Federico Pinedo y Juan Domingo Perón - Por Roberto Azaretto

Federico Pinedo y Juan Domingo Perón - Por Roberto Azaretto
Federico Pinedo y Juan Domingo Perón - Por Roberto Azaretto

Luis Alberto Romero ha escrito, en Los Andes sobre coincidencias entre Roca y Perón. En esta nota se muestra las que hubo entre otros dos personajes que parecen antagónicos.

Federico Pinedo fue muy atacado en los primeros años del peronismo, y después de la Libertadora, cuando los sobrevivientes de Forja, como Arturo Juaretche, ganaron influencia en esa corriente, durante el exilio de Perón.

Pero con el tiempo, por lo menos los más notables, fueron más ecuánimes. El que esto escribe concurría con un nieto de Pinedo, el que ahora es presidente provisional del Senado, a una reunión política en Santa Fe en 1994 mientras sesionaba la Convención Constituyente y en encuentro casual con Antonio Cafiero, al presentarle a Federico Pinedo, el histórico dirigente del peronismo le dijo: "¡Cómo le  hemos atacado a su abuelo! y ahora reconozco que en el 85% de lo que sostenía tenía razón".

En 1940, cuando asume Pinedo el ministerio de Hacienda por segunda vez, nombrado por Ramón Castillo (a cargo del Poder Ejecutivo por licencia médica del presidente Roberto Ortiz), elabora un programa que tiene componentes políticos, económicos, sociales y de ubicación internacional.

En lo político, Pinedo considera que había que recuperar la legitimidad democrática y para ello era imprescindible terminar con el fraude electoral.

En lo económico, consideraba que debía consolidarse el crecimiento industrial que tuvo lugar desde su anterior gestión, cuando el declive del comercio internacional y las dificultades de las empresas estadounidenses para exportar a la Argentina por las  preferencias al  Reino Unido, las llevaron a radicarse en el país para fabricar aquí. Pinedo quiere evitar que se repita lo sucedido después de la Primera Guerra cuando algunas industrias surgidas durante el conflicto no pudieron sostenerse por la apertura indiscriminada de las importaciones en la posguerra. Por eso propone la creación de un Banco de Crédito Industrial, a fin de asegurar una protección industrial razonable para los diez años posteriores al fin de la conflagración.

Otra propuesta fue la formación de un mercado común con Brasil y Chile, para lograr una economía  de escala que permitiera el surgimiento de una industria capaz de competir y salir al mercado internacional cuando éstos se normalizacen. El plan estaba completado con un aspecto social: un programa  masivo de construcción de viviendas populares con créditos a las familias, para que puedan construir sus casas.

En cuanto al mundo, Pinedo, tenía claro que debíamos estar en la guerra, con las democracias frente al fascismo y que, a pesar de pertenecer al bando triunfante, Gran Bretaña saldría muy debilitada del conflicto bélico. Por lo tanto, sostenía que para dar otro salto en el desarrollo nacional que requeriría la Argentina a través del acceso a tecnología y capitales, era necesario promover mejores relaciones  con los Estados Unidos.

Pinedo buscó un acuerdo con Alvear, que fue receptivo a estas ideas, pero la ceguera y faccionalismo de los dirigentes  del oficialismo de aquel entonces  y del radicalismo opositor, frustraron ese programa de alta política.

En 1948 la Argentina entra en recesión, concluyendo un ciclo de crecimiento iniciado en 1934. Además se desmoronan las reservas de divisas por la cancelación de la  deuda externa, la compra por el Estado de activos como los ferrocarriles, las importaciones de petróleo y carbón, la disminución de las cosechas y la baja de los precios por la provisión a Europa de alimentos baratos con el Plan Marshall. Además se desata una inflación debido al notable crecimiento de los salarios sin contrapartida de productividad. Por otro lado se subsidia un  modelo industrial incapaz de exportar y obtener un solo dólar, pero que requiere, para equiparse, importar más. La situación se agrava en 1951, por una sequía que nos lleva a la peor cosecha del siglo.

Frente a esa situación, en lugar de insistir con las fórmulas seguidas  hasta entonces, el general Perón reacciona bien  y en un giro notable en sus políticas lanza un programa elaborado por su ministro Alfredo Gómez Morales de estabilización y desarrollo basado en un acuerdo de precios  y salarios, mejora de los precios agrícolas y el crédito a ese sector; promoción de la inversión externa, concesiones a empresas estadounidenses para el autoabastecimiento petrolero y reducción del gasto público. Se organiza un Congreso de la Productividad, en el que el presidente Perón sostiene que los aumentos de salarios deben estar ligados, precisamente, a la productividad.

Perón comprende que no era posible crecer con los problemas que enfrentaba la economía para obtener divisas y que nuestro mercado interno era pequeño para industrializarse; por eso busca inversiones y créditos en los Estados Unidos, mejorando notablemente las relaciones con esa potencia, superando en parte los enfrentamientos de los años cuarenta, y lanza una  audaz política, tendiente a formar un mercado común con Brasil y  Chile.

Entre los logros del plan está la baja de la inflación del 40% al 7% en un año.

Como vemos, hay coincidencias entre las propuestas de Pinedo en 1940 con las de Perón en 1953.

Por su parte, Federico Pinedo tuvo una iniciativa audaz durante el peronismo: en un tiempo de enconados enfrentamientos políticos, cuando el gobierno, que tenía una enorme aceptación popular, no respetaba las libertades  y reprimía a las minorías, Pinedo manda una carta al presidente donde plantea que la oposición debe reconocer la legitimidad del gobierno  de Perón y todos deben contribuir a pacificar el país. Así, paulatinamente, ante una oposición que debe dejar de ser sistemática, el gobierno tendrá que restablecer las libertades propias de una democracia.

No fue comprendido ni por unos ni por los otros. Y el ciclo de enfrentamientos, faccionalismo y grietas se fue ahondando con la larga cadena  de rupturas institucionales y la decadencia nacional, hasta llegar a este presente que nos lastima con un tercio de compatriotas pobres y excluidos.

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