Dice que “antes cualquier golpe nos dejaba sin reacción”. Asegura que el equipo está mejor ubicado en la tabla de lo que él preveía, pero aclara: “Los campeonatos se ganan en las segundas ruedas”.
Se habla muy bajito en la casa de los De Felippe, en pleno Caballito. Bruno, el pequeño Bruno, de apenas 20 días de vida, duerme placenteramente. Está cómodo y protegido en los brazos de su papá. A papá Omar se le cae la baba. Está chocho, con la llegada de su hijito y con su otro sol, Bianca. Pero tiene más motivos para estar feliz: el presente de Independiente. ¿Quién podía pensar que a poco más de tres meses al frente del equipo iba a estar donde está? Nadie. Ni siquiera él mismo...
No bien asumió pidió terminar la primera parte del campeonato entre los cinco o seis de arriba. Ese era su deseo. Hoy, con trabajo, con convicciones, con profesionalismo, está en la antesala de la zona de ascenso: solamente un punto lo separa de Crucero del Norte El es el verdadero responsable de esta milagrosa reconstrucción. Siempre coherente, nunca desmedido en sus palabras. En la charla con Clarín admite que “estamos bien”, pero no quiere por nada del mundo apartarse del verdadero foco: “Mantenernos arriba”.
-¿Es así: ni vos imaginabas llegar al cierre de la primera ronda con estos puntos y en plena mejoría?
-Se puede decir que estamos mejor de lo que preveía. Tuvimos una buena cosecha de puntos y eso nos permitió acercarnos al lote de los que mejor hicieron los cosas, que son Banfield, Defensa y Justicia y Crucero. Igual, más allá de los puntos, lo más importante es que los chicos crecieron mucho, fecha tras fecha.
-Lo habías dicho cuando asumiste y lo ratificás ahora: te gusta más venir desde atrás...
-¿Sabés qué pasa? Los campeonatos se ganan en las segundas ruedas. No hay campeones en la primera. Ahora viene la parte más compleja. Tenemos que armarnos bien para encarar de la mejor manera la recta final, la decisiva. Queremos seguir por esta senda, motivados. Para nosotros el partido con Patronato en Paraná del sábado es muy importante. Sería buenísimo si despedimos el año ganando y terminamos terceros.
-Está claro: este no es el Independiente del principio, este Independiente tiene identidad...
-Sí, de a poco vamos logrando esa identidad tan buscada. El arranque no fue bueno y cuando sucede algo así en un equipo grande, todo tiene más trascendencia, todo es negativo. Este grupo es muy inteligente, es laburador, es humilde. Creo que fue vital haber encontrado algo de tranquilidad. A partir de ahí fuimos corrigiendo cosas y potenciando otras.
-¿Qué cambios puntuales notás?
-Ahora nos hacemos respetar. Antes, cualquier golpe nos dejaba sin reacción. Nos asustaba y era como que no teníamos fuerza para levantarnos. Hoy peleamos de igual a igual, con cualquiera. Estamos fuertes. Nos pegan y la devolvemos. Eso se logra con confianza. Si estamos confiados en nuestras armas, podremos sostener nuestro.
-Da la sensación, además, que fue determinante que el equipo se aferre a la paciencia, ¿no?
-Sí, totalmente, la paciencia interna y la externa. Era un factor clave a resolver. Y debíamos hacerlo de manera inmediata. Antes, los rivales se aprovechaban de nosotros. Eramos vulnerables. Ese fue el primer punto que atacamos. Ahora, si hay que aguantar el partido, lo aguantamos.