exmandatario de Brasil recuperara su libertad tras permanecer 580 días detenido en una dependencia policial de Curitiba: Alberto Fernández celebró su salida de la cárcel y lo invitó a participar de su asunción presidencial.
Perego puntualizó que la liberación de Lula se traducirá en el fortalecimiento del Partido de los Trabajadores (PT) y explicó que todas las miradas apuntan a lo que sucederá en las elecciones municipales del año que viene en el país vecino.
"Habrá que ver cómo se empieza a dar esta campaña en Brasil, ciudad por ciudad, con Lula libre y cómo Bolsonaro empieza a atacar. Lo importante es que la Argentina no sea un ejemplo de nada en esa campaña interna, porque podés terminar entre un fuego cruzado", alertó el director de Abeceb.
Necesidades y riesgos
En ese laberinto de afinidades políticas y de necesidades económicas se encontrará Alberto Fernández en el inicio de su mandato. Sin embargo, Perego confía en que el gobierno entrante "va a empezar a moderarse mucho más".
“Nosotros para Brasil somos entre el 6 y 8% del comercio, y para nosotros Brasil representa alrededor del 20%. Ni que hablar de las exportaciones industriales”, comparó para advertir que sería “contraproducente” continuar promoviendo las banderas de Lula porque “el interés real del país es aumentar las exportaciones y el flujo de inversión”.
Bartolomé relativizó el nivel de los problemas porque planteó: "Así como los exabruptos de Bolsonaro no pueden dar por tierra con una relación tan sólida, tampoco las declaraciones que eventualmente pueda producir Lula van a incidir de manera definitoria en el rumbo de la relación bilateral. Sí puede darle un matiz".
Dilma y Lugo, en la reunión del Grupo de Puebla
Alberto Fernández celebró ayer la liberación de Lula da Silva, exhortó a "poner de pie a América latina" y destacó que el vínculo entre Argentina y Brasil es "indisoluble" y "ningún gobierno de coyuntura va a romper" esa relación.
Así lo afirmó al pronunciar el mensaje inaugural del II Encuentro del Grupo de Puebla que se desarrolla en un hotel céntrico de Buenos Aires, con el lema "El cambio es el progresismo", del que participan los ex presidentes de Brasil Dilma Rouseff; de Colombia, Ernesto Samper; de Paraguay, Fernando Lugo, y de Panamá, Martín Torrijos, entre otros dirigentes de la región, como el ex mandatario de Uruguay José Mujica, que asistió a la cena de bienvenida.
En su discurso, Fernández recordó cuando visitó a Lula en la cárcel y éste le dijo "dos o tres veces" que tenía que ganar las elecciones en Argentina: "Cumplí Lula, gané, pusimos de pie a la Argentina y ahora vamos a poner de pie a América Latina también".
Sin mencionarlo, el presidente electo habló también de la relación que mantiene con el actual mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro: "Con Lula libre soplan otros vientos en Brasil. No tengo duda que la unidad de Brasil y Argentina es indisoluble, ningún gobierno de coyuntura puede romperlo, nada lo va a romper. Vamos a seguir trabajando por esa unidad, que es el eje de la unidad de América del Sur", dijo.
Fernández expresó su deseo de que Lula esté en su asunción. E informó que ayer habló por teléfono con el mandatario de Francia, Emmanuel Macron, con quien habló sobre la posibilidad de visitar ese país antes del 10 de diciembre.