Felipe y Letizia: reyes de España

Tras jurar, el nuevo rey abogó por una monarquía “íntegra y transparente”. Toma las riendas de una corona desprestigiada y un país enfrentado por el desafío nacionalista en Cataluña y el País Vasco.

Felipe y Letizia: reyes de España
Felipe y Letizia: reyes de España

Felipe VI abogó por una España unida y una monarquía “íntegra y transparente” al convertirse ayer, a las riendas de una corona desprestigiada por los escándalos, en nuevo rey de un país enfrentado al desafío nacionalista en Cataluña y País Vasco.

Vestido con uniforme militar y luciendo el fajín de capitán general de los Ejércitos que poco antes le había traspasado su padre Juan Carlos I, el nuevo monarca, de 46 años, juró “guardar y hacer guardar la Constitución” que en 1978 devolvió la democracia a España.

En sus primeras palabras, pronunciadas junto a un cojín sobre el que reposaban la corona y el cetro, rindió homenaje a su padre, que abdicó a los 76 años, por su papel en la “reconciliación” del país tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.

“En la España unida y diversa cabemos todos”. Felipe apostó en su primer discurso como monarca por “la unidad y no la uniformidad” del país. “Caben distintas formas de sentirse español”, dijo.

Poco después, cuando salió del Congreso y recorrió las calles de Madrid hasta el Palacio Real, miles lo vitorearon y homenajearon y otros repudiaron el relevo en la corona y el sistema monárquico, a pesar de que estaban prohibidas las manifestaciones pro republicanas.

Pero lo más esperado de un discurso pronunciado ante diputados y senadores reunidos en el Congreso, y en ausencia de Juan Carlos -que quiso dejar el “protagonismo” a su hijo-, fue su visión de sus grandes retos.

“Quiero afirmar como rey mi fe en la unidad de España, de la que la corona es símbolo”, afirmó, en referencia al desafío de Cataluña, región determinada a celebrar un referéndum de independencia el 9 de noviembre.

Llamando a que “no se rompan nunca los puentes del entendimiento”, defendió la diversidad del país y terminó su discurso dando las gracias en español, gallego, catalán y euskera, el idioma del País Vasco, donde el independentismo recobra también fuerza.

También “deseamos una España en la que todos los ciudadanos recuperen la confianza en sus instituciones", aseguró, prometiendo una monarquía “íntegra y transparente” tras los escándalos que golpearon a la familia real y hundieron la popularidad de Juan Carlos.

A la ceremonia, a la que no fueron invitados jefes de Estado extranjeros ni representantes de otras familias reales, no asistieron la hermana menor del nuevo rey, la infanta Cristina, ni el esposo de ésta, Iñaki Urdangarín, ambos imputados en un caso de presunta corrupción.

"¡Felipe! ¡Felipe!"

Acompañado por la reina Letizia, muy elegante en un sobrio vestido blanco ornado de pedrería, y por sus hijas - Leonor, la nueva heredera al trono, de 8 años, y Sofía, de 7 años-, Felipe VI había entrado al Congreso por la Puerta de los Leones, cubierta por un dosel rojo y oro con el escudo de España.

“¡Felipe! ¡Felipe!”, gritaban las miles de personas reunidas para ver llegar a la pareja real a bordo de un Rolls-Royce con fuerte escolta policial.

Recibido con honores militares, el nuevo rey, que a su llegada pasó revista a la tropa, presidió después un desfile antes de recorrer con Letizia, esta vez en un automóvil descapotable y acompañado de guardias a caballo, el centro de Madrid engalanado con flores y banderas, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.

Pequeñas manifestaciones pro republicanas fueron convocadas en señal de protesta, pero las autoridades las prohibieron.

Bajo el fuerte calor del mediodía, una marea humana se agolpó frente al Palacio Real para ver cómo Felipe VI y Letizia se besaban en el balcón, saludando junto a sus hijas y a Juan Carlos y Sofía.

“Es un momento histórico y hay que vivirlo, los niños también”, decía Luis Campos, responsable de Recursos Humanos de 37 años, encaramado a la enorme maceta de un árbol con su hijo sobre los hombros.

Para algunos, el cambio de monarca en el día que España veía frustradas sus esperanzas de renovar su corona en el Mundial de fútbol asemejaba a “un fin de ciclo”.

Pero para Campos no son cosas comparables. “Es cierto que la selección une al país, pero este momento es fruto del trabajo de Juan Carlos que, con sus fallos y sus aciertos, nos ha unido tanto”, decía mientras intentaba vislumbrar el balcón.

Una recepción con 2.000 invitados y embajadores extranjeros cerró la jornada.

Las ceremonias fueron estrictamente laicas, un gesto considerado como prueba de modernización de una institución identificada durante siglos con la fe católica.

¿Dónde está Cristina?

La gran ausente de la ceremonia de proclamación de Felipe VI fue su hermana menor, la infanta Cristina, salpicada por un escandaloso caso de corrupción que involucra a su marido y que ha llegado a debilitar en gran forma a la monarquía española.

Alejada de las guardias periodísticas en España, Cristina se recluyó con su familia desde hace tiempo en Suiza y nadie sabe, si en estos momentos tan importantes para sus padres y su hermano, está o no en Madrid.

Si llegó a la capital española lo hizo sin que nadie la viera y participara de los festejos íntimos, ya que desde el escándalo de corrupción por el caso Nóos, ella ya no participa de actos ni celebraciones oficiales.

Alejada de la familia, mantiene mayor contacto con su hermana Elena, quien recientemente viajó a Suiza para festejar los 49 años de su hermana.

Desde ayer, las dos hermanas dejan de ser parte de la Familia Real. Elena y Cristina dejarán de recibir el dinero que recibían en concepto de gastos. Desde hoy son parte de la familia del rey.

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