Dos falsos corredores de bolsa van a juicio por estafar a jubilados

Los acusados se habrían quedado con dos millones de pesos en bonos Consolidación. Atendían en una oficina en el edificio de la Bolsa de Comercio, traspasaron los títulos a otra empresa familiar y luego quebraron.

Dos falsos corredores de bolsa van a juicio por estafar a jubilados
Dos falsos corredores de bolsa van a juicio por estafar a jubilados

Dos falsos corredores de la Bolsa de Mendoza están a punto de enfrentar un juicio por estafa. Se trata de Agustín de la Reta y René García Arjona, que se habrían quedado con una importante cantidad de bonos que pertenecen a militares jubilados.

Veinticinco denuncias han prosperado, pero serían varios más los afectados. Cada uno de los inversionistas les entregó entre 35.000 y 50.000 bonos Consolidación cuyo valor unitario hoy es de 1,96 pesos, lo que hace una suma total cercana a los 2 millones de pesos.

Los bonos en cuestión vencen en 2014 y nadie sabe dónde están: el Mercado de Valores de Buenos Aires les perdió el rastro en 2009.

Daniel Carniello, el fiscal especial que lideró la investigación contra los falsos corredores, acaba de elevar la causa a juicio, imputándole a De la Reta y a García el delito de defraudación por administración fraudulenta, en 25 casos.

Los sospechosos se hicieron pasar por agentes de bolsa -tenían una empresa (Sudinversora) con oficinas en la Bolsa de Comercio- y les hicieron firmar a los jubilados un poder para poder "negociar" los bonos.
 
Pero habrían terminado vendiéndolos, previo transferirlos a DYM Inversora, una empresa que pertenece a la familia de De la Reta. Algunos afectados llegaron a cobrar parte de los bonos.

El presunto engaño

A principios de 2008, el ministerio de Economía le entregó a un grupo de militares jubilados mendocinos bonos de Consolidación Sexta serie PR12 y PR13 para cancelar diferencias salariales.

Este pago se hizo en Buenos Aires y los bonos fueron depositados, a nombre de los militares, en cuentas corrientes abiertas por un agente autorizado que trabajaba para Maxinta Valores SA.

Marcelo Fuenzalida, de Maxinta, les explicó a los militares que podían disponer de sus bonos en su provincia, si los transferían -tal como indica la ley- a través de un agente de bolsa local. Les recomendó a René García, de Sudinversora SA, una empresa mendocina propiedad de García y Agustín de la Reta.

García dijo ser un agente de bolsa pero en realidad no tenía ese status.

Los militares, al momento de contratarlo no dudaron: García los atendió en las oficinas de Sudinversora, ubicadas en el quinto piso de la Bolsa de Valores, y les prometió la custodia, inversión y reembolso de los bonos en cuestión.

Aceptado el trato, García realizó las transferencias correspondientes, previo hacerles firmar algunos documentos en una escribanía. La idea era que los agentes de bolsa "movieran" las acciones en el mercado y obtuvieran beneficios para sus clientes y para ellos mismos.

Tiempo después, los desprevenidos inversionistas fueron a ver cómo iba el negocio y se encontraron que las oficinas de Sudinversora estaban cerradas; en la puerta había un cartel que decía: "Dirigirse a Espejo 126 y ver al doctor Soler", un abogado que les propuso pagarles una cantidad de dinero mucho más baja a la prometida.

Los militares no aceptaron; trataron del ubicar a García, el  falso agente de bolsa, pero no lo encontraron.

Y al sentirse estafados, denunciaron el asunto al fiscal especial Daniel Carniello, sin saber aún que los bonos se habían vendido.

Desvíos de dinero

La investigación judicial tuvo un gran avance cuando declaró Juan Valdemorros, un empleado de Sudinversora que abandonó su trabajo ante el presunto desmanejo de la empresa por parte de sus dueños.

El hombre explicó "la cocina" del negocio: cuando García y De la Reta comenzaron a "mover" los bonos de los militares el Mercado de Valores no se los permitió porque no estaban autorizados.

Por eso comenzaron a negociarlos  a través de DYM Inversora SA, empresa que pertenece Jorge Ricardo de la Reta, a Jorge Ignacio y María Cruz de la Reta, padre y hermanos de Agustín, respectivamente. Por ese entonces, según el testigo, Sudinversora era un "descontrol": De la Reta manejaba  los pagos por teléfono y García habría evadido los pagos a los jubilados, aun teniendo dinero en la mano.

El dinero que ingresaba, según le habría dicho el mismo García, se desviaba para solventar otros negocios; algunas financieras de Jorge y Flavia García (hijos de René), una planta de alimento celular y una planta de prótesis dentales de Buenos Aires.

Cuenta el ex empleado que habría visto a García moviendo grandes cantidades de dinero en un maletín en horarios de cierre. Los maletines con dinero suelen resultar sospechosos, y terminaron de convencer al empleado para cambiar de trabajo.

Todo queda en familia

El propio de la Reta declaró ante el fiscal Carniello que, a fines de 2009 presentó a Sudinversora en concurso preventivo; los problemas de iliquidez -afirmó- comenzaron  con la crisis de Estados Unidos en 2008, que produjo una baja en los bonos.

Además, algunos negocios no habían funcionado bien, como el de las prótesis dentales, cuyo director suplente era Federico de la Reta, su hermano: todo queda en familia.

Para el fiscal, los "negocios" que hacían De la Reta y García en su financiera estaban destinados a "solventar" emprendimientos familiares.

Por su parte, García declaró ante el fiscal que algunos clientes creían que era agente de bolsa y que tuvieron voluntad de pago.

Hugo Borgia, gerente de la Caja de Valores, declaró que Sudinversora no estaba autorizada a negociar bonos y que la Comisión Nacional de Valores había mandado un alerta a nivel nacional sobre entidades (entre ellas Sudinversora) que estarían haciendo operaciones no autorizadas por la ley.

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