Felipe Ballero: “Busco sponsor. Hice un pedido por Twitter”

El taekwondista no cuenta con los recursos para viajar a Australia y revalidar su título ecuménico.

Felipe Ballero: “Busco sponsor. Hice un pedido por Twitter”
Felipe Ballero: “Busco sponsor. Hice un pedido por Twitter”

“Estoy orgulloso de la persona que soy, de lo que me pasa, de la gente que me acompaña. Me gusta contarlo y es una locura que la gente me pregunte sobre esto. Es hermoso”, Felipe Ballero le narra a Más Deportes por Whatsapp.

El campeón mundial de taekwondo ITF con un pedido sencillo revolucionó las redes sociales, la última semana; él atiende el teléfono con amabilidad.

El joven de 18 años provocó a las pocas horas de su publicación que 40 mil personas estuvieran hablando de ‘esto’ o la mitad se animara a dejar un ‘like’; según detallan las frías estadísticas de Twitter.

Su historia también es la de cientos de adolescentes que sueñan con reinar en un podio representando la bandera celeste y blanca. El estudiante de Educación Física, por determinación soltó una ‘botella en el agua’ y su mensaje fue leído por millones... Su voz se plasmó en las entrevistas de los principales periódicos de argentina, o ganó cuerpo en los canales de televisión; los medios fueron multiplicadores una frase honesta: “Busco sponsor”.

En Australia -en abril de 2019-, se disputará el próximo Mundial ITF y Felipe quiere -del otro lado del globo- revalidar su título ecuménico. Para ello, se entrena rigurosamente en el Club Portugués de Parque Leloir, en Buenos Aires. Su rutina está pautada: cinco días por semana, a las órdenes del entrenador Fernando Terranova. Además de ser instructor de niños, es estudiante del profesorado de Educación Física en el Instituto Vélez Sársfield, en el barrio de Liniers.

“Yo como deportista puedo definirme como perseverante, cuando empecé a entrenar(me) no era bueno, para nada. Hace siete años no tenía elongación y me enojaba mucho; no era bueno ni en lo deportivo ni en lo marcial. Pero creo que la perseverancia en una persona es fundamental para conseguir sus metas, porque sin esfuerzo no hay nada”, explica con naturalidad el deportista.

En Australia, en abril de 2019, se disputará el próximo Mundial ITF y Felipe Ballero quiere -desde el otro lado del mundo- revalidar su título ecuménico.

Multiplicado en las redes

“La verdad es que no me imaginé nunca la respuesta que iba a tener el tuit, lo publiqué hace menos de una semana y al momento 3.500.000 personas lo han visto. Jamás se me cruzó por la cabeza tener esa difusión. Vinieron medios muy grandes a entrevistarme en el gimnasio o me invitaron a la radio y televisión”.

En mayúsculas, interpelando en forma directa Felipe sentenció: “Busco sponsor”, y su tuit (del 25 de marzo), excedió los 140 caracteres para viajar también velozmente por Facebook e Instagram. El campeón de 18 años solicitó apoyo para poder viajar a Oceanía, al Mundial de Taekwondo ITF que se disputará en Australia.

Algo tan simple como el poder representar a la Argentina se ha tornado en si mismo  un gran desafío. “El entrenamiento, la pasión y la disciplina me han permitido el año pasado poder consagrarme como Campeón mundial de taekwondo ITF, en la categoría de cinturón negro 1° Dan, en la provincia de Corrientes.

“Hoy estudio y apunto a seguir compitiendo en el alto nivel, mi día a día es bastante simple. Me levanto a las 5 de la mañana, viajó en colectivo hasta Ituzaingó, y de ahí el tren Sarmiento hasta Liniers para ir a estudiar. Por la tarde entreno en el club, a excepción de los viernes y domingos porque el descanso es fundamental para el cuerpo. Los martes y jueves (me) entreno 3 horas la parte técnica.

“Mi entrenador es Fernando Terranova, papá de uno de mis mejores amigos del colegio secundario, en realidad de lo que era el colegio porque ya lo terminé. Fernando es una persona sencilla, muy tímida, una gran persona. él me formó en lo que soy hoy como deportista y competidor.

“Es un deporte amateur que no tiene ayuda de ninguna organización. Ni del Estado ni de privados. Todo lo hacemos a pulmón. En la escuela vendía rifas y organizamos kermeses. Ahora también doy clases de defensa personal, con la idea de recaudar fondos. Apunto a encontrar un sponsor que pueda acompañarme durante el año, para poder seguir compitiendo, entrenando sin tener que dejar el estudio.

“Me encanta competir, hice un pedido por Twitter porque ir a Australia es un sueño”, detalló Felipe Ballero.

El título, postales de un día inolvidable

“La final realmente fue una locura, me tocó pelear contra otro argentino... Creo que él era de Mar del Plata. Era muy bueno. Lo había visto en los combates anteriores, venía por la otra llave y de cruzarnos solo seria en la final. Él le ganaba a todos, era espectacular como peleaba; era tiempista, muy frío y sabía que hacer siempre.

“Después de la semifinal, pensé ‘estoy complicado’, me puse nervioso y hable con mi entrenador, me re-bajonee. Tuvimos una charla motivadora -si así podría decirse-, me levantó el ánimo y me acordé de mi viejo hablándome, de mis alumnos y hasta de imágenes de mi película favorita. Me dije que esto no se da todos los días, la posibilidad de llegar a la final, y que si ya estamos en el baile había que bailar.

“Entramos al ring y comenzamos a pelear. Al finalizar el primer asalto terminamos empatados. faltaban 30 segundos para que terminara el segundo round, para que termine la final. De las seis áreas de combate,  solo estaba activa la mía y toda la gente estaba mirando, imaginate los nervios.

“Faltaban 30 segundos para el final del combate, quise tirarme con los puños a tocarle la cabeza pero él me pegó una patada en la panza, y pasó al frente por dos puntos. Faltaban 15 segundos, yo iba perdiendo, me doy vuelta y miro a mi entrenador con cara de ‘ya perdí, ¿ahora que hago?’.  Me sonrió como diciendo ‘es tuyo’; no lo se... me iluminó un ángel, una estrella... me pare y  seguí saltando; bajé la guardia para tentarlo a que me ataque, le bloqueó una patada y de contra conecto una patada y con el puño le pegue en la cabeza, pase adelante por un punto. Escuche la campana, salude y me puse a llorar abrazado a mis afectos.”

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