Una camioneta que circula por el Acceso Norte, a metros de la Rotonda del Avión, se detiene en un puesto ambulante ubicado en la intersección con calle Reconquista.
El conductor se baja sin apagar el motor y se lleva una bolsa con 10 paquetes de azúcar y tres botellas de aceite de girasol. Apenas unos minutos después, otra persona hará un alto en su viaje, tentado por las ofertas que se anuncian en pizarrones a ambos lados de la ruta.
Sandra Soratti, la encargada de esta especie de pequeño almacén al aire libre, detalla que vende yerba, huevos, salsa, harina, aceite de oliva y de girasol, azúcar y gaseosas.
La mujer cuenta que hace un mes y medio que trabaja para una persona que adquiere los productos en la feria y que el movimiento es permanente, sobre todo de vecinos y gente que va pasando por el lugar, pero también de algunos turistas.
Si bien el horario es extenso, ya que se encuentra ahí de lunes a sábados, de 9 a 20, indica que puede estar con sus pequeños Tatiana (5) y Gonzalo (2), mientras que si buscara otra ocupación no tendría con quién dejarlos.
Como contraparte, Sandra contó que la policía vial la obligó a correrse más lejos de la ruta, por si llegara a ocurrir un accidente, pero planteó que en realidad la franja de terreno que ocupa pertenece a Vialidad y cuando los operarios han ido a cortar el pasto no le han dicho nada.
La Rotonda del Avión es un sitio privilegiado para la ubicación de vendedores porque es el punto donde se conectan la Costanera con el Acceso Norte y con el carril Mathus Hoyos, por lo que la circulación de personas entre Capital, Guaymallén y Las Heras es permanente.
En el camino que conduce a Bermejo se suele ver, durante las mañanas, un gazebo en el que se comercializan panes caseros de distintas variedades.
Sobre las barandas del canal cacique Guaymallén, unos vistosos carteles pintados con colores anuncian que se puede comprar 3 kilos de frutillas por 50 pesos.
Alberto Muñoz, quien vive cerca, ya sabe que en esta época del año consigue ahí esta fruta a un precio más accesible que en otros sitios. Por eso, no duda en ingresar con su auto en el descampado que se encuentra en el costado este del nacimiento del Acceso Norte para llevarse una bolsa.
Juan Silva, quien es el encargado del puesto desde diciembre, explica que su tío llevaba ya ocho años en el lugar. El joven llega cada mañana a las 9 con una camioneta, abre las puertas de atrás donde están los cajones y saca la balanza.
Si bien ahora está vendiendo frutillas traídas de Santa Fe -que le provee una verdulería en Damián Hudson y Perú de Capital-, siempre trabaja con un solo producto de temporada.
Sus jornadas se extienden hasta las 19, pero Juan asegura que también son divertidas. Es que no sólo están los clientes que estacionan a pasos de su vehículo, sino los que lo dejan más lejos y se acercan caminando desde diversas direcciones, o los que se detienen donde pueden en las cercanías y le hacen señas para que les lleve una bolsa de la promoción.
En estos casos, él tiene que correr para cruzar el complicado nudo hasta el comprador.
Apenas a unos metros, un poco más hacia el norte, se encuentra Jorge Molina con su emprendimiento de lampazos para la casa (redondos), la vereda (más anchos) y el auto (con un mango de madera).
El hombre cuenta que cuando se quedó sin trabajo fue a una fábrica de estos elementos y pidió permiso para aprender. Desde hace 15 años, está todas las mañanas con su producción exhibida y en las tardes se dedica a hacer nuevos. Además, complementa esos ingresos con las tareas de repartidor que desarrolla los fines de semana.
El más reciente en la zona es Mario Roldán, quien apostó por un rubro que no había: el de la indumentaria. Hace apenas cuatro días llegó con su camioneta y una tentadora oferta de tres remeras por 99 pesos, de talles 1 al 6, que asegura es ideal para las personas que trabajan y buscan una prenda accesible.
También ofrece musculosas para dama, camisetas y perfumes. El joven señala que está acostumbrado a la venta callejera porque comenzó a acompañar a sus padres a los 13 (hoy tiene 21).
Ahora cuenta a veces con la compañía de Andrea López e Ian Maximiliano, de 4 meses.
El último de esta especie de feria improvisada -o el primero desde la dirección en que se circule por el Acceso Norte- es el puesto que atiende Emiliano González, quien está en el costado oeste de la ruta, a pasos de la intersección con Pedro Pascual Segura.
Los productos que comercializa son variados: azúcar, aceite, café, aceitunas, miel, huevos, vinos y las típicas alcancías con forma de chanchito y remeras de equipos de fútbol.
El joven señaló que por años estuvieron en la zona de la Rotonda del Avión, pero tuvieron problemas con otros vendedores y prefirieron alejarse. En cuanto a las ventas, lanzó que a principios de mes son buenas, pero cuando está terminando bajan mucho.
Habrá un paseo artesanal
En el sector oeste de la Rotonda del Avión, en un predio que estaba desocupado, se pueden apreciar unas estructuras de madera que conforman locales unidos.
Se trata del futuro paseo de compras “La Minga, tierra de artesanos”, que tendrá unos 24 puestos fijos, en estas edificaciones, y otros 29 móviles, que se armarán con gazebos.
El proyecto incluye la construcción de un informador turístico y de un escenario para desarrollar actividades artísticas y culturales.
Silvana Porro, responsable del Área de Economía Social (que depende de la Dirección de Desarrollo Social de la Municipalidad de Las Heras), destaca que el término “minga” era utilizado por los pueblos originarios para toda labor que se realizaba en forma colectiva. Ese espíritu solidario es el que se ha querido tomar para el proyecto.
La funcionaria explicó también que se trata de un sitio estratégico para tener una feria permanente.
La propuesta, que aún no terminan de definir, es que algunos emprendedores del departamento -no se permitirá la reventa y se priorizarán los productos regionales- estén en los puestos fijos. Mientras, en los móviles se rotarán los participantes, con un sentido temático.
Aunque no hay una fecha establecida para la inauguración, esperan que el paseo de compras esté habilitado entre diciembre y enero.
Porro planteó que el espacio fusionará la promoción de distintos aspectos: el económico, porque se favorecerá el auto-empleo de los emprendedores lasherinos; el turístico, ya que en el informador, cercano al aeropuerto, se brindará información de los atractivos del departamento y la provincia; y el cultural, porque el escenario será un espacio para los artistas y hacedores culturales de la comuna.