Un conflicto por la posesión de un terreno de ocho hectáreas ubicado junto al pueblo de Chapanay, a unos 15 km al norte de la ciudad de San Martín, tiene enfrentado desde hace tiempo a un grupo de familias que aseguran tener derechos sobre las tierras.
La semana pasada, la Justicia había ordenado un desalojo del lugar pero la medida fue suspendida y ahora, el juez que lleva adelante la causa, ha pedido a las partes que acerquen pruebas y documentación, para determinar quién tiene razón.
"Estos terrenos eran de don Blas Bonanno, un hombre que era dueño de medio Chapanay. En su momento, donó este lugar para que construyeran sus casas los vecinos de la zona. Llevamos años tramitando que aquí se levante un barrio pero no hemos tenido suerte. Es por eso que la gente se cansó de esperar y comenzó a hacer su casa", dice Juana Valdez, presidenta de la unión vecinal Bonanno: "Hay gente que empezó a construir su casita hace tres años y otros que se están acomodando ahora. Lo que nos une es que no tenemos vivienda propia, que no tenemos terreno en otro lugar y que no nos han hecho el barrio".
Por ahora las casas son 13, aunque se están levantando otras más en el lugar y es probable que este fin de semana sumen 20; hay algunas de material y otras mucho más precarias, sólo de palos y nylon. Entre los mismos vecinos se dan una mano y, según Juana Valdez, en la unión vecinal hay 89 familias, la mayoría de ellas formadas por madres solteras.
"Al terreno ya lo hemos loteado. Cada familia tiene su pedazo y muchos ya lo están ocupando. Yo misma empiezo a construir ahora porque en la finca que estoy ya no me puedo quedar". Valdez repite más de una vez que "los vecinos no han pagado un solo peso porque esto fue una donación. Acá la gente sólo paga una cuota societaria. El problema es que nos quieren desalojar y ahora estamos todos acá, para resistir porque tenemos la documentación necesaria".
Ayer, a un costado de la casa de Paola Palacio, los vecinos cocinaban tallarines en una olla popular. Paola es mamá de tres niños y ella sola hizo de albañil y construyó su casa "con lo que saqué de la cosecha", dice la mujer, que tiene miedo a que la policía un día la saque.
Enfrentado con la unión vecinal está Miguel Rodríguez, que vive frente al predio y que asegura que por posesión veinteañal su casa y el terreno le pertenecen. "Inicié el trámite de título supletorio de mi casa y del terreno. Quiero tener la escritura de mi vivienda y al terreno lo vamos a lotear para la gente de la zona que no tiene casa".
- Pero ya hay gente viviendo allí que no tiene casa.
- Mire, esa gente está usurpando. Esa mujer (por Juana Valdez) ofrece lotes de un terreno del que no tiene papeles. Si hubiesen venido de buenas maneras nos habríamos entendido, pero mucha de esa gente no es de acá y quieren ocupar un terreno que es para otras 50 familias, que son las que me están ayudando a pagar los trámites y el abogado.
Tanto Valdez como Rodríguez se arrogan el mismo derecho para gestionar el loteo, aunque a familias distintas.
Desde el municipio subrayan lo enmarañado del asunto. "La sucesión de esos terrenos está radicada en el 1º Juzgado Civil y sin movimiento desde hace años. Hemos pedido desarchivar el expediente pero no lo hemos conseguido", comentó el secretario de Gobierno, Oscar González: "No sabemos quiénes son los herederos de esas tierras y es cierto que don Bonanno quiso hacer una donación al municipio para hacer viviendas, pero el trámite nunca se terminó porque faltó una firma".
La Primera Cámara del Crimen es la que tiene el expediente por usurpación iniciado por Rodríguez. En los próximos días se citará a las partes para que aporten documentación y a partir de allí la Justicia decidirá si avanza con el desalojo o si la unión vecinal tiene razón, si se puede llegar a algún tipo de mediación o incluso, si el caso termina en un juicio oral y público.