El programa de Precios Cuidados es un compromiso del Gobierno nacional, las empresas comercializadoras, los distribuidores y sus principales proveedores para lograr precios flexibles y moderados durante el año en curso. El plan busca brindar previsibilidad, estabilidad y transparencia en el proceso de formación de precios, algo que interesa mucho en los hogares argentinos, especialmente en la clase media y en los niveles más carentes de la sociedad.
El plan tiene aplicación en Mendoza pero no son muchos los establecimientos que se han adherido. Tampoco en el rubro de los minoristas tiene peso, por ahora. El lanzamiento, dentro del programa, de la “Red Federal de Comercios de Proximidad” (Comprar), puede resultar interesante, pero por ahora cuenta con apenas 130 comercios adheridos de los casi 8.000 que funcionan en Mendoza. Es muy poco lo que se puede hacer con un universo tan reducido de bocas de expendio, ya que mucha gente se abastece en comercios chicos, barriales, donde por ahora no se aplica esta alternativa ideada por el Ministerio de Economía de la Nación.
El lector reconocerá esta falencia porque, por el momento, en las grandes estructuras barriales del Gran Mendoza y de otras zonas de la provincia no se encuentran los carteles que indiquen que un determinado negocio está adherido a la operatoria.
Es uno de los problemas que se observan por el momento, mientras persiste la consideración de que el programa es un aceptable intento por fijar precios de referencia y moldear una cultura de cuidar el salario, aunque sin alcanzar a conformar una herramienta para combatir la inflación, como lo han afirmado varios economistas.
Es más, hay quejas de algunas ligas de defensa de los consumidores que sostienen que el acuerdo no funciona a favor de los compradores y sí para dar lugar a subas en los valores de productos más baratos al momento de la firma de Precios Cuidados. En todo caso, esta posición es tema de debate.
Otra instancia en la que deben poner atención las autoridades, además del imprescindible incremento de los negocios plegados al sistema en la provincia, es comprobar los posibles faltantes de artículos de primera necesidad, incluidos en los listados.
Entonces, como tarea pendiente queda solucionar los faltantes de productos que se observan en varios supermercados y también que los artículos estén fácilmente identificados en las góndolas. Asimismo, se debe exigir que los productos que se comercialicen dentro de este segmento sean de calidad, no obstante que algunos serán de primeras marcas y otros de segundas marcas.
Resultaría positivo que los consumidores, si creen en esta programación para cuidar los precios y piensen que se puede mejorar, denuncien los incumplimientos (faltante de productos, que estén mal señalizados o con precios no pactados). Sin embargo, mientras no se adopten medidas económicas más de fondo, este programa no pasará -en el mejor de los casos- de ser un mero paliativo.
