Con una agenda cargada de actividades comenzó la Feria del Libro de Mendoza 2019 en el Espacio Cultural Julio Le Parc. Como ya viene ocurriendo en ediciones anteriores, el protagonismo será para los escritores locales. Este año, el encuentro librero está dedicado a los autores Iverna Codina, Juan Draghi Lucero y Antonio di Benedetto.
Además, Bolivia es el país invitado, tal como sucediera el año pasado con Cuba. Así, la nación homenajeada será la encargada de recibir a los primeros visitantes cada jornada con grupos de danza.
Como sucede los primeros días de la feria, los stands lucieron vacíos. La esperanza de los vendedores es que con el correr de los días el público mendocino, visitantes también, se vaya animando a asistir. Ofertas especiales y promociones imperdibles son las promesas de los comerciantes.
Vale decir, además, que el espíritu federal se hace patente en la Feria, que antes de inaugurar la agenda de su edición metropolitana ya pasó dos días por Tupungato (martes y miércoles pasados), Rivadavia (miércoles y ayer) y seguirá el 4 y 5 de setiembre en Lavalle y 6, 7 y 8 en San Rafael.
Normalmente la feria suele hacerse en octubre, pero desde Cultura indicaron que la intención fue apartarse del cronograma electoral para no desviar la atención pública ni convertirla en un acto proselitista.
Con esperanza
Los libreros se esperanzan con una buena convocatoria y apuestan a las promociones para que "todos se vayan por lo menos con algo". Según contó Hernán Llugany, intentaron ofrecer algo distinto por algunos pesos.
"Tenemos muchas promos. Por ejemplo cómics a dos por uno (pagando el más caro) y pósters a $35. Los chicos se los llevan muchísimo. Tenemos una amplia variedad de productos a bajos precios y por $ 200 capaz que te llevás dos o tres cosas. Tenés mucho para elegir y engancharte", señaló Hernán.
Carina Agüero, de Cúspide, dijo que su expectativa es grande, "pum para arriba", y que la gente que lee compra libros pese a los precios. "Es como con las zapatillas, si te gustan te las llevás. Igual hemos apostado a libros clásicos de buena calidad a $ 150 o $ 200", remarcó.
En tanto Mirta, de Artemanía Libros, señaló que le gustaría que fuera una buena feria, pero que hay que ser pacientes. "Tenemos libros clásicos a $ 120 y de autoayuda a $ 150. También libros de línea en general que cuestan un poquito menos", indicó.
De todas maneras reconoció que cada vez está más ajustado el bolsillo de la gente y que tratan de buscar buenos precios. "Hay ediciones baratas que los lectores se pueden llevar. Es una alternativa viable", añadió.
El fenómeno de los cómics
Sara Carosella, de Planeta Cómic, opinó que le falta más publicidad a la feria, porque aseguró que en los años en que esta fue masiva, la gente acudió a la feria en cantidad.
"Esperamos que sea un buen año. Hemos participado de 20 ediciones y sabemos que aunque no se venda se hace buena publicidad del comercio", aseguró.
Además, dijo que venden manga a $ 200 (algunos que normalmente cuestan $ 300) y que han tratado de mantener los precios anteriores al salto del dólar. "Así me manejé en el año 2001. No toco los precios hasta que no entre nueva mercadería", detalló.
Para aprender
Frente al ingreso a la feria se ubica el stand del Estado Plurinacional de Bolivia. Allí Miko, fundador de la "Comunidad Inka Q'olla de Mendoza", informa a quien esté interesado respecto de su cultura. "Estoy vendiendo un libro hecho para aprender. Y si no se vende el libro igual se puede transmitir lo que uno hace", dijo, agregando como dato que él nació en la tierra llamada Bolivia pero que se "reconoce Inka Q'olla".
Además, indicó que hay una historia oculta que es importante contar ya que "el colonialismo está inserto" en la república. "A veces se dice que el quechua es un dialecto, así se enseña, y no que es un idioma milenario. Hay que cambiar eso", aseguró.
