Luego de que los rugbiers fueran imputados tras el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell el pasado 18 de enero, la tensión crece en Zárate. Es por ello que los familiares de los acusados han decidido abandonar sus trabajos, cerrar las redes sociales, no hablar con nadie y hasta darle la baja a los teléfonos fijos para que nadie los contacte.
Las familias de Juan Guarino y Alejo Milanesi, los dos liberados por falta de certeza en las pruebas recolectadas, se refugian en sus barrios privados a la espera del proceso, mientras que a los pares de los demás imputados ya no se los ve en los lugares que frecuentaban.
Muchos familiares dieron de baja sus teléfonos fijos, mientras que los timbres de gran parte de sus domicilios tampoco funcionan porque fueron arrancados y pegados con cinta. Además, las persianas permanecen bajas.
Según informó Clarín, Rosalía Zárate, la madre de Máximo Thomsen, renunció a su cargo como funcionaria municipal, pero los vecinos desconfían que haya abandonado del todo su puesto en la Secretaría de Obras Públicas y estiman que trabaja desde su casa hasta que la situación se normalice.
Por otra parte, la familia Pertossi cerró sus talleres de autos y motos. Al parecer el padre arregló una indemnización con la empresa Toyota para renunciar a su cargo.
Zárate se encuentra atravesado por una dicotomía, por una parte el silencio de las familias golpeadas por lo ocurrido que prefieren llamarse al silencio antes de salir a explicar lo inexplicable y por el otro lado el enojo, la furia y el malestar de los vecinos que se han manifestado en contra de los rugbiers dando absolutamente todo su apoyo a la familia de Fernando Báez Sosa.