Felipe Crespo, subsecretario de Desarrollo Territorial de la Nación, dependiente del Ministerio de Agroindustria, dialogó en exclusiva con Los Andes sobre la situación actual de las economías regionales, sobre todo la vitivinícola.
El funcionario analizó la realidad de la industria emblema de Mendoza ante un escenario de caída de ventas, aunque se animó a vaticinar un repunte del sector apoyado por el "potencial que tiene en sí mismo" y por "la vuelta al mundo" en busca de nuevos mercados internacionales, un largo anhelo de la vitivinicultura.
-¿En qué áreas del sector vitivinícola de Mendoza y San Juan se están enfocando?
-Antes quiero remarcar que ésta es una economía regional que genera alto valor agregado y generación de empleo; esto es de vital importancia porque es lo que queremos lograr en las economías regionales: el arraigo.
Hemos iniciado un proceso el año anterior de reconversión productiva y recambio del parque varietal, que iniciamos en el oasis del Este, acá en Mendoza. Hicimos un análisis para ver qué se producía, en base a que en 2016 había excedentes vínicos y hubo que hacer un retiro. Y para que recuperara el precio la uva, tuvimos que hacer un retiro de los excedentes y convertirlo en alcohol vínico.
A partir de ello, determinamos que en el Este se hacían 5 millones de kilos de uva, de los cuales 3,5 millones iban para mosto y 1,5 millones terminaban convirtiéndose en blanco. Entonces decidimos, junto con la Provincia, con el INTA, con centros vitícolas y el IDR, crear un programa de reconversión. Y para ello, establecimos un segmento de 20 hectáreas, de las cuales les íbamos a reconvertir 2 hectáreas, en mejoras tecnológicas y malla antigranizo, entre otras cosas.
Hasta ahora hemos reconvertido cerca de 2.000 hectáreas y hay muchas carpetas que se están trabajando. Ya no es solo en el Este, sino también en el Sur y Norte de la provincia. Esto va a ser para la campaña 2018, que será lanzada el 27 de febrero. Tenemos ya 900 carpetas para reconversión.
Esto es gracias al otorgamiento de créditos blandos, con 45 millones de remanente de la transferencia que se hizo para retirar el excedente vínico y otra serie de programas que habían dejado remanente y no habían podido ejecutarse hasta que nosotros llegamos. Por un valor total de alrededor de 120 millones de pesos. Con esto hicimos el programa de reconversión.
-En general, ¿cómo está el sector en cuanto a la incorporación de tecnologías que garanticen rentabilidad?
-Esta es una materia pendiente en la que estamos trabajando, porque aquí en Mendoza tienen 57% de los viñedos de hasta 7,5 hectáreas. O sea que muchos son pequeños productores a los que les falta tecnificarse y, eventualmente, incorporar sistemas de riego o malla, o adecuar el parque varietal con los requerimientos comerciales. Tenemos que fortalecer esto para ser más competitivos.
Aunque, claro, están y a nadie escapa los costos argentinos, costos logísticos. Estamos en un proceso de recuperar la estructura que se abandonó, en salir al Pacífico, en recuperar el tren. No se puede sostener que tengamos un costo más alto de trasladar por la Argentina hasta el puerto, que del puerto hasta los mercados.
Hay que seguir ampliando mercados, porque estamos exportando el 20% de lo que producimos, o sea que el fuerte es el mercado interno. Ahí está el enorme desafío, que es generar un mayor consumo interno.
Para esto, el acceso al crédito es fundamental y sobre eso hemos venido trabajando con el Banco Nación, que ha trabajado líneas a largo plazo, con tiempos productivos y años de gracia necesarios. Pero tenemos que bajar la inflación, porque si no la gente no va a tomar los créditos a los niveles actuales. Esto es un paso a paso.
-¿Qué trabajo están haciendo desde la Nación con la promoción del vino como bebida nacional?
-A nadie escapa la situación por la que atraviesa la vitivinicultura en cuanto a la caída del consumo interno. Estamos en un piso de 20 litros por año, por persona, cuando en 2007 llegábamos a los 27 litros. La competencia con la cerveza está haciéndole jugar una mala pasada al vino. Por esto empezamos a promocionarlo y además es uno de los alimentos icónicos de Argentina, junto a la yerba y la carne. Vamos a hacer promoción con estos tres institutos. En setiembre del año pasado, junto a los actores del sector, decidimos armar este plan para promocionar al vino argentino como bebida nacional.
Esto incluye, que el 24 de noviembre es el Día del Vino como bebida nacional. Además hicimos un evento con epicentro en Buenos Aires que se replicó en todas las provincias. Después tenemos la Semana del Malbec, del 16 al 20 de abril, y el Día de la Cosecha, que se va a hacer en el aeropuerto de Mendoza y en Aeroparque; queremos mostrar el carácter cultural que tiene el vino. Al ser bebida nacional, logramos que el vino sea exceptuado de la prohibición de Buenos Aires de publicitar en la vía pública bebidas alcohólicas.
-¿Está de acuerdo con esta mirada que dice que por apuntar a los segmentos más selectivos el vino perdió parte del mercado masivo?
-Yo no estoy de acuerdo con esa apreciación en principio. Entiendo que esto también tiende a moverse por modas. La cerveza ha invadido el mercado, no solo aquí sino en muchos lugares del mundo. El vino tiene un costo más elevado y en situaciones de economías difíciles a veces la gente se pasa a otra bebida, pero creo que es claramente recuperable.
Por otra parte, la vitivinicultura representa otra faceta. Es una economía regional que genera una gran cantidad de trabajo y se debiera pensar en otras alternativas que no sea solamente la vínica. Porque, si bien analizamos que hay una caída en el consumo de vino, si nosotros sumamos todo el complejo de la vid, uva en fresco, pasas, a nivel global las estadísticas dicen que todavía hay un crecimiento sostenido.
El caso de San Juan, que está más diversificado, tiene estrategias puntuales para ser competitivos en cada una de ellas. Quizás para Mendoza, que hoy está vinificando el 98,5% de lo que se produce, debiéramos pensar en otras alternativas que no sean las exclusivas del vino.
-Hay varios pedidos puntuales de la industria. Uno es la ampliación de reembolsos, de 6% a 9%, y otro es la ley de uso de jugos naturales. ¿En qué temas están trabajando?
-Hemos estado trabajando fuertemente y actualmente se incorporó al vino SGP con el mercado (norte)americano que abre una enorme posibilidad para el malbec porque tiene arancel 0 para los vinos con más de 14% de graduación alcohólica. Esto permite que nosotros trabajemos fuertemente con insertar el malbec argentino. Y por otra parte ingresarían los espumantes, también con arancel 0.
Después se ha trabajado en China derivados de productos vínicos con una quita del 50% en los aranceles. Obviamente todavía no hemos logrado que el vino ingrese, que es lo que más nos interesa. Con el Mercosur, que es la clave para las negociaciones europeas, tenemos avances pero todavía no están los resultados. Estamos en proceso y en los próximos días vamos a realizar la mesa de competitividad con todos los actores involucrados para atender estos problemas.
¿Qué va a pasar con el INV?
-Algunos actores están reclamando una desburocratización y sobre el tema de los aranceles, que generan costos extras. Este es un planteo que se ha escuchado en la mesa de competitividad, se está trabajando, y de hecho ya está la resolución que congela los aranceles del INV y, por otra parte, reduce a la mitad los aranceles para la exportación de vinos hasta 3.000 litros. Es decir, apuntando a pequeñas entidades.
Y por otra parte se está trabajando en la desburocratización con la implementación de la ventanilla única. Esto es parte de los ejes principales que lleva el ministro (de Agroindustria) Etchevehere: competitividad, desburocratización y apertura de mercado. La clave es esto último, la apertura de mercados, y el ministro está trabajando fuertemente sobre esto, por eso ha acompañado al presidente Macri en la gira por Rusia y Alemania. Necesitamos salir del mercado interno.
El 80% de lo que producimos de vino lo consume el mercado interno, solo el 20% termina afuera. Esto se dio porque el país había quedado fuera, con una política que produjo aislamiento del mundo. Esto ha comenzado a revertirse y la prueba está en los 700 productos que incorporó Estados Unidos al sistema de preferencias y en distintos mercados donde estamos creciendo. Porque un país que produce para 400 millones de habitantes claramente tiene que fortalecer el mercado interno.
-¿Cómo ven el consumo de vino a largo plazo?
-Estamos teniendo resultados exitosos con campañas de promoción como por ejemplo con el cerdo, donde se pasó de 9 a 14 kilos por habitante. Y con el vino creemos que también va a crecer, porque tiene ese carácter social, distinto a otras bebidas alcohólicas que se toman en otras condiciones. Y justamente esto es lo que hay que valorizar con una fuerte campaña, y la gran ventaja que tiene este sector es que trabaja muy junto a las economías regionales
Perfil
Actual subsecretario de Desarrollo Territorial del Ministerio de Agroindustria de la Nación.
Es productor agropecuario y empresario de turismo rural.
En 1987 ingresó a la gestión pública como asesor en el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, estuvo a cargo de la Subsecretaría de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fue coordinador del Plan Nacional de Manejo del Fuego de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano de la Nación.
Desde 2000 se dedica a la actividad productiva rural en el sector privado. Es miembro de la Fundación Pensar. En diciembre de 2015 fue nombrado subsecretario de Desarrollo Territorial en el Ministerio de Agroindustria.