Federico Méndez, el Puma histórico

Está considerado como el más completo y el más destacado jugador de todos los tiempos del rugby mendocino. Además, es el representante del interior con más presencias en Los Pumas.

Federico Méndez, el Puma histórico
Federico Méndez, el Puma histórico

Desde aquel histórico triunfo 11 a 6 del 19 de junio de 1965 sobre los Junior Springboks –el Seleccionado “B” de Sudáfrica– en el mítico Ellis Park de Johannesburgo, durante la exitosa gira realizada por ese país y Rhodesia del Sur (16 partidos, 11 victorias, 1 empate y 4 derrotas con 307 tantos a favor y 183 en contra), que recuerda la aparición de la leyenda de Los Pumas a nivel internacional, varios rugbiers mendocinos alcanzaron el honroso privilegio de integrar el Seleccionado Argentino de Rugby.

De esa selecta nómina, que en distintas épocas incluyó a referentes como Roberto Fariello (sanjuanino formado en nuestra provincia), Luis Rito Irañeta, José Luis Crivelli, Federico Silvestre, Miguel Bertranou, Marcos Baeck, Roberto Pato Grau, Matías Roby, Martín Grau, Pablo Cremaschi, Manuel Díaz, Miguel Ruiz, Federico Genoud, Fernando Higgs, Matías Cortese, Rodrigo Báez, Ricardo Muñiz, Guillermo Morgan, Pablo Guarrochena, Pedro Basile, Daniel Muñiz, Juan Baeck, Gabriel Filizzola, Germán Bustos, Gastón Nasazzi, Matías Brandi, Ernesto Naveyra, Matías Viazzo, Jorge Navezzi y los más recientes Eusebio Guiñazú y Juan Pablo Orlandi, sobresale además por su rica trayectoria y notables condiciones Federico Eduardo Méndez, al que los especialistas de ese deporte consideran el más completo y el más grande de todos los tiempos del rugby local.

Con 80 test-match entre 1990-2004, es también el jugador del interior con más presencias en Los Pumas, autor de 74 puntos, lapso en que disputó los Mundiales del Reino Unido en 1991, de Sudáfrica en 1995 y de Australia en 2003.

Con la obligada ausencia del Mundial de Gales en 1999 por aquella grave lesión en el talón de Aquiles, la más seria y complicada de su larga carrera, en la que sufrió múltiples golpes por el fragor que ponía en la lucha cuerpo a cuerpo, de la que varias cicatrices han quedado marcadas como el más fiel testimonio de sus rudas y épicas hazañas.

Exitosa campaña que se inició en su querido Mendoza Rugby Club (1978-1996) y que continuó posteriormente en Natal Sharks de Sudáfrica (1996), Bath Rugby (1997-1998) y Northampton (1999-2000), ambos de Inglaterra, Bordeaux de Francia (2000-2002), nuevamente Natal Sharks (2002-2005) y Western Province (2005), ambos de Sudáfrica.

Nacido el 2 de agosto de 1972, 1,83 metro de altura y 107 kilos de peso en su momento de mayor esplendor , el “Fede” –como se lo nombra con respeto y admiración en el ambiente del rugby y del deporte– tiene hoy, a los 40 años de edad, el derecho de sentirse más que orgulloso de la huella de nobleza y grandeza que dejó a sus espaldas. Se lo recuerda de manera eterna con aquella mirada desafiante detrás de sus ojos de felino para fijar la vista en el ángulo de la jugada, los músculos tensos para entrar en acción en la formación del scrum , del ingoal o cualquier posición de la cancha donde hiciera falta su solidaria presencia.

Con esos brazos fuertes y seguros que aparecían como garras para el supremo esfuerzo del tackle, la voz de mando y el ejemplo permanente de entrega y sacrificio. El inconfundible retrato del Puma Méndez estuvo marcado por su temperamento y corazón, voluntad de hierro, espíritu ganador, incansable luchador.

Tenía apenas cuatro años de edad cuando se enamoró del rugby en aquellos tiempos de la lejana infancia, cuando la familia residía en Buenos Aires por el trabajo de geólogo del papá y Federico visitaba con frecuencia su provincia natal para seguir los pasos de su primo-hermano Javier Ribes, que ya jugaba en el Mendoza Rugby Club.

La época inolvidable del semillero, hasta que aquella juvenil promesa llena de sueños y proyectos se convirtió en una hermosa realidad, a la par del esperado ascenso a la división de honor y de aquel primer título de campeón con el Mendoza en 1994, compartido para su infinita felicidad con Pablo, su hermano mayor. Hasta aquel increíble desafío de 1990 que convocó a 15.000 personas en el estadio de Independiente Rivadavia, donde la Selección de Rugby de Cuyo derrotó 22-21 a Inglaterra.

El partido que, como siempre ha reconocido Federico, no solo le abrió las puertas de los Pumas sino también de un medio tan exigente como el del extranjero, adonde viajó al muy poco tiempo para llenarse los pulmones de rugby en Sudáfrica, Francia e Inglaterra.

Siempre desde su posición de hooker, aunque se retiró como pilar, elogiado por todos los entrenadores que tuvo: Luis Gradín, Guillermo Lamarca, José Luis Imhoff, Héctor Méndez, Alejandro Petra, Emilio Perazzo, Alex Wyllie y Marcelo Loffreda. Se recuerdan las palabras de este último al elogiarlo antes de un partido frente al British Irish Lions: “Fede es, salvando las distancias, como Maradona. Vos creés que ya no puede más, pero el tipo siempre te sorprende”.

El debut Puma

Entre sus muchos recuerdos, “Fede” siempre relata con nostalgia su debut en Los Pumas en 1990: “Se dio de manera imprevista, no lo esperaba. Como se enfermó un jugador que habitualmente era titular, me convocaron de urgencia apenas tres días antes para una gira de un mes por distintas ciudades de Inglaterra. Ese fin de semana la Selección de Mendoza le había ganado a Inglaterra 21-20 y como había tenido una buena actuación, me hicieron viajar. Entonces tenía 18 años, cursaba el quinto año del bachillerato y la única experiencia que tenía era que siendo un año más chico había jugado en Los Pumitas".

"Fue una sorpresa y una gran satisfacción, porque no estaba en la nómina original y terminé jugando con Hugo Porta, que en esa época se despedía del rugby. No lo podía creer porque un año antes les iba a pedir autógrafos a quienes ahora eran mis nuevos compañeros y a los que yo tenía como ídolos. Como en el primer partido suspendieron a un jugador, quedé como titular y los periodistas que le hacían reportajes a Porta también me venían a buscar a mí, porque era el más joven. Era como una película, no me lo imaginaba tan pronto. El sueño que traía desde chico de ser integrante de Los Pumas se había convertido en realidad”.

También evoca aquel desgraciado episodio que afrontó arrepentido, con la frente alta y un sincero pedido de disculpas, cuando en un momento de calentura, propio además de su inexperiencia, el 3 de noviembre de 1990 en aquella misma gira, en ocasión de una durísima derrota 51-0 frente a Inglaterra en el mítico estadio de Twickenham, casi colmado de espectadores, le aplicó una piña a un adversario, por lo que recibió una suspensión de 4 semanas.

“Una piña que hizo historia”, “Cayó el gigante Ackford”, “Una piña con KO incluido”, fueron algunos de los títulos de la prensa al comentar aquel ingrato episodio en su segundo test internacional al agredir a Paul Ackford, el segunda línea inglés de 2,02 metros de altura, cuando se llevaban jugados 28 minutos del segundo tiempo y el juego ya estaba definido.

Lo ha explicado en más de una oportunidad: “Fue hace mucho tiempo, al comienzo de mi carrera, yo era un inexperto. Me pasó y no supe qué hacer. Con Camardón y Arbizu éramos los más jóvenes y nos llevaron a aquella gira. No estábamos preparados para enfrentar a equipos del Cinco Naciones como Inglaterra. Me acuerdo que Probym, que era el pilar de ellos, derrumbó el scrum. Al parecer sin querer, le agarré las b…y me pisó la cabeza en el suelo. Me levanté y solo busqué una camiseta blanca, ni siquiera sabía a quién le había pegado. Fue una piña con suerte, porque pudo ser mucho peor. Fue una reacción ingenua, una mala reacción. Fue mi única expulsión, nunca más le pegué a nadie. Apenas sufrí una amarilla cuando jugaba en Northampton. Después del castigo supe que nunca más haría lo mismo, que reaccionaría de otra forma”.

Federico fue el primer Puma profesional en 1996, logró títulos en Europa con el Bath Rugby en 1998 y el Northampton en el 2000 y en Sudáfrica con el Natal Sharks en 1996. Ha sido campeón como entrenador del Mendoza Rugby Club y ha dirigido a la Selección de la Unión de Rugby de Cuyo, además de ser colaborador táctico de Los Pumas en el trabajo específico de la formación del scrum.

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