El exdictador boliviano Luis García Meza, que cumplía una sentencia a 30 años de cárcel por delitos cometidos tras el golpe militar que lo llevó al poder en 1980, falleció el domingo a los 88 años, informó su abogado.
"El general Luis García Meza ha fallecido (...) a causa de un paro cardíaco y respiratorio", informó a la prensa local el jurista Frank Campero.
El militar, muy delicado de salud, había sufrido tres infartos previos en el hospital de las Fuerzas Armadas, Cossmil, donde pasó más de diez años de su condena de 30 años de cárcel, explicó Campero.
Con la muerte de García Meza "hemos perdido información muy valiosa para esclarecer los delitos de lesa humanidad y terminar con la impunidad y privilegios que él mismo tuvo", dijo el representante de la Plataforma de Luchadores Sociales Contra la Impunidad, Julio Llanos.
En 13 meses de régimen sanguinario se produjeron una treintena de asesinatos confirmados y un centenar de desapariciones que siguen sin esclarecerse.
El 15 de enero de 1981, en Sopocachi, un barrio de La Paz, fueron torturados y asesinados ocho dirigentes del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria por un grupo de paramilitares. Solo se salvó Gloria Ardaya, escondida debajo de una cama.
Los 13 meses de gobierno de García Meza no sólo se caracterizaron por la violenta represión contra la oposición de izquierda, sino también por la corrupción y el narcotráfico.
"íLamentamos que no se haya hecho JUSTICIA! Se fue en la total impunidad", señala la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) en Facebook.
Para Asofamd, García Meza "murió protegido por el Ejército, amparado y cuidado en Cossmil", el hospital militar.
El abogado reveló que su cliente dejó en 2009 escritas dos cartas, una dirigida a su familia y otra al país, y que incluso su contenido fue grabado por los periodistas Carlos Mesa (expresidente boliviano) y Mario Espinoza.
"El general (García Meza) el 2009 hizo un documental para Carlos Mesa y Mario Espinoza, ellos firmaron un contrato de embargo, se comprometieron a no dar a conocer ese video hasta que muera", acotó Campero.
"En conclusión y en un resumen de toda la nota que ha dejado a la opinión pública, se establece que él no mató, no robó a su país", dijo, adelantando parte del contenido.
García Meza dirigió un golpe militar en 1980, casi en las postrimerías de regímenes militares de derecha que habían comenzado dos décadas antes en la región, y estuvo en el poder entre el 17 de julio de 1980 y el 4 de agosto de 1981.
El día de la asonada fallecieron dirigentes políticos como el periodista, historiador y líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, cuyo cuerpo nunca fue hallado.
En abril de 1993 fue condenado a 30 años de prisión, junto con el exministro del Interior, Luis Arce Gómez, pero escapó y fue capturado en Brasil en marzo de 1995 y extraditado a Bolivia, donde fue ingresado a un penal de alta seguridad.
Junto al dictador (1971-1978) y también presidente de derecho (1997-2001), Hugo Banzer, García Meza fue considerado el dictador militar más sanguinario del siglo XX boliviano.
Cuando había cumplido 24 años de reclusión en la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro, García Mesa había solicitado un indulto y un recorte de su pena, que concluía en 2025.
Incluso en abril de 2015 ofreció revelar los nombres de prominentes empresarios que apoyaron su golpe militar, por lo que fue citado entonces por la Fiscalía, aunque por errores procedimentales no se llevó a cabo la confesión.
Por su parte, la justicia italiana condenó a cadena perpetua en enero de 2017 a ocho ocho militares y civiles de Perú, Boliva, Chile y Uruguay, entre los que se encontraban García Meza y Arce Gómez, por la desaparición de 40 opositores en el marco del Plan Cóndor que las dictaduras del Cono Sur pergeñaron en los años de 1970 y 1980 para acabar con la oposición de izquierda.
Conocido como el "ministro de la cocaína", Arce Gómez, purgó inicialmente condena en Estados Unidos por tráfico de estupefacientes hasta 2009, año en que fue enviado a la cárcel de Chonchocoro, en el altiplano de La Paz, también condenado a 30 años, la pena máxima en Bolivia.