Feriados, producción y productividad

El incremento de días no laborables en nuestro país ha llegado a una cifra excesiva que atenta contra la economía y el deseo de reinstaurar la “cultura del trabajo”.

Feriados, producción y productividad

Desde fines de 2010 comenzó a incrementarse la cantidad de feriados. Primero, por decreto de necesidad y urgencia, ratificado por ley, a los que el Congreso agregó alguno más con motivo del Bicentenario.

Este año entre los feriados -son 18 en total-, la movilidad de algunos de ellos y otros curiosamente denominados oficialmente como “puente turísticos”, se conforma una larga serie de fines de “semana largos”. Hasta ahora llevamos cuatro de ellos, algunos de tres días y otros de cuatro.

Desde el inicio de esta práctica en esta columna lo hemos criticado por constituir un verdadero exceso, que atenta contra la cultura del esfuerzo y del trabajo, afectando seriamente la productividad de la economía.

Con esta cantidad de días no laborables la Argentina encabeza el ranking mundial junto a Colombia, por encima de Japón, 16, y Tailandia, 15.

Pero la cifra de 18 días en nuestro país es engañosa, porque debe agregarse al menos un día en cada provincia donde se recuerda la fundación o el Santo Patrono, como en nuestro caso el 25 de Julio. Hay más que agregar: los municipios también festejan su día, que se convierte en no laborable al menos para las actividades oficiales.

A ello debe sumarse que prácticamente en todo convenio de trabajo, incluyendo los estatales, también celebran su día. Hagamos abstracción de paros, piquetes y otros obstáculos que suman algún día más.

Dejemos en claro que no estamos sosteniendo que no debe haber días de descanso; sin duda el ser humano los necesita. Hace más de un siglo que las costumbres y la legislación lo tienen reconocido. Nos referimos a que hemos llegado a una situación de exceso insostenible y perjudicial para la sociedad en su conjunto.

El fundamento de la medida es incentivar el turismo en los denominados “fines de semana largos”, continuando una tendencia que se iniciara años atrás con la movilidad de ciertos feriados nacionales.

Por cierto que las entidades vinculadas al turismo, especialmente al interno, aplauden esta disposición, como es obvio. Destacan el incremento del turismo durante esos días y que el “incremento de los feriados ratifica al turismo como una industria estratégica para el desarrollo nacional”.

La medida es cuestionable desde varios puntos de vista. Uno es, seguramente, la contradicción entre reclamar la necesidad de restablecer la “cultura del trabajo” e incrementar el ocio por decreto.

En este punto debe decirse con claridad que hace tiempo que tal cultura sólo subsiste en algunas personas, moldeadas en principios morales que valoran el esfuerzo, el “ganarse el pan con el sudor de la frente”. En la mayor parte de la sociedad parece crecer la idea de que los bienes y servicios surgen de algún lugar distinto y por medios diferentes del trabajo de cada uno.

El exceso de feriados es profundamente inequitativo. Algunas personas son beneficiadas y otras perjudicadas. Entre las primeras están quienes cobran haberes mensuales sin importar cuántos días trabajan. Mientras menos, mejor. Perjudicados, los que trabajan a jornal. Un caso típico es el de los trabajadores agrícolas versus empleados públicos.

Desde un ángulo económico se incrementan los costos laborales y hay reducción en la productividad. En los meses que llevamos de este año ha sido muy serio para todo tipo de cosecha. Se pierden días clave en la calidad de los productos.

Debemos recordar que en los fines de semana largos rige una norma a contramano de todo criterio económico: la prohibición de circulación del transporte de carga por las rutas nacionales. En nuestras páginas se ha explicado el perjuicio para la cosecha de uvas en el Valle de Uco.

Finalmente, en el argumento del beneficio al turismo debe recordarse que la cantidad de personas en condiciones de practicarlo es un reducida proporción de la población que no supera 5% del total.

Se olvida además una obviedad: que para consumir turismo primero hay que generar los ingresos correspondientes. Como ha dicho con ironía un economista: si aumentando la cantidad de feriados aumenta la riqueza, hagamos feriado todo el año. No hace falta decir que tal cosa es un absurdo.

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