Desde muy chico, Federico Norte comenzó a estudiar los fenómenos climáticos. Primero, con anotaciones en cuadernos de la infancia y luego consolidando todo al recibirse en la prestigiosa Universidad de Buenos Aires como licenciado en Meteorología. La historia de un gran apasionado de su profesión.
-¿Nació en Mendoza?
-Sí, pero por el trabajo de mi padre viví poco tiempo aquí cuando era chico. Estuvimos en San Juan un par de años, después un año en Ezeiza en Buenos Aires y luego estuvimos mucho tiempo en Villa Mercedes, en San Luis. Mi padre trabajaba como secretario administrativo de escuelas hogares.
-¿En qué momento empezó a interesarse por la Meteorología?
-Fue en Villa Mercedes. Pero además con mi abuela, que era mendocina, mirábamos los satélites artificiales... que en esos tiempos recién estaban apareciendo. Y ella, además, me contaba que a su abuelo le gustaba mucho la Astronomía.
En aquella época, se mezclaba la Astronomía con la Meteorología y la Geología. No estaba muy claro qué era cada cosa. Pero la verdad es que no tienen absolutamente nada que ver. Ahí, en San Luis comencé a observar los fenómenos meteorológicos. Villa Mercedes es una zona de transición entre el clima desértico del oeste del país y el clima de la pampa húmeda, y por ende se producían muchos fenómenos, como hasta nevadas más intensas que en Mendoza.
-¿Pasaba muchas horas observando el estado del tiempo?
-Iba anotando todo en unos cuadernitos que tengo guardados hasta el día de hoy. Tenía un termómetro y medía la temperatura. Luego, cuando mis padres vieron que tenía esa inclinación, me compraron acá en Mendoza un termómetro de máxima y mínima, un pluviómetro y luego un barómetro. Había armado un rincón en casa con todos esos aparatos e iba anotando todo lo que iba sucediendo (mientras lo cuenta busca los cuadernos entre los cajones y armarios de su oficina).
-¿Iba consolidando toda esa práctica con lecturas sobre el tema?
-En esa época no existía Internet y los diarios solían llegar a Villa Mercedes en el tren de la tarde o recién al otro día. Yo recortaba y pegaba en mis cuadernos algunas publicaciones sobre los fenómenos más relevantes que sucedían en el país. Tenía una vocación muy clara y me divertía mucho el tema de la Meteorología.
-¿Pensó en estudiar otra carrera además de Meteorología?
-En aquel momento, el sistema era un poco más autoritario y sobre todo clásico. Había que ser militar, abogado, ingeniero, contador o médico. Por supuesto, a todos les parecía raro que yo no quisiera ser ninguna de esas cosas.
Mis padres me llevaron a realizar un test vocacional, con una persona que se dedicaba a eso, justamente porque les parecía extraño que no me gustara ninguna de las profesiones más elegidas. Ella me hizo unas preguntas y se dio cuenta de que tenía las cosas muy definidas. Le dijo a mis padres que yo tenía muy claro que quería ser meteorólogo.
-¿Estudió en Buenos Aires?
-Mis padres viajaron a Buenos Aires para averiguar sobre el lugar donde podía estudiarse Meteorología y me fui para allá a estudiar a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Universidad de Buenos Aires). No era fácil vivir en Buenos Aires si uno venía de una provincia, pero a la historia como estudiante no me la olvido más. La formación personal que adquirí fue excelente.
Pero fue una etapa complicada. De hecho tenía que recibirme el 24 de marzo de 1976 (NDR: día del golpe militar). Y recién a los diez días abrieron la Universidad para dejarnos rendir. Sólo la habilitaron para estos exámenes, porque la Universidad seguía cerrada para clases.
-¿Ahí regresó a Mendoza?
-No inmediatamente. Al principio, en Buenos Aires, trabajé en la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales y daba clases en la Universidad.
-¿Era fácil conseguir trabajo siendo meteorólogo?
-Siempre se dice que los meteorólogos tienen trabajo y es algo real. Somos muy pocos. En mi curso en la Universidad éramos unos 30 y no se podía estudiar Meteorología en otro lado.
-¿Por qué está tan de moda hoy el tema de los meteorólogos en los medios de comunicación?
-Lo malo de los medios es que hay mucha gente que habla de Meteorología y hace ejercicio ilegal de la profesión debido a que no es meteorólogo. No voy a dar nombres pero hay varios. La gravedad de esto es que es algo así como que mañana me manden a mí a operar a un quirófano... Acá en Mendoza sólo hay cinco meteorólogos y estamos casi todos acá, en el Programa Regional de Meteorología.
-¿La gente les pregunta sobre el estado del tiempo?
-Permanentemente. Incluso hay inoportunos que llaman a cualquier hora para consultar el estado del tiempo y saber qué se van a poner mañana para una fiesta que tienen. También está el famoso “la pega” o “no la pega”. Yo por suerte siempre digo que soy pacifista y no le pego a nadie (risas). Lo importante es aclarar que el resultado de una predicción meteorológica no tiene un 100% de efectividad.
-¿Por qué decidió estudiar el viento Zonda?
-Al tiempo de vivir en Buenos Aires decidimos mudarnos a otra ciudad. Las opciones eran Puerto Madryn y Mendoza pero vinimos para acá porque era mi provincia natal y un lugar que conocía. Yo en esa época ya trabajaba para el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).
Luego de esto, elegí al viento Zonda para hacer mi doctorado en Ciencias Meteorológicas. La elección tuvo que ver con que era un fenómeno muy conocido, pero que no había sido estudiado desde el punto de vista técnico. Además, porque me preocupaba las reacciones que provocaba.
-¿Ha obtenido buenos resultados en referencia a sus estudios sobre el Zonda en relación a la sociedad y el tipo de prevenciones que deben tomarse?
-He obtenido buena respuesta en algunos sectores, pero de una forma desordenada. Por suerte desde hace un tiempo la Dirección General de Escuelas, por ejemplo, ha comenzado a suspender las actividades. Creo que eso tuvo que ver con mi prédica sobre el tema. El punto es que a eso hay que reglamentarlo.
Debemos tener en cuenta que si hay una alerta no sólo los niños no deben ir a clases; el fenómeno afecta a todas las personas por igual. El punto es que los niños no van a la escuela, pero sus padres no cortan con sus actividades y eso es muy peligroso. Considero que deberían suspenderse todo tipo de actividades. Además, la tendencia del Zonda es a bajar a la siesta, por tanto ni siquiera estamos hablando de suspender una jornada completa.
-¿Es alto el índice de accidentes debido al Zonda?
-El último terremoto de Mendoza fue el de enero de 1985 y registró nueve muertos. Eso por un lado. Al Zonda lo dividimos en cuatro episodios: Z1, Z2, Z3 y Z4. El cuarto es el más fuerte y puede presentar ráfagas que superen los 130 km/h por más de diez minutos.
El 16 de setiembre de 1992 hubo un episodio Z4 que registró un total de 22 muertos. Vale la pena aclarar que al menos hay un episodio de Z4 por año. Creo que estas cifras hablan a las claras de la gravedad del viento Zonda.
Mitos y realidades
-¿Antes hacía más frío?
-Revisando mis cuadernos y anotaciones de la infancia sobre Meteorología puedo ver claramente que antes hacía más frío. En esa época yo pasaba todos los veranos en Mendoza y las mínimas eran menores. No se usaba ni siquiera ventilador durante las noches.
-¿Los inviernos son menos crudos?
-Yo diría que en la actualidad son menos rigurosos. Además, por otra parte, los modelos y estudios están mostrando que este año la estación invierno estuvo desfasada en relación a sus fechas de calendario y posiblemente esto también va a ocurrir con el verano. Por ende se está indicando que marzo podría ser un mes mucho más caliente que otros marzo de otros años.
-¿Hay más humedad en Mendoza a causa de la construcción del dique Potrerillos?
-No, eso es un disparate. De hecho cuando se terminó de llenar el dique hubo un año de una sequía espantosa.
-¿Qué opinión le merece la lucha antigranizo?
-A los productores les recomiendo poner una tela antigranizo. Hasta el momento no existen trabajos científicos en Mendoza que demuestren los resultados de esa actividad. Eso no quita que el sistema funcione, pero considero que necesita comprobación.
-¿Cada vez hay menos agua en Mendoza?
-Eso no es un mito. Eso es algo serio. Hay importantes retrocesos de los glaciares y la disminución de la precipitación nívea de los inviernos también es real. De todas maneras yo no estudio sobre ese tema.
-¿Es real la certeza de los pronósticos del tiempo en Internet a una extensión de 10 días hacia adelante en el calendario?
-El grado de acierto es bastante bajo. Hay que aclarar que el grado de acierto de los pronósticos, en general, no es del 100 por ciento.