Llega a la cita con un leve retraso y una excusa: se detuvo unos minutos en un expendio de café para traer el desayuno a este cronista y al fotógrafo. La marca la lleva donde va; su gentileza camina de la mano con su metro ochenta de estatura y una voz que comienza a marcar que la adolescencia empieza a quedar atrás. Su historia inicia mucho antes de su nacimiento. "Muchas veces iba a entrenar solo para que él fuera", cuenta su papá Claudio, quien jugó en el León y desde hace tiempo despunta el vicio en un equipo amateur. Allí nació un amor que hoy se mantiene intacto y que busca sus sueños lejos de Argentina: el de su hijo Farid Sar Sar y la redonda.
El joven, nacido en San Martín, hizo inferiores en el Chacarero y luego dio el salto a Gimnasia. Sin embargo, el punto final a la secundaria significó algo más: la chance de estudiar en los Estados Unidos, donde además juega al fútbol en la Universidad Johnson & Wales (Miami) mientras sueña con convertirse en jugador profesional. "Estoy en mi primer año; llevo seis meses. Es mi segundo trimestre y mi carrera es Sport Entertaiment, Events & Management", dice mientras posa para las fotos.
-¿Cómo inicia esta locura que hoy te tiene estudiando y jugando lejos de Mendoza?
-Inició hace dos años atrás, cuando terminé el secundario. Me ofrecieron la posibilidad de irme; conocí a un uruguayo que estudiaba y comencé a tomar contacto con universidades. Me hicieron estudiar inglés y lo terminé aplicando para la universidad y para jugar ahí.
-Antes estuviste en la Universidad de Tampa...
-Si, estuve estudiando inglés y buscando aplicar a una universidad ahí, pero no se dio por un tema de la nota de inglés. Ahí llega el llamado de un técnico de la Universidad de Miami y decidí viajar.
-¿Y con qué te encontraste a tu llegada?
-Un mundo absolutamente diferente, en todo sentido. Me hice amigos norteamericanos y argentinos; hay gente de todos lados. Y hay algo a lo que no estaba acostumbrado: terminar de jugar un partido y tener que irme a estudiar porque tenía que rendir al otro día. Además de recibir órdenes del entrenador en inglés (risas). Me costó pero ya me estoy acostumbrando y está buenísimo.
-Es una ciudad copada por los sudamericanos...
-Si, y está buenísimo porque tenés muchas culturas diferentes, mezcladas con todo lo que significan los Estados Unidos.
-Son tus primeros seis meses allá y jugaste más de lo que esperabas...
-La verdad que si; jugué todos los partidos. No es habitual que los freshman, como se le dice a los nuevos, jueguen tanto. Lo hice en una posición donde no estaba acostumbrado a jugar, pero me dieron la confianza para hacerlo y la verdad es que me siento feliz por todo lo vivido en estos meses.
-Pasaste de jugar de volante a zaguero central...
-Si, por una necesidad del equipo. Lo hice durante casi todo el torneo ahí, aunque creo que mi posición natural es la de volante central.
-¿Cuáles son las expectativas para este comienzo de año?
-Estuve en contacto con un club, porque el torneo universitario dura un semestre. Ahí podés conseguir un club para jugar y seguir con ritmo. Y después, en lo académico, seguir sacando materias con el ritmo que tuve este primer semestre.
-¿Cómo es el sistema allá?
-Vos tenés los cuatro años de carrera, donde jugás paralelamente a un deporte que tenga la universidad; en mi caso el fútbol. Una vez terminado, clubes de la MSL (Major League Soccer) o de la USL (United Soccer League), que es la Segunda División, van en busca de talentos jóvenes y muchas veces los estudiantes van a esos equipos. La ventaja que tienen con respecto a nosotros es que allá, con 22 años, podés ser un jugador profesional y contar con un título.
-¿Cuál es la diferencia principal entre el fútbol de allá y el argentino?
-Las hay en cuanto a infraestructura y en el juego veo diferencias en lo técnico. Es un fútbol más físico, de mucho roce y menos técnica.
-¿Y en cuánto a lo táctico?
-Hacen mucho hincapié en ese aspecto, pero es un fútbol diferente. No existe la viveza criolla que nosotros tenemos para sacar un segundo de ventaja como puede ser usar un brazo. Eso por ahí rompe la táctica que ellos tienen. El sudamericano allá se destaca por esas cosas.
-¿Cómo está armado el fútbol universitario allá?
-Nosotros disputamos un torneo del que participan todas las universidades. Después tenés un torneo del que participan clubes y academias, que vendrían a ser las inferiores nuestras.
-Es prácticamente una vida profesional la que llevas, incluyendo viajes para jugar de hasta 14 horas en colectivo...
-Sí, son distancias largas a veces. Eso es a lo que uno no estaba acostumbrado. Por ejemplo, me tocó viajar un viernes y quedar concentrado para jugar el sábado. Luego vuelta y levantarme el domingo a estudiar o hacer una tarea. Y el lunes volver arrancar con las clases. Sin dudas, eso te mantiene activo.
-Más allá del deseo de terminar una carrera, te empuja el deseo de jugar de forma profesional...
-Totalmente. Me fui a los Estados Unidos con la intención de ser futbolista profesional o al menos intentarlo. Y mientras eso sucede, estoy obteniendo algo importante como una carrera univesitaria y aprendiendo un idioma nuevo.
-¿Cómo es la rutina cuando no estás jugando?
-Curso de 8 a 12.30; almuerzo en el campus y luego voy a entrenar. A veces lo hago solo y otras me acompaña un arquero. Luego es tiempo del gimnasio y después la vuelta a casa.
-¿Extrañás la familia?
-Mucho. Sobre todo el comer juntos, los amigos, los asados, la novia... Todo se extraña.
-¿Y cómo termina esta historia?
-¡De la mejor manera! (Sonríe) En lo académico con el título y pensando en hacer un Máster en Gerenciamiento Deportivo y en lo futbolístico jugando profesionalmente en los Estados Unidos, que es lo que más deseo.
El doble cinco que duró sólo siete minutos
"Nos tocó enfrentar al peor equipo de la zona y el entrenador me dijo si quería jugar de doble cinco, un poco más adelantado, especulando con que no íbamos a tener tantas complicaciones defensivas. Yo en Gimnasia había jugado algunos partidos como enganche y dije que sí. La posición me duró poco: un compañero falló, nos convirtieron el primer gol y el técnico me mandó inmediatamente de nuevo a la defensa. Duró siete minutos el experimento (risas)".
Perfil
Nombre y Apellido: Farid Danilo Sar Sar Cairo
Edad: 20 años.
Papás: Claudio y Zelmira.
Hermana: Sasha.
Hincha de: San Lorenzo de Almagro.
Posición: Volante central.
Pierna hábil: derecha.
Clubes: Atlético Club San Martín y Gimnasia y Esgrima.
Un ídolo: "Mi viejo".