Federico Pogés, es sin dudas, un exponente del fútbol de salón. Jugador temperamental, de esos que uno quiere tener en su equipo. Sus dos amores fueron Cementista y Talleres, pero además fue ícono a nivel nacional, jugando dos mundiales con la Argentina.
¿Qué es de la vida de Federico Pogés? “Hoy estoy alejado del futsal, acompaño a mis hijos a sus actividades (rugby y hockey) y tengo un grupo (‘los bicivoladores’) que son amigos con quien salgo a andar en bici, que me hace muy bien”.
“El fútbol de salón ocupa un lugar muy particular en mi vida, fuera de mi familia y de los afectos sanguíneos, afuera de eso es lo mejor que me ha pasado. En lo personal me enseñó lo que es el compañerismo, defender a tus compañeros y buscar un objetivo grupal. Creo que nunca me podría haber dedicado a un deporte individual porque considero que son muy importantes los deportes en grupo” dice Pogés, sobre el deporte que lo vio crecer.
-¿Qué significa Cementista en tu vida?
-Y, yo nací en el barrio Cementista, lo amo y también al club. El recuerdo de mis primeros entrenadores, de quienes me enseñaron a jugar al fútbol de salón como don Castro, el ‘Pocholo’, el ‘Tabi’ y fueron muy importantes para mi para llegar hasta donde llegué e inclusive compañeros del club con los que realmente aprendí mucho cuando era chico. Es el recuerdo más lindo que tengo de la infancia, de jugar al fútbol en el club y hasta en la calle. Cementista quedaba a 30 metros de mi casa, era el patio (risas), el ‘Poli’ era el lugar de encuentro de todos, tanto en la niñez como en la preadolescencia”.
-¿Habías probado otro deporte?
-No. Desde los tres años que juego al fútbol en el ‘Poli’. Mi mamá me cuenta que con esa edad ya me habían puesto una camiseta y jugaba con los chicos del barrio, más grandes obviamente.
-¿Te acordás del debut en Primera División?
-Fue a fines del año ‘93, yo tenía 17 años, en Talleres...
-¿Amigos de aquella época?
-De esa etapa, Jorge Zupo, Diego Bogdanowski, Lucas Zulueta, el turco Torfe que era el entrenador, quien además es una persona a la cual aprecio muchísimo.
-¿Y de Cementista?
-Y ahí se mezclan con los del barrio... Gustavo Gallardo, Damián Biondi, Tito Gómez, que es casi un hermano, el ‘Bocha’ Politino.
-¿Cuándo llegan las convocatorias a las selecciones?
-La primera al seleccionado de Mendoza fue en el año ‘95 pero no pude estar presente por una quebradura de tibia, en ese momento el técnico era Gabriel Robledo. Y en el ‘96 me convocaron para ir a jugar a Mar del Plata, que salimos campeones. Y en la Selección nacional, en el año ‘97 cuando fuimos a jugar a México el Mundial.
-En esa Selección habían muchos mendocinos que terminaron formando Talleres con quien ganaste muchos títulos...
-Claro. Pero nunca pudimos ganar un torneo Argentino, esa es la espina. Y al principio tampoco ganábamos la cometencia local, todos decían ‘tienen el mejor equipo’ pero no ganábamos nada (risas). Después si comenzamos a ganar, creo que fue un proceso y un recambio.
-Tuviste tu paso por el fútbol de cancha grande...
-Si, pero yo venía de otro palo, es otra forma de ver el deporte y yo estaba estudiando y le di prioridad a otra cosa. En el fútbol de salón no se juega por plata y creo que no existe la parte del compañerismo.
-¿Cómo ves hoy al futsal?
-Estructuralmente lo veo mucho mejor, creo que se debe a un crecimiento exponencial de la cantidad de clubes y jugadores que hoy están afiliados al fútbol de salón, pero no se si lo cuantitativo aumenta la parte cualitativa, realmente estoy desconectado y por eso no lo se.
-¿Un equipo?
-¿Incoporándome?
-¡Sí, claro!
-Y Lucas Zulueta, Jorge Zupo, Pogés y Martín Lafalla, para mi el mejor equipo que me ha tocado formar.
-¿Te quedó algo por hacer?
-Y si ganar un torneo Argentino, una Liga de Honor. Yo prefería ganar un Argentino con Talleres, antes que otra cosa.
Ficha personal
Federico Pogés
Fecha de nacimiento: 05/09/1976.
Edad: 41.
Profesión: empleado.
Estado civil: casado con Natalia Portillo.
Hijos: Hilario y Alfonsina.
En Ushuaia, el campeonato más recordado
“En primer lugar la cabeza del grupo fue importante, en ese tiempo estaba Osvaldo De Minicucci junto al profe Álvarez. A mí particularmente el ‘Mini’ (por De Minicucci) me genera una cierta debilidad como persona, tengo muy buena relación y me entiendo muy bien. Fui el capitán de esa selección y el grupo fue muy bueno, eso ayudó para salir campeón. Tengo un recuerdo de esa final que la jugué con fiebre...aunque también me acuerdo que ganamos con un gol de Lisandro Femenía”.
