Hay que haber visto cómo se festejó ese agónico tanto de Federico Giusepponi a los 48 minutos del complemento para entender cómo se vive el fútbol en el corazón de Las Heras.
La redonda marca el pulso de un departamento que pasa la semana pensando en el duelo que vendrá. No había espacio para tanta locura.
Se gritó hasta quedar afónico, aun cuando solo sean tres puntos para trepar un poquito más en la tabla, escapando a ese maldito fondo que amenazaba nubarrones hace unas semanas. Atrás quedaron la seguidilla de empates.
Ayer, este Huracán Las Heras de Gustavo Reggi sumó su segundo triunfo consecutivo (tercero del torneo) y de yapa aseguró la clasificación a la Copa Argentina 2018.
No era un rival fácil Unión de Villa Krause. Los dirigidos por Ernesto Fullana reconocen muy bien sus limitaciones y acorazan en demasía su arco cuando salen de visitantes.
Por eso el premio al esfuerzo tuvo un sabor especial. Los sanjuaninos parecían tener en el bolsillo un punto por el que hicieron bien poco (desde lo ofensivo, claro) y pagaron caro (carísimo) su tacañería.
Lo del Globo ayer estuvo un escalón por encima de lo expuesto ante Gutiérrez. Hubo dominio territorial, situaciones con mucho olor a gol y una entrega tremenda cuando el juego se volvió errático y sin mucha trascendencia.
Los norteños dominaron durante la primera mitad de la etapa inicial, pero luego cayeron en un bache que la visita supo aprovechar para alejar el balón de su área. ¿Inquietó? Apenas un cabezazo de Martín Bidal bajo el arco que se fue desviado.
Después no hizo nada en la búsqueda de desequilibrar y se fue apagando como la llama de un fósforo. Ni siquiera el cambio posicional ordenado por Fullana dio resultado (afuera el intrascendente Diego Pariani y adentro un inexpresivo Emanuel Reinoso).
Fue otro buen partido de Rubén Ramírez, quien desde sendos remates estrelló el balón en el travesaño de la visita. Otro que volvió a mostrar un notable crecimiento en su nivel fue Franco Dolci.
El capitán fue la brújula cuando el equipo parecía perder el rumbo (sobre todo en la primera mitad). Mordió y corrió por todos y estuvo siempre un paso adelante para ganar las pelotas divididas.
Desde algunos buenos rendimientos individuales que potenciaron el orden colectivo, Huracán copó la parada en el complemento. Unión VK renunció a cualquier travesía ofensiva y se dedicó a cerrar espacios hacia atrás.
Con la pelota y el campo, el local intentó (primero) por afuera y (luego) por adentro. Faltó precisión en los lanzamientos, aunque queda como saldo positivo que nunca perdió la calma ni la forma en su afán por ir a buscar el triunfo.
El remate de Tito al travesaño, un mano a mano de Alan Cristeff tras una guapeada de Sebastián Pol y alguna otra acción que anunciaba lo que vendría.
Porque Giusepponi confió en su instinto y fue en busca del último centro que anunciaba Claudio Ulloa desde la izquierda. Y fue un pleno. El defensor, de cabeza y por el segundo palo, venció la resistencia de Lucas Roz para decretar que el Globo sigue subiendo en la tabla y ya está en la Copa Argentina.