La familia de Santiago Maldonado afirmó anoche que no se puede confirmar que el cuerpo hallado el martes en el río Chubut sea del joven desaparecido hasta someterlo a una autopsia y deslizó que el cadáver “pudo haber sido plantado”.
"Yo no puedo asegurarlo, pero intuitivamente pienso que sí (fue 'plantado')", respondió Sergio, hermano de Santiago, en una conferencia de prensa junto a su esposa, Andrea Antico, y a la abogada de la familia, Verónica Heredia, en Esquel.
El hermano del desaparecido insistió: “Es muy raro que se haya encontrado el cuerpo ahí cuando nosotros hemos pasado por esos lugares y no había nada. Queremos saber la verdad".
Heredia expresó que “no se entiende por qué en los otros cuatro rastrillajes no se encontró nada” y aseguró que una de las preguntas que se hace la familia es por qué el cuerpo apareció 300 metros río arriba de donde había desaparecido el joven artesano.
Dudas y reproches
La abogada aseguró que “quien privó de la libertad a Santiago fue la Gendarmería y a partir de allí se ocultó información” y Antico añadió que “desde el primer día hubo mentiras y hostigamientos contra la familia”, por lo que exigió respeto.
“Tuvimos que estar ocho horas al lado de un cuerpo que estaba flotando, fue muy duro; somos seres humanos. Yo hasta estar 100% seguro no voy a decir si es o no es Santiago. Yo lo voy a seguir buscando”, sentenció el hermano.
Alejandro Inchaurregui, perito de la familia, confirmó que estaba el DNI de Santiago en la ropa del cuerpo encontrado, pero aclaró que eso “no significa de ninguna manera” que el cadáver pertenezca al joven.
Explicó también que el traslado del cuerpo desde el río hasta la morgue de Esquel “se hizo en condiciones no ideales pero bastante propicias” y aclaró que el cadáver en ningún momento se peritó.
El cuerpo será sometido a una autopsia en la morgue de la Corte Suprema de Justicia en Buenos Aires con la que se confirmará si se trata de Maldonado y las causas de la muerte.
El juez de la causa, Gustavo Lleral y la fiscal Silvina Ávila, quienes guardaron fuerte hermetismo el miércoles, dieron participación a la familia del joven artesano en todo el proceso de conservación del cadáver.
Una gran conmoción social y política generaba la posibilidad concreta de que se trate de Maldonado, de 28 años, al que se lo vio por última vez el 1 de agosto en Resistencia de Cushamen, al noroeste de la provincia de Chubut.
Ese día, Maldonado participaba de una protesta por tierras de pobladores mapuches de la comunidad Pu Lof en la ruta 40 y a la vera del río Chubut, cuando la Gendarmería avanzó sobre los manifestantes para desalojar la zona.
Tras 79 días de misterio y ante la consternación, hubo ayer incidentes y tensión en la fiscalía de Esquel cuando un grupo de personas intentó ingresar por la fuerza al edificio donde se encontraba Lleral y fue frenado por la Policía.
El hallazgo del cadáver en un tramo del río, que ya había sido rastrillado cuatro veces, cambió el estado de las cosas y abrió un mar de dudas y sospechas, dado que estaba 300 metros río arriba del epicentro del conflicto del 1 de agosto.
En el centro porteño, unos 200 manifestantes identificados con el MST, Resistencia Popular, Convergencia Socialista y el Nuevo Más marcharon sin la participación de los organismos de derechos humanos que optaron por respetar el pedido de la familia Maldonado por aguardar la autopsia. En Mendoza, un centenar de personas marcharon por las calles céntricas.
Por las características del cuerpo en avanzado estado de descomposición, la ropa celeste -similar a la que llevaba Maldonado- y el DNI, la principal hipótesis señala que se trata del joven artesano.
Fuentes judiciales confirmaron a este diario que los médicos forenses que harán la autopsia -que demandará hasta 12 horas de trabajo sobre el cuerpo por el avanzado estado de descomposición- son Roberto Cohen, Cristina Bustos y Jorge Herbstein.
La fiscal Ávila solicitó la autopsia en el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema con la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y todas las partes del proceso, incluso la Gendarmería.
Ávila requirió así al juez que autorice la participación en la autopsia de peritos de parte de “las cinco querellas y el único imputado de la fuerza sospechado (el gendarme Emmanuel Echazú)”.
Según entiende la fiscal, si no participan todos los interesados en la causa, quedaría abierta la posibilidad de que se deba reordenarla, con el desgaste, incertidumbre y el sufrimiento que implicaría eso a los familiares de la víctima. Incluso se daría lugar a impugnaciones o cuestionamientos.
Ante una causa de tal envergadura criminal -con eventuales repercusiones políticas en el Gobierno- Ávila busca que no se repita lo ocurrido con la primera autopsia del cuerpo del fiscal Alberto Nisman, que se hizo sin la presencia de la querella (Sandra Arroyo Salgado) por lo que tras más de 32 meses no hay consenso sobre si fue suicidio u homicidio.
El Ministerio Público Fiscal propuso la participación en todo el proceso del EAAF para resguardar la cadena de custodia. Este medio se comunicó con la EAAF, pero declinaron realizar declaraciones. Maco Somigliana y Luis Bosio, peritos de este prestigioso equipo con actividad en toda América Latina, viajaron a Esquel para sumarse a la preservación del cadáver.
Respecto de la pericia, se requirió que se cumpla con los puntos previstos en el “Protocolo Modelo para la Investigación legal de Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias y Sumarias” de la Organización de las Naciones Unidas, más conocido como Protocolo de Minnesota.
El uso de este protocolo en los países de la ONU permite resolver casos potencialmente controvertidos para poner fin a la especulación sobre muerte sospechosa.
