Muchos lo recordamos por el legado histórico que dejó en su veintena de libros, donde tocó temas del pasado argentino con gran profundidad y objetividad.
Pionero en poner a la historia académica en un registro coloquial, el doctor Félix Luna, se transformó a través de la revista "Todo es Historia" en uno de los personajes de mayor popularidad dentro de la difusión histórica de nuestro país.
Hace casi 18 años, llegaba a Mendoza, invitado para presentar un proyecto vinculado al turismo histórico.
Diario Los Andes, lo entrevistó a mediados de diciembre de 2001, en un contexto político y social muy difícil para los argentinos.
El título de la nota decía: "Crear una clase política será un proceso largo y difícil" y así se desarrollaba esta entrevista:
Detrás de un par de anteojos tres veces más grandes que los ojos azules que resguarda, se atesoran los recuerdos del historiador Félix Luna y las largas horas de lectura que le permitieron reconstruir la historia argentina. Esa que a través de sus escritos fue su propia versión de nuestra historia, porque, según sus palabras “No siempre hay que ser demasiado fiel a la realidad histórica que a veces es demasiado banal, cotidiana y poco atractiva. Está bien embellecer un poco la historia con leyenda”.
A los 76 años, Luna está más dedicado a repasar los conocimientos recogidos en sus años como investigador y docente que a escribir un nuevo libro. Sigue siendo un incansable lector y, de los autores contemporáneos, elige los relatos del portugués José Saramago. "Hace tiempo que vengo leyendo a Saramago y tengo por él una gran admiración. Después releo continuamente algunos de los libros que me han gustado mucho, por ejemplo las novelas de Evelyn Waugh, ese autor inglés que realmente es excelente. Y releo permanentemente a Valle Inclán, desde mi juventud, tengo casi todas sus obras. Y a Torrente Ballester, que es muy desigual en su producción, pero que tiene libros como "La saga fuga", por ejemplo, o "Los trabajos y los días".
Otros proyectos lo mantienen activo, como su participación en un proyecto de turismo cultural organizado para febrero del año próximo con el hotel Aconcagua. En un viaje de cinco días por los sitios que integran la ruta sanmartiniana, el historiador compartirá tardes de tertulias con los turistas para involucrarlos en la personalidad de José de San Martín y cada uno de los paisajes mendocinos que fueron escenario de la gesta libertadora.
-¿Qué aspectos de la vida de San Martín conocerán los viajeros que participen de sus tertulias?
-Es un concepto moderno del turismo.... Desde siempre el nombre de San Martín está relacionado a su gesta libertadora. Cada vez que viajo a Chile y el avión cruza la cordillera, inevitablemente recuerdo a San Martín y digo cómo este hombre tuvo el coraje de meterse en semejantes montañas y alturas para su reconquista de la nación hermana. Me acuerdo de una carta que San Martín le escribió a Pueyrredón días antes de emprender el cruce de la cordillera, en la que le dice: “Yo no le temo a los soldados realistas que están del otro lado de los Andes, mi temor es ese enorme peñasco que tendré que atravesar”.
-Más allá de ser la base estratégica del cruce de los Andes, hubo un enamoramiento de San Martín con Mendoza.
-Desde luego que San Martín amaba la tierra mendocina y aspiraba morir acá.
-¿Argentina necesitaría de una personalidad como la de San Martín para salir de esta crisis?
-Por supuesto que se necesita gente con objetivos altos, con inteligencia y desinterés.
Pero no es sólo ahora, sino en todas las épocas.
-San Martín fue uno de los próceres elegido por muchos votantes en las últimas elecciones para manifestar el voto nulo que se interpretó como voto bronca. ¿Está de acuerdo con la utilización de su figura para este fin?
-Estuve en contra de este voto inútil. Me parece que fue dilapidar el voto, que es un derecho adquirido después de muchas luchas. No se puede tomar en broma eso y votar por San Martín. Me pareció un absurdo. Recuerdo que hace 20 años en San Pablo, Brasil, para mostrar su repudio por los políticos, la gente votó al cocodrilo del zoológico. Y aunque no me parece comparable, la actitud de muchos argentinos me pareció que es malgastar un poco la imagen de San Martín.
-¿Coincide con los que dicen que este es el peor momento económico de la Argentina?
-Siempre todos los momentos parecen los mejores o los peores. Si usted lee los diarios de 1905-1908, que es la época más próspera de Argentina, se habla de la crisis, de los presupuestos deficitarios, de la deuda pública...
-¿Cree que la crisis es una consecuencia política por la falta de liderazgo del presidente De la Rúa?
-No sé si se precisan líderes, creo que el país necesita de buenos administradores. Es cierta la similitud entre la personalidad del ex presidente radical Arturo Illia y del actual mandatario.
-¿A qué características se refiere?
-Que era lento, quedado. No me parece mal que los gobernantes sean lentos porque eso indica que estudian los problemas, consultan y no hacen las cosas de un momento a otro. Recuerdo que (Carlos) Menem en los últimos meses de su gobierno, de un día para otro, solicitó a la OTAN ingresar al Tratado del Atlántico Norte y la autoridades de ese bloque le contestaron que “la Argentina estaba en el Atlántico Sur”. Bueno seguramente alguien le vendió a Menem esta idea y le pareció bien, cuando era una barbaridad. Esas cosas no creo que las haría De la Rúa.
-¿Qué buenos administradores recuerda en la historia argentina?
-En general, hubo buenos administradores y tenían mucha prudencia para manejar los dineros públicos.
-¿Y por qué ahora no ocurre lo mismo?
-No diría que no ocurre, sino que ahora la cosa no es tan simple y bueno habrá que acostumbrarse a este mundo complejo.
-¿No será porque son siempre los mismos los que gobiernan?
-Creo que es bueno el bipartidismo, el esquema funciona hace 200 años en Estados Unidos... con mucho éxito.
-¿Cuándo habrá un recambio en la clase política?
-Crear una clase política será un proceso largo y difícil. De modo que no piense que las clases políticas aparecen y desaparecen cada cinco años. Recuerde los conservadores estaban 20 años en el Senado, eran tres veces gobernadores.