El virus del sida se cobró un millón de vidas en 2016, casi la mitad desde el pico de 1,9 millones alcanzado en 2005, anunció ayer la ONU en un informe anual, en el que afirma que se ha dado un "giro decisivo".
Más de la mitad de las personas infectadas en el mundo reciben tratamiento y el número de nuevas infecciones por el HIV está en baja, aunque a un ritmo aún demasiado lento para frenar la epidemia, según datos dados a conocer antes de la inauguración el domingo en París de una conferencia internacional sobre el sida.
“El número de muertes relacionadas con el sida pasó de 1,9 millones en 2005 a 1 millón en 2016”, señaló Onusida, el programa de coordinación de la ONU contra el sida, en su informe anual sobre la epidemia.
Este avance se explica en gran parte por una mejor difusión del tratamiento antirretroviral.
“En 2016, 19,5 millones de personas, entre las 36,7 millones que viven con HIV, tenían acceso a tratamiento”, es decir más del 53%, según datos divulgados por el organismo.
“Nuestros esfuerzos han rendido”, dijo Michel Sidibé, director ejecutivo de Onusida, citado en el informe.
“Pero nuestra lucha por poner fin al sida apenas empieza. Vivimos tiempos difíciles y los progresos logrados pueden borrarse fácilmente”, advirtió.
Cada 17 segundos
En total, 1,8 millones de personas se infectaron el año pasado, lo que equivale a una contaminación cada 17 segundos en promedio.
Esta cifra registra una caída constante año tras año (a excepción de un ligero aumento en 2014). En 1997 se había alcanzado la cifra récord de 2,5 millones de nuevas infecciones.
No obstante, el ritmo sigue siendo demasiado lento para erradicar la epidemia y llegar al objetivo de 550.000 nuevas contaminaciones que se impuso la ONU para 2020.
Desde el inicio de la epidemia a principios de los años 1980, unos 76,1 millones de personas han contraído el HIV y 35 millones de personas han muerto, el equivalente a la población de un país como Canadá.
No existe aún una vacuna contra el HIV o un medicamento que cure el sida. Las personas seropositivas deben seguir un tratamiento con antirretrovirales durante toda su vida para impedir que el virus se propague.
Estos tratamientos son costosos y tienen efectos secundarios, pero en definitiva han mejorado el estado de salud de los seropositivos y alargado su esperanza de vida.
Si no reciben tratamiento, las personas infectadas desarrollan el sida, lo que debilita el sistema inmunológico y las expone a infecciones.
La tuberculosis seguía siendo en 2016 la principal causa de muerte de las personas con el virus del HIV.
En América Latina, el número de muertes relacionadas con el virus del sida disminuyó un 12% entre los años 2010 y 2016.
Este “progreso significativo” se explica gracias una mayor cobertura de tratamientos antirretrovirales que en 2016 llegó al 58% de las personas infectadas.
El año pasado, 36.000 personas fallecieron en la región a causa de enfermedades asociadas al sida.
En total, 1,8 millones de personas vivían con HIV en América Latina en 2016. Las nuevas infecciones se mantuvieron estables desde 2010 con cerca de 100.000 casos por año.
Además de América Latina, la región del mundo que más progresos ha realizado es África austral y oriental, donde viven más de la mitad de seropositivos del mundo.
Las muertes relacionadas con el sida en esa región del mundo cayeron un 42% desde 2010 y las nuevas infecciones un 29%.
En Argentina, una cepa del virus resiste más a drogas
En Argentina, más del 10 por ciento de las personas que realizan tratamiento contra el HIV tiene una cepa del virus resistente a alguna de las drogas más utilizadas -lo que sucede también en Guatemala, Nicaragua, Zimbabwe, Namibia y Uganda-, según el informe presentado ayer por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advierte que en esos casos se necesita “revisar urgente los programas de tratamiento”.
El informe sobre la resistencia a los medicamentos contra el HIV de la OMS de este año se basó en una encuesta realizada en 11 países, de los cuales los 6 mencionados superan el 10 por ciento y en los restantes 5 -Brasil, Colombia, México, Camerún y Mianmar-, los resultados fueron iguales o menores al 10 por ciento.
“La resistencia antimicrobiana a los medicamentos es un desafío creciente para la salud global y el desarrollo sostenible”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien destacó la necesidad de “abordar los crecientes niveles de resistencia a los fármacos contra el HIV si queremos alcanzar el objetivo mundial de poner fin al sida para 2030”.
“Cuando se comienza a tratar a la población con determinadas drogas es normal que en el tiempo comience a generarse resistencia. Eso sucede, por ejemplo, con los antibióticos. Y la causa tiene que ver con lo que nosotros denominamos ‘mala adherencia’, esto es, la forma en la que el paciente toma la medicación, si lo hace tal cual se le prescribe, saltea tomas o interrumpe temporariamente”, explicó sobre el informe Omar Sued, Director del Área de Investigaciones Clínicas de la Fundación Huésped.
Sued explicó que el informe apunta principalmente a la resistencia a la “efavirenz”, una droga utilizada como primera opción de tratamiento.
Télam