Un informe que revela más de 1.500 problemas en el reactor de investigación más importante de Israel ha puesto de nuevo sobre la mesa el secretismo de las autoridades sobre su arsenal nuclear.
Israel es la única potencia con armamento nuclear en Oriente Medio, aunque nunca lo ha reconocido ante la comunidad internacional.
El diario Haaretz reveló el martes un estudio que alertó sobre los defectos del reactor nulear de Dimona, en el desierto de Negev, situado en el sur del país. Esos problemas, en una central que fue construida hace décadas, no son graves, y el riesgo de un accidente nuclear es mínimo, asegura el informe. Pero la revelación renueva el debate sobre si Israel debe construir un nuevo centro de investigaciones y reconocer por fin que tiene armas nucleares.
Según cálculos del estadounidense Instituto para la Ciencia y Seguridad Internacional, Israel posee 115 cabezas nucleares, aunque se opone a que Irán también desarrolle armas atómicas.
El primer ministro Benjamin Netanyahu es uno de los más feroces críticos del acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales que fue implementado en enero.
Oficialmente, Dimona es una planta de investigación y suministro energético. Pero en los años 1980 un ex empleado en el centro, Mordechai Vanunu, aseguró a un diario británico que en Dimona también se crearon armas nucleares. Vanunu fue condenado a 18 años de cárcel por esas revelaciones.
Vida útil al límite
El corazón del reactor de Dimona fue suministrado por Francia a finales de los años 1950 y entró en funcionamiento pocos años después.
Normalmente, ese tipo de reactores, de corazón de aluminio, dura unos 40 años, aunque con modificaciones pueden prolongarse.
Uzi Even, un profesor de Química de la universidad de Tel Aviv que estuvo involucrado en la creación del reactor, está preocupado por la seguridad del sitio y lleva una década haciendo campaña para que lo desmantelen, sin éxito. “Es uno de los reactores más viejos que aún opera en el mundo” dijo.
Michal Rozin, diputada del partido de izquierda Meretz, pidió también una amplia revisión de la política nuclear del país. “El reactor nuclear no está bajo ningún otro control excepto la Comision de Energía Atómica de Israel”, explicó Rozin en una carta al comité parlamentario de Relaciones Exteriores y de Defensa. “No necesitamos esperar un desastre para cambiar”, añadió.
La Comisión de Energía Atómica de Israel aseguró que el país cuenta con “los más altos estándares internacionales” de seguridad, y que muchos reactores pueden durar más de 40 años.
Aunque es difícil, apagar un reactor nuclear y poner en marcha otro no es imposible, explicó Arthur Motta, catedrático de Ingeniería Nuclear de la universidad de Pensilvania. “Técnicamente no es difícil” dijo. “La energía nuclear es tan densa que el volumen de un reactor que suministra energía a toda una ciudad tiene la talla de un edificio”. “Es más bien un asunto político”.
Hay numerosas razones políticas por las cuales el sitio permaneció abierto, en particular los miles de puestos de trabajo en riesgo, dijo Even.
Construir un nuevo reactor quizás obligaría también a Israel a admitir que tiene armas nucleares.