"Today's Top Hits" es el termómetro de lo más escuchado en Spotify, el reproductor de música streaming por excelencia. Estos días de julio el "top five" le pertenece a un selecto grupo de músicos por fuera de nuestro país. Lo curioso es que las cinco canciones son de más de 10 artistas: Billie Eilish, Justin Bieber, Shawn Mendes, Camila Cabello, Post Malone, Young Thug, Ed Sheeran, Khalid y la lista sigue; una comunidad de músicos y músicas que, como quienes se juntan a zapar en un fogón, se reunieron a "colaborar" en sus grabaciones.
El trap, dueño de las radios más jóvenes, no sólo irrumpió en las listas de reproducción sino que también cambió la forma de "producir" música: a lo largo de un año, Paulo Londra fue lanzando canciones que luego algunas formarían parte de su primer álbum. Lanzar sencillos de forma unitaria es la nueva forma de mantenerse en la "agenda de la música". A veces funciona (sino, basta con reproducir los últimos singles de Wos), pero a veces, produce una paraplejia en el sonido.
Y ahí es por donde pasa el juego: ya que hay que mantenerse vigente y conquistar mercados, matemos dos pájaros de un tiro y hagamos una canción juntos, hasta el punto de que los estilos musicales que manejamos, muten y se adapten. ¿Se imaginaban a Justin Bieber cantando reggaetón? Daddy Yankee y Luis Fonsi hicieron esto posible.
Cruzando el charco, el británico Ed Sheeran acaba de lanzar un nuevo disco, en el que pareciera que creó un grupo de Whatsapp para invitar a sus compañeros a grabar y donde cada uno le envió un audio con una posible canción (entre ellos, el joven Londra puso su voz en "Nothing on You"). Quizás una falta de criterio, de personalidad, o simplemente la mera necesidad de hacer, componer por que sí, producir en serie, conquistar audiencias y ganarse los clicks de reproducción, son los ofician de mánagers y productores.
El cantante británico se confesó fanático de todos sus colaboradores. La gama de sonidos va desde Eminem y 50 Cent, a Camila Cabello, Travis Scott, Skrillex, Bruno Mars y varios más: kilómetros distan de la balada de Sheeran a todos estos referentes de sus géneros. ¿Qué hay entonces? ¿Canciones creadas en una suerte de epifanía musical, como fruto de un intercambio por amor al arte? ¿O una respuesta obligada a una interfaz que va rotando sus mercancías como quien cambia de lugar las latas de atún en el supermercado?
Madonna - Maluma, J. Balvin -Marcelo Cantero, J. Balvin - Rosalía, J. Balvin - Beyoncé. Llegar a las pistas de baile suma bastante. Crear estas canciones pasa por subir el ritmo y agradar al oído desnudo. Haberle dedicado una carrera al rock, al hip hop o al folk, no es excusa para no probarse otro look. El género urbano, al parecer, impuso su moda y le tocó en concordancia a las nuevas formas de consumo: despistadas de todo prejuicio, abiertas a crear según los mandatos del mundo on demand.
